Aún le queda mucho camino por recorrer a Venezuela, para mejorar el poder adquisitivo de su población, factor clave para impulsar el crecimiento económico y su sostenibilidad en el tiempo, asegura la firma Torino Economics, en su último análisis sobre la situación actual del país y las perspectivas en el mediano y largo plazo.
Señala que el impacto de las variaciones del tipo de cambio en los precios locales ha comprometido la capacidad del consumo privado para continuar motorizando la recuperación de la actividad económica, debido a la erosión del poder adquisitivo.
Asegura la firma que las alternativas de inversión a nivel local se reducen, en un contexto en el cual la escalada inflacionaria persiste, reduciendo las posibilidades del consumo privado para seguir motorizando el crecimiento económico.
Análisis de Torino Económics
Recientemente, Venezuela podría ilustrar la famosa dicotomía entre crecimiento económico y el bienestar común. Así, a medida que una economía crece, es posible que algunos individuos o grupos se beneficien más que otros. Por ejemplo, el crecimiento económico puede generar empleos y aumentar los ingresos, pero también puede causar desplazamientos, aumentar la desigualdad y causar daños ambientales. Por lo tanto, es importante tener en cuenta tanto el crecimiento económico como el bienestar de la ciudadanía al evaluar el desempeño de una economía y al tomar decisiones políticas.
De acuerdo con la última encuesta de ENCOVI 2022, la pobreza en Venezuela habría retrocedido durante el último año, lo que parece indicar una mejoría en las condiciones de la población si se compara con los años más recientes; sin embargo, la desigualdad de los ingresos sugiere otra historia. La referida encuesta indica que el coeficiente de Gini ha aumentado drásticamente, lo cual reafirma, como ya es bien sabido, que crecimiento y desarrollo son conceptos diferentes – si bien asociados y complementarios – y que todavía le queda mucho camino por recorrer a la nación sudamericana para mejorar el poder adquisitivo de su población, factor clave para impulsar el crecimiento económico y su sostenibilidad en el tiempo.
A pesar del “oscurantismo” que ha caracterizado a la publicación de datos oficiales, el Banco Central ha dejado en evidencia que el ritmo de crecimiento de la actividad económica en Venezuela, si bien habría alcanzado niveles significativos, se encontraría en desaceleración sobre todo a partir del segundo trimestre de 2022, cuando la política de estabilización del tipo de cambio comenzó a perder efectividad como ancla de los precios en moneda local, afectando negativamente el poder adquisitivo de la población. Así, las cifras recientemente publicadas por el Banco Central indicarían crecimientos del PIB trimestral de 2,07 % en 2021T3; 1,35%
Lo que dice la recaudación tributaria
Una variable útil para medir la recuperación de la actividad económica venezolana es la recaudación tributaria, que ha registrado un incremento significativo a lo largo del último año. Así, la recaudación ha crecido en 2022 un promedio de 86,78% equivalente a USD 4.312 millones. No obstante, es importante destacar la elevada carga fiscal en Venezuela, lo que puede convertirse en otro factor desacelerador del ritmo de recuperación. En este sentido, el enfoque de la autoridad tributaria debe dirigirse a la optimización del proceso de recaudación y así evitar el incentivo de un número cada vez mayor de empresas a desplazarse al sector informal de la economía.
¿Es posible una mejora salarial para los empleados públicos y pensionados?
Aún con el aumento registrado por los ingresos tributarios (en conjunto con el incremento de los ingresos petroleros) durante 2022, sería cuesta arriba para la Administración Maduro llevar a cabo un incremento sustancial del salario mínimo para el sector público, así como para pensionados y jubilados, y que dicha política se sostenga en el tiempo. Sin una relajación amplia de las sanciones sobre la producción petrolera, el aumento del salario mínimo implicaría que el gobierno recurra a asistencia monetaria por parte del Banco Central, lo que podría introducir presiones al mercado cambiario y a los precios locales.
Por ello, estimamos que el escenario más probable de aumento en el corto plazo ubique al salario mínimo local en un rango equivalente a USD 30 y USD 50. No obstante, en un contexto de baja productividad, escasa credibilidad en la política económica, así como en la moneda local, se hará insostenible cualquier iniciativa de incremento de ingresos por la vía de decreto, y no de la recuperación gradual de la productividad y la estabilidad de los precios.
