Es urgente resolver la crisis económica venezolana. El socialismo del siglo XXI ha causado un daño inconmensurable a Venezuela y a los venezolanos.
Entre Chávez y Maduro se encargaron de promover una recesión descomunal que ha empobrecido al país y a los ciudadanos y ha destruido nuestro signo monetario y una inflación, la más grande del mundo, que ha destruido el salario de los trabajadores y ha erosionado el poder adquisitivo de la familia venezolana.
La buena noticia es que la crisis económica de Venezuela se puede resolver y se puede resolver en un plazo relativamente corto. Desde luego lo primero que tendríamos que hacer es cambiar al gobierno. Tampoco es una tarea demasiado difícil. Para cambiar al gobierno tendríamos que aprovechar la coyuntura electoral del año 2024: elecciones presidenciales. Todas las encuestas indican que el gobierno está en minoría. Que la mayoría desea un cambio. Además todos sabemos que mientras Maduro y sus políticas permanezcan en el poder el cambio político y en consecuencia el cambio económico no será posible. Por tanto, es indispensable presentar a los venezolanos en el año electoral una propuesta que interprete la voluntad de cambio de la mayoría de los venezolanos y un programa de acción serio y bien pensado para llevarlo adelante en el próximo periodo Constitucional.
El cambio económico consiste en reactivar la economía venezolana. Para eso debemos reinsertarnos en la Comunidad Financiera Internacional. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento, entre otros.
Para reactivar la economía hace falta contar con inversiones grandes y significativas. Inversiones públicas, pero también, y sobre todo, inversiones privadas. Inversiones nacionales, pero también y sobre todo, inversiones internacionales. Para lograr esas inversiones es necesario que exista un clima de confianza y para que haya confianza hace falta un nuevo gobierno que sea capaz de inspirar confianza en los inversionistas.
Venezuela puede reactivar su potencial petrolero. Para eso se requieren cuantiosas inversiones, tecnología de punta y facilidades para la comercialización. Todo eso lo podemos conseguir con un nuevo gobierno capaz de inspirar confianza a los inversionistas. También podemos desarrollar la actividad minera, el magnífico potencial agrícola y pecuario, el formidable potencial turístico e industrial del país.
Todo eso lo podemos hacer y Dios mediante, lo vamos a lograr.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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