El es la protectora de una extensa área de lomas cuya cubierta es la gramínea silvestre de las sabanas. El Hada Gramínea maneja muy bien la distribución del rocío. Debe ser muy equilibrada, de modo que todas las áreas de las lomas que solamente visten la vegetación sabanera reciban el generoso rocío. Una sábana es un área cuya vegetación es tan solo gramínea. Aunque también dispersos en la sabana alzan a distancias los retorcidos árboles llamados “alcornoque.” Árboles de un poco más de dos metros de altura. Su estructura física la afecta el viento que es continuo. El alcornoque es un árbol de tronco retorcido y de escasa fronda que se levantan entre la gramínea sabanera. El rocío, pues, es la humedad fundamental para la gramínea y los alcornoques que el Hada Gramínea dispensa a toda la vegetación sabanera. Sin que por ello, en la temporada lluviosa, El Hada Gramínea se sirva de los aguaceros para que toda la sabana permanezca siempre verdecita. La característica del rocío es su constancia. Todos los amaneceres el rocío reviste la verdura de la vegetación, que con la iluminación solar, adquiere una sugestiva impresión de brillantes. Las delgadísimas hojas de la gramínea, como transparentes cristales, reciben su buena dosis de menudas gotitas que proyectan luminiscencia.
El Hada Gramínea es la responsable de que la sabana permanezca siempre verde y que no se observen hojas secas. No es posible conseguir en la sabana que historiamos las menudas hojas secas. El Hada Gramínea mantiene verde el revestimiento de las lomas de la sabana. El rocío constante mantiene la vida de toda vegetación sabanera. Y ni por prolongado que sea el verano la humedad del suelo deja de mantenerse. La verdura de las hojillas de la gramínea se mantiene, gracias a la contribución de todos los factores ambientales de equilibrio que permanecen constantes en todas las épocas de año. El Hada Gramínea es la encargada de la protección y conservación de la verdura en toda la extensión de las lomas de la sabana.
Carlos Mujica