Recibe su nombre por la coloración de sus plumas, blancas y negras, que le hace parecer una viuda y por sus alargadas patas rosadas, “patilarga”.
Es la única especie de su familia (Recurvirostridae propia de América) en Venezuela. Tiene la frente y el plumaje que rodea el ojo a modo de ceja de color blanco.
Sobre la cabeza tiene plumas que asemejan un casco que se extiende por detrás hacia el cuello y la espalda.
En vuelo, deja ver sus alas largas y puntiagudas, negras por ambos lados.
Cuando está criando, actúa deliberadamente para distraer y alejar a sus potenciales enemigos.
Se encuentra en la costa y cuerpos de agua interiores como lagunas, pantanos y arrozales. Se alimenta de pequeñas presas e invertebrados a los que caza introduciendo su cabeza en el agua o el pico en el fango. Es muy efectiva como controladora de plagas de cultivos como el arroz.
Anida solitariamente y en ocasiones forma colonias de hasta 100 parejas. Arma su nido sobre champas (raíces con tierra que forman una masa compacta) de vegetación que apenas asoman sobre el agua, forrándolo con las mismas tiras secas y formando un plato.
Suele encontrase en grupos, formados, no solo con su especie, sino con otras aves limícolas (que viven en barro o lodo) como los alcaravanes.
Con frecuencia se desplaza de forma nómada, buscando nuevos lugares, ya que los hábitats que frecuenta se secan rápidamente.