Distintas realidades de trabajadores del sector educativo han sido conocidas las últimas semanas tras haber decididos desde el pasado lunes 9 de enero salir a las calles a protestar por mejorar esa situación, alzando su voz por reivindicaciones salariales y la firma de una nueva contratación colectiva.
“¿Dime tu como hay una buena educación donde yo llego cansada a la escuela porque me acosté tarde sentada en una máquina cosiendo para poder sobrevivir?”, preguntó la profesora Ingrid García.
“Realidades son muchas, como docente observamos las infraestructura que tienen nuestras instituciones, donde nos encontramos que los baños no sirven, aulas que se están cayendo los techos y muchísimas cosas más”, comentó a El Impulso.
García acotó que cada educador cuenta con una realidad distinta, donde muchos no tienen «ni siquiera» para el pasaje, alimentación o la posibilidad de comprarse prendas de vestir.
“También vemos cómo algunos niños no tienen su lápiz, cuaderno o van sin desayuno, esas son algunas de las realidades que observamos a diario”.
La educadora resaltó la ayuda que recibe desde el exterior por parte de su hija, ingreso con el que puede sobrevivir, pues de lo contrario se vería cuesta arriba su situación, realidad que asegura que “no todos los docentes tienen esa posibilidad, por eso tienen que hacer otros trabajos aunado a la educación”.