Cada cabeza es un mundo, y cada vida está hecha de diferentes historias. Historias que pueden contar momentos de felicidad, o en su defecto, relatos que solo grafican momentos de dolor, angustia y desolación. En estos momentos, los profesores de Venezuela tienen mucho qué contar, y más allá de lograr ser un ejemplo de valentía y entereza, la verdad es que también esconden historias llenas de incógnitas y pocas respuestas por parte de las autoridades del país.
La profesora Lisbeth Barraez es un ejemplo de ello. Desde el pasado 9 de enero, los docentes de Venezuela salieron a las calles para reclamar y protestar por sus derechos. Desde allí alzaron sus voces y pancartas, las cuales reflejan el descontento que tiene todo el gremio. Por alrededor de 15 días han estado en «pie de lucha» para lograr sus objetivos: sueldos y beneficios dignos. Es por eso que, la profesora Barraez, pese a tener una dificultad motora, ha estado delante de cada una de estas protestas, reflejando la gallardía por conquistar sus derechos.
Durante una entrevista al equipo periodístico de El Impulso, contó que durante varios años trabajando en el Edificio Buría, conocido como la Zona Educativa de Barquisimeto, se convirtió en una paciente oncológica para el año 2010, y fue un año después que durante una fumigación en el edificio, hubo un «choque de químicos» que significó la lesión de 71 personas que trabajaban para la institución. «Yo duré 3 minutos muertas, me dio un ACV (…) no puedo abrir la mano, no me está circulando sangre y por no tener un HCM no me pude operar».
La docente explicó que por la situación actual por la que atraviesan todos los profesores de Venezuela no tiene los recursos necesarios para poder atender una enfermedad como esta. «No tengo dinero ni para hacerme unos exámenes de laboratorio«, comentó. Asimismo, mencionó que según los especialistas en la materia debe atenderse la enfermedad de manera «urgente» porque de seguir de esta manera, pondría en riesgo su parte izquierda del cuerpo.
«Pienso que perdí varias compañeras, aquí mismo en la Zona Educativa fallecieron unas compañeras también con cáncer de mamas (…) yo estoy viva primero por la bendición de Dios que es muy grande y es mi fortaleza», relató la profesora Barraez al borde del llanto.
En medio de la desesperación por toda la situación por la que atraviesa, la docente mostró ante las cámaras de El Impulso en qué condición está su parte izquierda del cuerpo. «Vean para que me crean«, dijo. Allí, se notó cómo su mano está crispada, lo mismo que ocurre con su pierna. Por esta razón, debe estar en muletas, lo que significaría un impedimento motor para cualquier persona, pero ella, en esta oportunidad, decidió luchar por los derechos, no solo de ella, sino de todos los docentes del país.
«El dolor es fuerte, no puedo dormir. ¿Quién responde por nosotros?«, preguntó. Además, resaltó que todos los venezolanos merecen tener un sueldo digno para vivir bien. Y, al final, recordó que «sin docentes no existen profesionales«.