Trabajo de: www.runrun.es
Runrunes realizó, la noche del 31 de enero, un Twitter Space en el que reunió a los analistas Mauricio Phelan, María Gabriela Ponce y José Luis Fernández Shaw, quienes hicieron una radiografía del panorama social de Venezuela, en cuanto a pobreza, seguridad, migración, para este 2023.
El espacio, llamado «Panorama 2023: tendencias y escenarios», fue moderado por el editor de Runrunes, Luis Ernesto Blanco, y Héctor Fuentes, de EstadoLab.
A continuación, un resumen de las intervenciones de los tres expertos:
José Luis Fernández-Shaw, sociólogo e investigador en ciencias sociales, describió a la Venezuela actual como «un país donde la noción misma de sociedad se encuentra en disputa». En este sentido, se preguntó: «¿Hay algo que podamos llamar una meta nacional? ¿Sobre qué base podemos crear un pacto institucional?».
A su juicio, mientras los venezolanos no resuelvan «el tema de fractura societal», no podrán gozar de «un crecimiento económico sustentable y una institucionalidad política verdaderamente democrática (…) Tenemos una sociedad fragmentada, dividida y con poca confianza en el devenir».
Por otro lado, analizó la situación económica en el país en relación con la violencia y pronosticó que, si el crecimiento sigue como en la actualidad —explicó que «la reactivación económica se ha dado hacia los sectores con más capacidad de consumo»—, «traerá más desigualdad, factor clave al analizar los distintos tipos de violencia. Hoy la violencia predominante es organizada y vino dada por un control precario del armamento».
Fernández-Shaw se preguntó «qué hace que la violencia se manifieste» y reiteró como una de las causas la desigualdad, que «no es solo económica, sino también de género, regional, étnica, por edad, etc». En este sentido, enfatizó que «la desigualdad crea inequidad y esta lleva a la conflictividad social».
Habló, además, de una «violencia cultural» que reina en el país. Este tipo de violencia, añade, «tiene muchísimo tiempo desatendida. El ‘chalequeo’ es una forma de violencia del fuerte contra el débil y nos parece gracioso (…) Además de ser organizada, esta violencia es descentralizada; es decir, está fuera de la urbanidad».
María Gabriela Ponce, especialista en condiciones de vida, pobreza y desigualdad, abordó el tema de la educación en el país. Señaló que hay aproximadamente un millón y medio de niños fuera del entorno escolar. «No pareciera que fuera a observarse mejora en esta área a corto plazo. La razón principal para dejar los estudios es la poca pertinencia, para ellos, de las ofertas escolares».
A esto se le suman «las inequidades», que «también se expresan territorialmente, pues las mayores oportunidades se encuentran en Caracas y los entornos más urbanizados». No obstante, aclara, «Caracas solo concentra entre el 16 y el 20% de los hogares del país. Caracas no es el país».
Respecto a la salud, precisó que, según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) de 2022, «10% de la población declaró estar afiliado a algún seguro médico», mientras que «en 2021 tan solo el 3% se encontraba afiliado». Esto se debe, explica, «al aumento de ingresos». Aclara, sin embargo, que la Encovi se realizó en julio, por lo que no incluye la situación de los últimos meses.
«Básicamente lo que hemos venido viendo desde Encovi es que la política social del gobierno se ha centrado en dos programas: el CLAP y los bonos —recibidos en 69% de los hogares—. Pero los bonos y transferencias monetarias, así como los CLAP, son meras políticas compensatorias: no son mecanismos para salir de la pobreza».
En su criterio, «es necesario crear programas sociales con verdadero impacto».
Mauricio Phelan, sociólogo, docente e investigador en ciencias sociales, considera que, en la actualidad, Venezuela «sigue siendo un país de expulsión principalmente en grupos de edad productiva, pero eso se está ralentizando».
Sostuvo que «Venezuela pasó de ser un país de expulsión tras la explotación del Barroso II y la muerte de [Juan Vicente] Gómez, convirtiéndose en un país receptor hasta los 80, donde comienza un proceso discreto de expulsión, creciendo en el 99 y volviéndose masiva en 2017».
En opinión de Phelan, existe una «relación alta entre migración y desarrollo sostenible» y «Venezuela fue un ejemplo de ello»: «Si bien hemos perdido una parte de la demografía, la diáspora es un bono que posiblemente haga grandes aportes para la reconstrucción del país».
Asimismo, apunta, hoy «hay una prudencia ante la migración, que se realiza de forma más meditada».
Por otra parte, indicó que «se observa también un retorno en gotas —son personas que han estado fuera por las de un año—» y «entre los factores de este regreso es interesante el de la xenofobia».
«Sin embargo es importante aclarar que no hay cifras, las que hay son de los países de acogida y organizaciones internacionales», agregó.
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