¿Te das cuenta de que la gente apenas te tolera?
Anónimo
En un minúsculo pero no desprevenido recorrido por el perfil del coronel psicópata, podemos advertir, que este militar no tiene empatía moral pero sí tiene empatía cognitiva. De modo que sí está consciente de sus delitos y demás violaciones a la moral, a la ética y a las leyes, como a la burla que hace a los usos sociales y sí sabe lo que hace. Pero se hace el idiota moral. Carece de conciencia moral porque le resbalan las consideraciones morales y éticas, no se plantea dilemas éticos; pero sí tiene conciencia cognitiva. Por lo que es imputable penalmente. Este es el caso del doctor fraude el maldito coronel Marión.
¿Quién es el coronel psicópata? En realidad se trata de un sargento, con la severidad de un sargento pero no de un sargento sano e institucionalista, sino de un sargento psicópata, con la perversión de un psicópata, que además siempre tiene un plan oculto para hacerse de dinero o patrimonio cometiendo delitos, e igualmente es un corrupto experimentado. Hay tantos sargentos correctos, tan honorables, profesionales, didácticos y célebres; con una pro actividad mayor que la de un general. Pero en la repartición de invirtudes, este hijo de primos hermanos, este felón militar que por desgracia nos ocupa, resultó con todas las máculas desde su origen. Su psicopatía le viene de casta. Como de casta le viene lo licántropo. Recordemos que el coronel psicópata en su atavismo se cree un perro feroz, que se transforma para impresionar e intimidar a sus víctimas o presas, enseñándole los dientes y moviendo la jeta dispuesto a atacar, aunque más bien se porta como una perra para quienes lo han visto en ese proceso de transformación en el que se luce con su ferocidad caminando hacia atrás como si estuviera en celos. “El atavismo significa que en la evolución humana, ciertos individuos sufren por error un proceso que les retrotrae al salvajismo y tienen tendencias feroces de animales inferiores, como el coronel psicópata que se cree una perra rabiosa y cuyo cerebro es anterior a que el hombre desarrollara empatía”.
El coronel psicópata es un siniestro anormal, un peligroso sujeto, con habilidad para evadirse y disfrazarse. Una persona narcisista, siempre con cara de estar oliendo una ventosidad. Con una expresión “severa” en su rostro, “como si estuviera pasando revista”. Es un despojador que invalida a sus víctimas, para preservar su corrupta organización criminal. Es alguien que parece normal pero si observas, no lo es. Tiene una mirada impasible y a pesar de que se esté riendo está tramando como dañarte, por lo que su sonrisa enferma es de jactancia psicopática. Ensaya las sonrisas, de ahí que te sorprendas mucho cuando se ríe, porque sus sonrisas son como muecas. Y siempre hay un destello de reptil o no humano en sus facciones y en su mirada, regularmente sus ojos reflejan locura, con brillo demencial. Hay otras veces que reflejan odio, porque sus principales sentimientos son el odio y la envidia. Está en su micro mundo. Y es un cazador, un depredador, un veterano embaucador que falsea el carisma, porque sabe cómo manipular. Ambicioso al grado de la avaricia y la corrupción.
La frialdad enfermiza lo identifica y cuando parece sociable y empático está fingiendo. Su crueldad es demoniaca y su envidia procustiana, no le gusta ver feliz a los demás, incluso en ocasiones tratándose de sus propios monos voladores, le da encabritamiento verlos sonreír y empieza a indagar las razones de sus alegrías, para evaluar si ameritan que los sometan a alguna sanción, desprecio o sufrimiento psíquico, porque es un psicópata sancionador, castigador.. Además su competitividad es siniestra, siempre quiere ganar a cualquier costo. Parece atento porque te pregunta y te escucha pero te das cuenta que solo quiso sacarte información para después usarla en tu contra. Tiene el ego en las nubes, cual narcisista jura que es una deidad, se cree el ombligo del mundo. Le molesta en grado sumo que compitas y le ganes, o que no lo obedezcas. Siempre está maquinando o buscando controlar cualquier situación antes de que suceda, incluso diseña los compartimentos y los escenarios que requiere, porque le convienen en su mundo depredador. No siente ni sufre por nada ni por nadie, es un tipejo frío y calculador.
