(A mi esposo)
Más allá del tiempo, de la vida y de los sueños están las realidades de cada uno, más allá de cada sueño sigue en pie la humana esperanza dando aliento y dando calma.
Más allá de la esperanza y de los cantos de amor que brotaron ayer del pecho, está dormido el Abril fecundo que en la juventud floreció,
Más allá del inmenso cielo que nos bendijo, sigue floreciendo el árbol en el que edificamos ayer el nido del hogar dulce hogar.
Más allá de cuanto soñamos sigue el aire de la noche refrescando la cálida atmósfera y el cáliz de nuestras flores.
Más allá del cuarteto de aves que convirtieron en canciones cada uno de nuestros días, el tiempo rudo y las duras tempestades han ido dejando atrás las rimas de la dulce aurora y cerrando camino a la esperanza…
Más allá del rico néctar de las uvas del tiempo que compartimos, de la tierra que nos vio nacer, como escribiera en su poema el compatriota Julio Flórez “viendo la yerta proa y la mirada hundida en las sombras del vacío” tal vez nos estemos despidiendo de la patria que nunca más volveremos a ver…
Más allá de todo lo vivido y sufrido el campo sigue abierto a la siembra, el aire refrescando las alas, el pez gozando y retozando en el querido río, el pájaro sigue amando su nido, los recuerdos tocando en la lira sus notas musicales,
Más allá de todo lo amado y lo soñado, listo está el adiós en la garganta de aquel a quien los años le han ido agotando poco a poco su fuerza y su vigor. Cruje el hueso, cruje el alma, el mar de la vida se encrespa, avanza el marinero sacudiendo sus velas, eleva el ancla, poco a poco prepara su navío para iniciar su viaje cortando olas y en silencio esperando superar los vientos, acompañado en su travesía solo de su canción preferida “Los guaduales” y el resplandor de una estrella…
…Y todos vamos llorando o cantando por la vida, somos como los guaduales a la vera del camino…
Amanda N. de Victoria
