«Está claro que no podemos tener como único culpable al mundo empresarial, ya que nosotros como sociedad también hemos aceptado los resultados de estas de estas actuaciones. Nos justificamos y nos escudamos tras un consumismo que admite que paguemos más barato a costa de cerrar los ojos ante todas las injusticias que el bajo precio y los productos que consumimos llevan incorporados en sí mismos.
”Carmen Parra, en la actualidad, en Barcelona dirige la Cátedra de Economía Solidaria de la Universidad Abat Oliba CEU
Carmen Parra se pregunta si existe algún modelo económico que conviva con el modelo tradicional y que nos permita reducir los efectos colaterales que el capitalismo genera? En este sentido responde que si y que existen experiencias empresariales en las que se comprueba que es posible ser empresario y tener conciencia social, sin que ello signifique dejar de obtener beneficios.
Señala Carmen Parra que “Vemos que la economía del siglo XX, y con ella el pensamiento empresarial, han partido de criterios de crecimiento basados únicamente en la acumulación de riqueza sin tener en cuenta el daño social que esto podía ocasionar. Tendríamos, por tanto, que ser conscientes de que esta manera de hacer negocios en el fondo empobrece a la sociedad, la debilita y la menosprecia. Por eso, deberíamos transformar estos objetivos para poder crear un espacio armónico entre los beneficios y las personas, donde el capital humano fuera más importante que el capital económico. Esto es lo que llamó una política activa de inserción económica.”
Cuando escribo sobre este tema y reflexiono sobre todo lo que leo de las opiniones e investigaciones de Carmen Parra, me viene a la mente rápidamente la figura de Eugenio Mendoza, quien fue un empresario progresista y que su conducta siempre estuvo orientada a desarrollar un tramado empresarial con un alto contenido social.
Aunque una de las estructuras económicas más reconocidas como de carácter totalmente social son las cooperativas, estoy convencido que existe suficiente madurez en el mundo de los emprendedores para que sean ellos los que lleven a sus empresas ese concepto de empresas con conciencia.
Definitivamente, es importante según la opinión de Carmen Parra, entender que la economía solidaria, por tanto, transforma las necesidades sociales en ocupación y asegura un mejor uso y rentabilidad social de los recursos públicos y privados. Es un sector productivo que intenta insertar en lo económico a aquellas personas que han quedado excluidas de los sectores productivos de la sociedad y de las subvenciones o del proteccionismo directo del estado. Esto lo convierte en un modelo a seguir para crear empresas con conciencia.
Italo Olivo
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