Felicidad al causar desgracias. Del comportamiento sádico de este psicópata integrado es la felicidad que siente cuando hace daño a las personas que selecciona como víctimas o presas que por lo general las tiene al lado, o son muy cercanas a él. La víctima nota y siente la felicidad, la risa, el gozo que le produce al coronel psicópata ver y percibir el sufrimiento ajeno, con lo que él se regodea y pavonea por la malignidad y el sadismo que ejecuta en contra de sus víctimas, por lo que le ha dicho o hecho a su presa. El coronel psicópata siente una satisfacción morbosa y perversa al saber que ha logrado hacer sufrir a quien o a quienes él se ha propuesto causarle daño y sufrimiento.
Por otra parte, el coronel psicópata es un parásito emocional, económico y social. Vive de la economía, del trabajo y de los bienes de otros y ahora mismo vive de depredar la institución que tiene a su cargo. En igual sentido no puedes confiar en el coronel psicópata porque es traicionero, siempre te da puñaladas traperas, no es una persona de fiar porque en cuanto le das la vuelta te traiciona, e incluso de frente con su sonrisa hipócrita hace daño y máquina algo para ratificar el perjuicio que hizo, hace y hará. El coronel psicópata se queda horas sentado en la oficina que ha invadido; maquinando, planeando cuál va a ser la próxima jugada perversa que va a poner en práctica para superarse a él mismo en sus umbrales de maldad, en frialdad y en la destrucción que pueda producir a otros y para sacarle provecho ilícito a la institución.
Al doctor fraude o coronel Marión le dicen con propiedad, “oléis a mordijullo”, por su hedionda personalidad y le sacan el cuerpo porque destila una conducta pestilente, ocurriendo que la gente decente y quienes lo conocen como el delincuente y corrupto que es y como un psicópata, narcisista, licántropo, sádico, megalómano y voyerista prefieren esquivarlo que someterse a sus malas influencias, energías negativas y sus aura demoníaca. Solo lo tratan, los inocentes, los desprevenidos y los incrédulos, además de sus monos jalabolas o monos voladores, sus cómplices, correveidiles, aláteres y los que por interés, necesidad u obligación porque no le queda de otra, tengan que someterse a su insana y depredadora presencia. Este felón, salvo que se trate de otros delincuentes como él, nunca ha tenido ni el respeto, ni la admiración de sus superiores, ni de sus subordinados. Solo fingen cuando están delante de él y a sus espaldas lo hacen trizas pues saben de su personalidad engañosa y de su improbidad. Nadie sospecharía jamás que detrás de aquella apariencia de hombre formal, marcial y medianamente inteligente, se esconda una personalidad tan sórdida. Su comportamiento corrupto, depredador, fetichista, voyerista y narcisista es un patrón. Desde infante ha sido un ladrón. En cuanto a su parafilia y pedofilia, roba incluso piezas de lencería –a veces de niñas- para después vestirse con ellas y darse placer. Es una Catarina promiscua.
Al coronel psicópata, le encantan los riesgos al filo de lo perverso, cada vez necesita más riesgos, más estímulos, nada lo sacia. Le gusta acosar y acechar a sus víctimas personalmente o a través de sus monos voladores, para sádicamente encontrar placer sexual y placer psicológico en lo que constituye uno de sus modos de depredación, en tanto disminuye e invalida a sus víctimas, depreciándolas y despreciándolas, atacándoles su autoestima, disminuyéndoles su valía y auto posicionándose como un ser superior. Características estas entre otras de su personalidad narcisista. Tiene en su computador programas, que le permiten satisfacer su voyeurismo visual y auditivo. Desde donde tiene a la institución a merced de sus personales interpretaciones a juicio de sus maquiavélicos pensamientos y sus torcidas conclusiones psicopáticas. El coronel mordijullo es un bichito sucio, lleno de mucha inmundicia en su mente.
