Los orígenes de la celebración del carnaval están ligados históricamente a lo pagano y licencioso lo que explica su rechazo por la iglesia católica. Una fiesta dedicada a la exaltación de los placeres carnales durante tiempos remotos, entre cuyas deidades tenemos a Baco, Dios romano del vino.
Se trata de un breve periodo de permisividad y descontrol a quienes participan en la misma. La consumación de bacanales, sobre todo por parte de los componentes de los estratos sociales altos, como ocurría en el Imperio Romano.
En su evolución hemos llegado a los actuales en que se limita a unos fastuosos desfiles de comparsas callejeras. Es la oportunidad para que las mujeres muestran sus voluptuosos cuerpos en diminutos bikinis como ocurre en Brasil.
Una fiesta es también el reflejo de la vida de los habitantes de la sociedad donde tiene lugar. Es una representación del hombre desde el enfoque sociológico, filosófico, cultural y político.
Más allá del juego expresa los estados de enajenación del hombre en una sociedad determinada. Cuando se juega carnaval con agua y sustancias nocivas algunas veces se recurre a la violencia con sus implicaciones sicológicas y sociológicas por la carga de irracionalidad de quien lo hace.
La agresividad funciona como un mecanismo de desahogo de esa energía reprimida ante quien se considera un rival o enemigo que se manifiesta en el transcurso del juego. El desenfreno de la fiesta indica la presencia de esos estados de alienación que padecen sus participantes y que se materializan mediante el juego.
Social y políticamente esa permisividad era aprovechada por los bajos estratos sociales para expresar sus deseos libertarios, como era el caso de los esclavos. En ese período de permisividad y cierto descontrol los esclavos aprovechaban para desafiar al poder político. Estos se valían del humor para burlarse de los gobernantes de turno.
En Venezuela durante la Colonia el juego estaba rigurosamente controlado por las autoridades ante el temor de desórdenes y rebeliones por indios y esclavos. Estos se bañaban con agua de olor, pinturas y otras sustancias refiere Miguel Acosta Saignes. Siempre tuvo el sentido de mantener la conciencia de solidaridad de clase.
En los tiempos de la dictadura perezjimenista, llegaron a ser prohibidos debido a que la resistencia de AD y PCV los aprovechaba para realizar agitación política contra el régimen. Ello pese a que a Pérez Jiménez le encantaban esas fiestas a las que asistía en los hoteles Macuto Sheraton y Tamanaco en Caracas, animados por las mejores orquestas nacionales e internacionales.
En un lugar de características medievales como el antiguo mercado El Manteco en el pasado, se jugaba carnaval con agua putrefacta, verduras podridas y otras sustancias nocivas Al desorden generalizado de sus participantes se agregaba a vece la violencia que terminaba en peleas callejeras con intervención de la policía. Al caletero Saturno lo paseaban borracho en una carrucha. La gente le lanzaba con agresividad una andanada de verduras de todo tipo en mal estado. Era una especie de la farsa de un rey.
Ese tomar partido ante el aplastamiento del poder en todos sus órdenes que le impide a un fragmento de la población su plena realización. La negación de la maquinaria social con su afirmación mediante la síntesis de un juego aunque sea por unas horas.
Se enmarca en el uso de las ocho horas una vez al año para el entretenimiento del hombre a la vez que se evade de un contexto socio político que lo sojuzga aunque sea brevemente.
La utilización de máscaras y disfraces se ubica en las esferas del mundo simbólico del hombre con un doble sentido. Por una parte ocultar pero también afirmarse pues detrás de una máscara se pueden ocultar mil puñaladas traicioneras o lo contrario. La Máscara envuelve varios significados que incluyen el ser y no ser. Un intento por afirmar lo otro guardado cuidadosamente toda la vida.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11