Este miércoles 8 de febrero, la administración de Nicolás Maduro ha adelantado las conversaciones para instalar la mesa de estudio de la metodología del salario mínimo, que fue el punto más interesante tratado en el tercer Foro Social del Diálogo Social, efectuado en Margarita.
El Impulso consultó la opinión de dirigentes sindicales en diferentes regiones del país y todos ellos coincidieron en advertir que los trabajadores seguirán en la calle, como acción de presión para que el gobierno tome una decisión con respecto al salario mínimo.
Dijeron que desde el 9 de enero, cansados como estaban los trabajadores de la educación de esperar que el gobierno y las federaciones a las cuales pertenecen llegaran a un acuerdo y no se había alcanzado nada, se echaron a la calle a protestar por un salario digno, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 91.
Según éste, el salario es un derecho, su monto debe ser suficiente para vivir con dignidad y pueda cubrir las necesidades del trabajador o trabajadora y las de su familia.
El pago del salario debe ser por igual al trabajo que sea realizado.
Se pagará la participación que debe corresponderle al trabajador o trabajadora en el beneficio de la empresa.
El salario es inembargable y se pagará periódica y oportunamente en moneda de curso legal, salvo la excepción de la obligación alimentaria y de conformidad con la ley.
El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y del sector privado un salario mínimo vital, que sea ajustado cada año y tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica.
La ley garantizará la forma y el procedimiento.
Como ninguno de esos aspectos se ha cumplido, los trabajadores de la educación se han estado manifestando en todo el país. Y a ellos se les han unido otros trabajadores del sector público, jubilados y pensionados, asi como padres y representantes, e incluso enfermos renales.
El profesor Orlando Herrera, presidente de Sumalara, y otros dirigentes gremiales rechazan las amenazas de funcionarios del gobierno nacional que están llamando a dar clases a bachilleres y milicianos, porque éstos no están preparados para hacerlo.
Se esperaba que a finales del primer mes del año con la llegada de la representación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) podría lograrse que el Ejecutivo Nacional hiciera algún anuncio relacionado con el salario de los trabajadores.
El regreso a la OIT
¿Por qué no fue posible que se alcanzara acuerdo alguno en Margarita, donde se efectuó el tercer Foro de Diálogo Social?
José González, presidente de la Comisión Electoral de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) en el estado Lara dice que lo importante es que ya OIT en Venezuela, ya que desde que asumió el poder Hugo Chávez y lo continuó Nicolás Maduro, el Ejecutivo Nacional nada quería saber del mencionado organismo.
Y lo más interesante es que se ha vuelto al tripartismo. Explicó. El convenio 144 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece el funcionamiento del tripartismo, el cual es conformado por los patronos, los trabajadores y el Estado, para que las dos primeras lleguen a acuerdos en materia laboral y el tercero se encargue de que se cumpla lo acordado.
Dicho convenio es para todos los países, pero cuando llegó Hugo Chávez al poder, lo desconoció y, desdeñando tanto al empresariado como a la dirigencia sindical, abolió el tripartismo y él, unilateralmente, decidió que como jefe del Estado podía decretar el aumento del salario mínimo, sin que nadie se lo impidiese; es decir, violentando la obligación que tenía con la OIT.
No se reunía Chávez, ni podía hacerlo, con los empresarios porque había arremetido contra ellos, no sólo haciéndolos culpables de todos los males, sino quitándole sus bienes mediante medidas arbitrarias de expropiación.
Tampoco se reunía con la dirigencia sindical porque ésta había demostrado a lo largo de la historia, que era combativa, exigente y defensora de los derechos de los trabajadores y por esa lucha férrea, indoblegable, la masa trabajadora había alcanzado beneficios que se extendían a sus familiares.
Y como el Estado era el principal empleador del país, entonces, se consideró con el derecho de regir la política laboral, a su antojo, desconociendo la meritocracia, la experiencia y capacidad de los trabajadores, así como las reivindicaciones alcanzadas hasta entonces. Aún más, desconoció las centrales obreras y, apoyándose en la popularidad que había tenido para llegar a la presidencia, montó sus aparatos supuestamente sindicales, que obedecían a ciegas lo que les decía.
Nicolás Maduro siguió los mismos absurdos lineamientos del fallecido Chávez y llegó al extremo no solamente de reducir el salario mínimo, sino a quitarle todos los beneficios que tenían los trabajadores y los familiares de éstos.
No fue sino hasta ahora que la OIT ha podido buscar el regreso del tripartidismo a Venezuela y ahora, el primero de febrero, terminó el tercer foro del Diálogo Social, efectuado en la isla de Margarita, con la participación de la Alianza Sindical Independiente (ASI), la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la Confederación General de Trabajadores (CGT), Fedecámaras, Fedeindustrias, el gobierno representado por el titular del Ministerio del Proceso Social del Trabajo (Francisco Torrealba) y el personal del Centro de Asistencia Técnica de la OIT.