Evolución del PIB 2023: Factores claves
Desde Torino Economics estimamos como escenario base, un crecimiento del PIB de 4,4% durante 2023, en un contexto de inflación elevada y persistente que limitaría las posibilidades del consumo privado (que aporta ¾ partes del PIB por el lado de la demanda) para sostener el crecimiento económico. Asimismo, uno de los principales desafíos continúa siendo la restricción del crédito bancario: durante 2022 registró un monto de USD 733 millones que apenas representa poco más del 1% del PIB, aunque ello signifique un aumento de 125% respecto a 2021. Vale destacar que el sector privado necesitaría un nivel de financiamiento no inferior a USD 5.000 millones.
Asimismo, la SUDEBAN ha autorizado a los bancos a otorgar créditos en moneda nacional sobre el 30% de su cartera de depósitos de libre convertibilidad. Los bancos podrán dar préstamos en moneda local a sus clientes utilizando los recursos obtenidos de captaciones de fondos en moneda extranjera, hasta un máximo del 30% de dichas captaciones (desde un 10% previo), pero no en USD, sino convertidas a VES, indexados al tipo de cambio del día. Estas divisas se ofrecerán en el mercado cambiario oficial. Esta medida pretendería cumplir un doble objetivo: aumentar el crédito bancario disponible y aumentar la disponibilidad de divisas en el mercado cambiario.
No obstante, si ocurre una depreciación del VES respecto al USD, el monto final del crédito a pagar podría incrementarse para los empresarios cuyos bienes tengan una demanda elástica, es decir, que ante cualquier variación de precio, los consumidores optarían por otros bienes. Por el contrario, si la demanda de los bienes tiene elasticidad baja o es casi inelástica (una modificación en su precio al alza o a la baja tiene un efecto mínimo sobre las cantidades demandadas), significaría que las ventas no bajarían (al menos no significativamente) por lo que la probabilidad de que la empresa pague el crédito sin ver comprometida su existencia de mercancía, es mayor. En todo caso, el riesgo cambiario implícito a las operaciones de financiamiento de forma no directa en dólares, plantea un nivel de incertidumbre y de aversión al riesgo cambiario que restaría efectividad a esta medida.
Un nuevo capítulo entre Colombia y Venezuela
El flujo comercial entre Colombia y Venezuela, antes del cierre de fronteras en 2015, registraba un promedio histórico de USD 2.300 millones, alcanzando un volumen record en 2008 de USD 7.200 millones. Alcanzar nuevamente estos niveles de integración comercial pasará por una serie de desafíos, entre los que destacan la falta de claridad sobre muchos requisitos sanitarios y aduaneros, así como la ausencia de amplios tratados comerciales bilaterales. En este sentido, el regreso a la CAN podría presentar para Venezuela una oportunidad para su reinserción en un contexto de mayor formalidad, a través de un marco normativo que dinamizaría considerablemente el intercambio bilateral con Colombia.
No obstante, un posible reingreso a la CAN implicaría también la adopción de una serie de obligaciones ante instancias tales como el Parlamento Andino, el Tribunal de Justicia de la CAN, entre las que destacan la vigencia del estado de derecho y, en particular, el respeto a las inversiones y la propiedad privada.
En cuanto al tema migratorio, un hipotético regreso a la CAN podría representar un alivio para el flujo de venezolanos que han decidido migrar a otros países andinos, dado que podrían regularizar su estatus legal de forma más expedita. Otro aspecto clave tiene que ver con los rezagos de competitividad del sector empresarial venezolano en comparación con sus pares colombianos. En este sentido, consideramos que en primera instancia la reactivación del comercio bilateral pasará por un mayor protagonismo del estado venezolano en la exportación de productos tales como el gas natural, así como en la provisión de infraestructura y logística clave para el acceso al mercado vecino. Otro factor será el posible efecto “inundación” de productos colombianos al mercado venezolano, particularmente relacionados con la industria textil y del calzado, que si bien podrían favorecer al consumidor venezolano dada la posibilidad de acceder a bienes relativamente más baratos, podría contribuir a desplazar a los productores locales.
El crecimiento del intercambio comercial con EE.UU.
El intercambio comercial entre Venezuela y Estados Unidos continuó en ascenso hasta noviembre de 2022, con un crecimiento del 24.02% respecto a 2021, lo que equivale a USD 458 millones de incremento. Entre los productos que Venezuela importa desde EE.UU. están maquinaria y equipos electrónicos, (USD 211 millones); cereales (USD) 146 millones), alimentos para animales (USD 111 millones), plásticos y derivados (USD 200 millones). En cuanto a las exportaciones desde Venezuela a EE.UU., destacan los productos alimenticios, químicos orgánicos, maquinarias y equipos electrónicos.