El coronel psicópata disfruta sádicamente de someter a los usuarios a la posición de estrés, no obstante dirigir una institución civil. Es un agresor sexual y un violador de los derechos humanos y para ello tiene su performance, prefiriendo impúberes o adolescentes que es una de las manifestaciones de su parafilia y de su erotopatía. Frecuenta o prefiere instituciones en los que acuda mayormente este grupo etario. Por otra parte ejerce sadismo para satisfacer sus manías y en ello somete a sus víctimas a torturas físicas o psicológicas. Es un prepotente y miserable que abusa de su poder temporal y circunstancial. Dará mucha satisfacción ver cuando quede solo y con cara de víctima. Le queda perfecta la frase o refrán verdugo pidiendo clemencia. Los delitos de lesa humanidad no prescriben y son una institución creada por el derecho internacional, adoptada por la creciente rama del derecho internacional penal, para calificar a aquellos delitos de tal brutalidad y magnitud, que alcanzan a vulnerar los valores fundamentales de convivencia, dignidad humana y civilización de la comunidad internacional.
Se sabe qué el coronel psicópata hace uso de los dólares mal habidos para tapar sus excretas, sus manchas, sus máculas, sus delitos; y en ello compra conciencias y es muy estratégico en los pagos de corrupción. Se supo de una sargento a quien el coronel psicópata violó y asesinó, zafándose de responsabilidad penal cuando sobornó a los investigadores y a los peritos forenses al aducir que se trató del reflejo interlimb. Disparos estos que se determinaron posteriores a la muerte de la víctima. La joven sargento ya estaba muerta cuando recibió los disparos. Pero se supo que después de torturarla y agredirla sexualmente, la asfixió hasta la muerte, limpió todo y se marchó, como si nada, a una reunión. He aquí su sentido de crueldad, frialdad, sin remordimientos, al tratarse de un psicópata.
Recordemos que aunque este militar quiere ser visto como un castrense de carrera, en realidad se trata de un sargento que deja discurrir la voz de que es egresado de la academia, en un cuento enmarañado de cómo ingresó a la fuerza militar y en la que no pudo ni puede lograr mayor graduación por su mal comportamiento. Siempre será visto como un sargento, que entre la tropa y la oficialidad se le ve como un suboficial, aunque para otros al tratarse de un oficial técnico homologado no podría sino llegar hasta el grado de coronel. Pero la realidad es que nunca pudo ascender a General por su mala conducta. Muchísimos militares decentes, honrados y honorables conocen a este mamarracho que ensucia sus filas y no entienden cómo lo designan autoridad y le encargan al coronel psicópata instituciones para que las jefature, a sabiendas que entra a depredarlas y a corromperlas.
El coronel psicópata tiene un auto sentido de inferioridad que pretende ocultar, pero producto de su narcisismo trata por todos los medios de sentirse superior a los demás, y en ese afán abusa de los subordinados para que le rindan pleitesía y en toda conducta hasta por inocua que sea, él busca sancionarla para sentirse importante. Él tiene jodida la azotea. Aunque por si acaso, a veces se adelanta a sancionar para evitar ser descubierto en algo que anda haciendo. De modo que se adelanta a sancionar para que no lo delaten y los subordinados sientan el rigor de su estilo psicopático, y prefieran dejar las cosas así en vez de someterse a sus varios inclementes trastornos de personalidad.
Y todo esto es verdad, me interesa el mensaje. «…Pero también es verdad, que hay mucha corrupción, mucha indolencia, hay mucho burocratismo, hay mucho bandido por ahí aprovechándose de los cargos para robar al pueblo»… cuanta absoluta verdad hay en esta frase que no es mía…
«No te insulto, sólo te defino».
Anónimo
Crisanto Gregorio León