Esta organización decidió enviar su representación en septiembre de 2.019 después de gestiones hechas por el sector privado cuando se planteó la necesidad de buscar el diálogo social, que también se encuentra establecido en el Convenio 26 de la OIT para estudiar el método destinado a fijar el salario mínimo, que igualmente es un mandato de ese organismo internacional.
Ese método es el que hay que formalizar ahora, ya que debe estudiarse si el salario mínimo será en bolívares o en dólares y, además, se analizarán otros aspectos que tienen que ver con la economía nacional, la producción y, en fin, con una serie de estudios que deben hacerse, porque el problema es complejo, ya que este gobierno destruyó el salario.
Pero, lo grave es que no asume su responsabilidad, sino que se la achaca al imperio, a las sanciones, a la falta de recursos, a todo lo que no sea el régimen. Es un proceso largo y dificultoso para discutir.
Seguir en la calle
Por su parte, Bogar Pérez, director nacional de administración y finanzas de ASI Venezuela, dice que el gobierno, como quedó demostrado en el Foro del Diálogo Social en Margarita, está negado en forma enfática a no querer trata el tema del salario, sino abordar otros temas que no tienen relevancia ni benefician a los trabajadores.
Lo único que se puede decir es que se tomó la decisión de estudiar la metodología para el salario mínimo en momentos en que se vive la situación más álgida para la masa trabajadora.
Aunque se acordó comenzar ese proceso el 13 de febrero, acaba el gobierno de adelantar la primera conversación del Convenio 26 (discusión de la metodología para establecer el salario), este miércoles 8.
Se aspira que las centrales sindicales, Fedecámaras y Fedeindustria acuerden el monto de ese salario, pero el gobierno es el que tiene la última palabra, aclaró. Porque además de ser el patrón mayor es el factor de poder que tiene la decisión en sus manos.
Las centrales y los empresarios pueden sugerir, pero están sujetos a la disposición de los recursos económicos que tiene el país. Ahorita no hay producción, ni ingresos que permitan alcanzar un aumento sustancioso. Esa mesa es la vía para llegar a un salario que reivindique la calidad de vida de los trabajadores.
Vemos cosas contradictorias de este gobierno que nos sorprende, porque siempre se está quejando que no hay recursos y de repente gasta 70 millones en un estadio para una Serie del Caribe mientras los trabajadores están desesperados por los escasos ingresos que tienen.
Niega mejoras en los ingresos de ocho millones de trabajadores, jubilados y pensionados, pero mete en la nómina a cuatro millones de militares.
Los trabajadores están en la calle y seguirán en la calle, presionando, acota. Nosotros no podemos salir de la mesa de diálogo, porque es el medio que tenemos para discutir; pero, no se puede abandonar la protesta pública, porque esa es la manera de presionar para .alcanzar el objetivo del aumento de salario y beneficios que puedan mantener ese incremento, porque de lo contrario la devaluación de la moneda y la inflación nos va a volver a sufrir la situación que estamos padeciendo hoy
Se viola el 104 de la LOTTT
Desde el año pasado se ha venido hablando de la posibilidad de un salario mínimo que no sea el que se está percibiendo ahora, el cual es de apenas 6 dólares mensuales, expresa José Boda, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela.
Pero, mientras los trabajadores tienen un salario de hambre, fueron liberados los precios de todos los productos, comenta. Desde los primeros días de este año se ha venido movilizando el sector educativo y con éste el de la salud, las empresas básicas de Guayana, exigiendo unos ingresos que permitan adquirir la canasta básica como lo reza el artículo 91 de la Constitución.
Claramente, se está violando el artículo 104 de la Ley Orgánica del Trabajo, Trabajadores y Trabajadoras (LOTTT) que establece un salario que mejore la calidad de vida.
Hay que entender que el gobierno está aplicando un paquete capitalista contra los trabajadores y los sectores populares. Su denominación es el programa Recuperación, crecimiento y prosperidad económica.
Como consecuencia del mismo, en el 2018 se produjo el memorándum 2792, las tablas salariales; en la industria petrolera, el factor de equilibrio 9030; el año pasado, sacó la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) un instructivo, que no es más que la destrucción del salario, la no discusión de las convenciones colectivas, la criminalización de la protesta para impedir que nuestra clase trabajadora, súper explotada, esté sometida a semiesclavitud.
La única forma de desmontar esa política del gobierno es con las movilizaciones, la lucha que llevan a cabo los trabajadores del magisterio, los de las industrias básicas y, en general, la de los servicios públicos.
Es por eso que le decimos a las organizaciones sindicales que llamen a asamblea con los docentes, que se creen en las escuelas y liceos, los comités de conflicto, y se lleven al Ministerio del Trabajo los pliegos conflictivos para luchar por el salario.
El magisterio ha señalado el camino, indicó. Y exigimos a sindicatos, federaciones y centrales a que llamen delegados de los comités de conflicto, para que la lucha tenga fuerza en las manifestaciones que puedan hacer trabajadores petroleros, petroquímica y otras empresas del Estado y de los servicios, para que la clase trabajadora esté en la calle exigiendo sus derechos.