Vale destacar que las exportaciones de cangrejo totalizaron USD 76 millones el año pasado, un incremento de 22% en comparación con 2021. Así, Venezuela se ubica como el noveno proveedor mundial de este producto alimenticio a EE.UU. y el segundo de América Latina, detrás de Ecuador. Como consecuencia de las sanciones, la dinámica comercial entre ambas naciones se ha ajustado, permitiendo que la exportación de cangrejos sustituya al petróleo como principal producto de exportación venezolano a EE.UU., luego de un siglo de protagonismo del comercio petrolero.
El desafío central: La Inflación
La elevada sensibilidad del tipo de cambio a las variaciones de la base monetaria pone en evidencia el agotamiento del financiamiento monetario desde el Banco Central al Tesoro, factor que explica en buena medida la espiral inflacionaria, que alcanzó su punto pico en 2018. Por otra parte, la baja credibilidad en la política económica, monetaria y fiscal, y los desequilibrios estructurales que afectan a las finanzas públicas, limitan severamente la capacidad de las autoridades monetarias para llevar adelante medidas encaminadas a la estabilización de los precios y el tipo de cambio. El episodio de elevada volatilidad del tipo cambio, registrado a finales de agosto de 2022, muestra lo rápido que pueden revertirse los avances en materia inflacionaria, aún frente a un reducido aumento en el gasto público.
Existe una notable disparidad entre los indicadores de inflación oficiales y los generados por entidades privadas tales como el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), pero ambos coinciden en que la elevada y persistente inflación no ha sido superada. Se evidencia un agotamiento en la estrategia adoptada por el Banco Central para mantener estable el tipo de cambio en base al uso intensivo de las reservas internacionales, así como en la restricción de los créditos en moneda local que, dada la aversión al VES, se traducirían en una mayor presión sobre el mercado cambiario.
Si bien el Banco Central no ha revelado los datos sobre inflación desde octubre del año pasado, la vicepresidenta del país y Ministra de Finanzas, Delcy Rodríguez, ha informado que la inflación subió un 234% en el 2022. Este es el menor registro en ocho años. La vicepresidenta explicó que estos aumentos son consecuencia de las perturbaciones cambiarias, que aseguró se controlarían.
A pesar de esto, la inflación en Venezuela sigue siendo la más alta del mundo, registrando entre octubre de 2012 y octubre de 2022, una variación acumulada que habría alcanzado 1.877.226.774.514%. En 2022, la liquidez monetaria ha tenido un crecimiento de 339,27%, una cifra significativa pero menor en comparación a los niveles registrados en años recientes.
Por otro lado, la inversión en la bolsa de valores local, a diferencia de años anteriores, no ha permitido a los inversionistas cubrirse del efecto de la depreciación del VES respecto al USD. Así, las alternativas de inversión a nivel local se reducen, en un contexto en el cual la escalada inflacionaria persiste, reduciendo las posibilidades del consumo privado para seguir motorizando el crecimiento económico. Vale destacar el incremento del costo de vida en Venezuela respecto a otros países de la región.
El crecimiento experimentado se concentra en nichos de consumo con niveles de ingreso elevado, y solo sectores no transables han mantenido un ritmo de crecimiento significativo.
El enfoque de Torino: “la insoportable levedad del crecimiento”
El impacto de las variaciones del tipo de cambio en los precios locales ha comprometido la capacidad del consumo privado para continuar motorizando la recuperación de la actividad económica, debido a la erosión del poder adquisitivo. Asimismo, la producción petrolera ha encontrado un techo alrededor de los 700.00 b/d, por lo que será clave el ritmo y alcance de la flexibilización de las sanciones impuestas a la producción petrolera venezolana por parte de EE.UU., y a la capacidad del “factor Chevron” para generar una expansión de la producción petrolera, que estimamos para este 2023 pueda alcanzar los 850.000 b/d.
Por su parte, la estrategia implementada por el Banco Central para estabilizar la paridad cambiaria a través del uso intensivo de las reservas internacionales luce insostenible e ineficaz, toda vez que solo en el mes de enero de 2023 el VES se depreció cerca de 25%. La implementación del impuesto a la grandes transacciones financieras, que busca estimular el uso de VES a través de la fijación de tramos de impuesto a las transacciones en USD, ha sido prematura toda vez que la dolarización de facto apenas tomaba forma y comenzaba a dinamizar la recuperación económica.