Aunque las primeras encuestas aportan información de las preferencias de las personas consultadas hacia determinadas candidaturas para las primarias de la oposición, el detalle más interesante es que, hasta el momento, el 70% de la población no muestra interés por la política.
Al hacer la observación el politólogo Piero Trepiccione, al ser entrevistado por El Impulso, manifiesta que todavía falta tiempo para que se vayan decantando las candidaturas y, desde luego, ver cómo será el comportamiento de los electores.
En este orden de ideas recomienda saber leer las encuestas y no caer en manipulaciones, porque, generalmente, la gente termina criticando a las encuestadoras, pero lo que sucede es la interpretación que se le da a la información proporcionada por las muestras que arrojan las consultas hechas por quienes hacen las investigaciones de opinión.
Según los últimos estudios de Datincorp aparecen tres candidatos por encima de diez puntos: María Corina Machado, Benjamin Rauseo y Nicolás Maduro.
Otra encuesta da como resultado que Manuel Rosales tiene una aceptación de 12% y Henrique Capriles Radonski por encima de diez. Y en otras también aparecen los personajes mencionados en orden diferente.
Todo depende de la fecha del estudio de campo, pero lo interesante de estas muestras es que comienzan a decantarse los nombres.
En un momento determinado habían muchos nombres en la palestra y de hecho todavía los hay, pero ya comienzan a perfilarse sólo algunos.
Otro detalle sumamente importante encontrado en esos estudios es que hay un 70 por ciento de la población que está desenganchada del debate político y de las candidaturas.
Todavía falta tiempo para definir quiénes se van a posicionar como las primeras opciones.
Apartando a Rosales y Capriles, que ya fueron candidatos presidenciales, es de hacer notar que Rausseo se postuló en el 2006 cuando se impuso Hugo Chávez sobre Manuel Rosales, pero él renunció dos semanas antes de las elecciones presidenciales. Sin embargo, ¿cómo ve que está figurando ahora?
No le fue bien en aquel entonces porque. El país estaba muy polarizado entre Chávez y Rosales. Pero, en esta oportunidad, en las primeras de cambio, no hay que negar que está teniendo en la opinión pública cierta aceptación, la cual no obtuvo en aquella ocasión, en la que no llegó a superar el 2 por ciento. Llama poderosamente la atención que en este momento esté por encima del diez por ciento, porque contrasta muchísimo con aquella campaña del 2006. Este no es el momento para decir ya están interviniendo los caballos y las yeguas, sino para ver quiénes tienen la fuerza suficiente de mantenerse, ir creciendo y rasguñar parte de ese 70 por ciento que está desconectado de la política y de los políticos.
¿Qué indica el hecho de que el 70% de la población electoral no se haya interesado por la política y sus dirigentes?
Que no hay narrativas que los atraigan. Las narrativas de los candidatos hasta ahora no han tenido el punch, como llaman los norteamericano, la contundencia para impactar a los electores impasibles y lograr atraer el apoyo popular. Hay que ver en las próximas semanas si los candidatos comienzan a mejorar sus narrativas y enganchar a ese electorado que está desentendido. Estos son los primeros números y la cosa se pone interesante porque comienzan a perfilarse las candidaturas, pero todavía falta mucho para enamorar a ese 70 por ciento de electores que no se ha interesado por la política.
¿Es cierto, como dice su colega Santiago Andrés Rodríguez, que la situación de ahora es parecida a la que existía en los años 90 cuando la gente estaba desencantada de los partidos y se pronunció por Chávez?
Claro, es un escenario posible donde la figura del outsider, de una figura política no tradicional, está allí. Coincido con él. Existe esa posibilidad. Existen muchos ejemplos y uno de los más interesantes ocurrió en Italia, donde el comediante Beppe Grillo con el movimiento 5 Estrellas terminó convirtiéndose en una opción política muy importante. Lo trascendente del análisis es que el clásico presidencial apenas está comenzando
Sin embargo, ya usted menciona como un hecho trascendente lo del comediante Beppe Grillo. ¿podría darse el caso de que el cansancio por las malas actuaciones de los políticos incline a la gente hacia gente del espectáculo como Rausseo, que se hizo popular como El Conde del Guácharo?
Si nos referimos al asunto de artistas, actores y gente del espectáculo no podemos dejar de mencionar al famoso fisicoculturista y luego actor Arnold Schwarzenegger, quien fue gobernador en dos períodos de California; el de Ronald Reagan, que también fue actor de Hollywood y alcanzó la presidencia de los Estados Unidos; el humorista Jimmy Morales, que fue elegido presidente de Guatemala; el cantante y actor Palito Ortega, que fue gobernador de Tucuman en Argentina; y del actor ucraniano Volodimir Zelensky, quien está resistiendo la invasión rusa.
No podemos olvidar a Irene Sáez, que fue Miss Universo y al ingresar a la política fue alcaldesa de Chacao, luego de lo cual se postuló como candidata presidencial.
Tampoco podemos dejar de recordar al pastor evangélico Godofredo Marín, a un chamarreno de Yaracuy que tenía un partido esotérico en los ochenta.
Volviendo al espectáculo, el primero que se lanzó como candidato presidencial fue Renny Ottolina.
No sabemos qué pudo haber ocurrido porque murió en un accidente en plena campaña.
¿Por qué ocurren estas candidaturas imprevistas en la política?
La farándula y la política se parecen mucho. Porque es un tema de construcción de ídolos, de influencias.