Están los maestros en la calle luchando por sobrevivir. En esta oportunidad han logrado conectarse con el sentimiento colectivo y en cada protesta, en cada avenida y cada plaza están acompañados por el ruego consensual para que tengan éxito y la solidaridad profunda en su caminar hacia el destino impreciso de un país mejor a este que padecemos.
Confluyen sobre el asfalto la maestra anciana que enseñó a leer a escribir a ingenieros, abogados, médicos periodistas y otros profesionales universitarios quienes recuerdan con gratitud su palabra enérgica y cariñosa y los pupitres manchados de chicle y caramelo, allí están esos monumentos maternales junto a las chamas encendidas de indignación porque no tienen zapatos para ir a sus aulas a dar clases. En esos torrentes de edades varias y recuerdos múltiples abonados todos al cariño y admiración por nuestros educadores la clave del vinculo emocional que establecieron con todos nosotros puede haber sido el toque de corazón que le pusieron a su tragedia existencial, lograron combinar el reclamo dramático sobre su precariedad económica con el muy venezolano humor que sabe cantar en mitad de las tristezas y reír en contrapunteo con el grito de coraje que reta a los poderosos,
Allí, en esos vendavales de proclamas, canciones y verdades, está el corazón de Venezuela, lacerado pero erguido como una víctima que convirtió su dolor en lanza ardiente que apunta al pecho de sus hieráticos opresores. En esas calles de cada `pueblo, en las amplias avenidas de nuestras capitales están los maestros en lucha heroica por lograr que mediante el trabajo honrado las familias de nuestra patria puedan vivir y soñar. En sus gargantas está la voz de todos nosotros. Todos queremos que su gesta culmine en triunfo rotundo y vigoroso, pero también sabemos que su objetivo de alcanzar salarios dignos es imposible porque el Estado está arruinado y el país apenas sobrevive del aporte de menguadas empresas y de las remesas que envían con esfuerzo titánico los venezolanos en diáspora.
Pero no importa si el camino es más largo que el deseado, lo que importa es que el corazón del pueblo late con fuerza y ha tomado las calles para construir un ejército de voluntades que marcha hacia el rescate de las ilusiones perdidas, lo que importa es la vida que brota airosa y exuberante para vencer la oscuridad y la muerte con la que han pretendido tapizar los días de este secuestro colectivo.
Desde la calle y a su lado, desde nuestros hogares y en sentimiento solidario todos estamos en la marcha de los maestros, ellos son los custodios del futuro y los orfebres del presente, son líderes que predican y hacen patria con el vuelo de sus palabras y su ejemplo. Caminan por la ruta heroica de antiguas y nuevas protestas y en un solo fuego de hidalguía han reunido las muchas hogueras encendidas en las esperas múltiples de la epifanía libertaria,
Vamos adelante con los maestros, acompañemos con hechos y oraciones su avance prometeico, unamos a sus batallas reivindicativas el aliento de una estrategia viable y consistente como la tallada en el proyecto Camino al Futuro Prospectiva 2035, Entre todos los que amamos la bondad grandiosa del pueblo venezolano podemos cumplir el reto de regresar a Ítaca con las velas de la esperanza desplegadas al viento. Dios con nosotros.
Jorge Euclides Ramírez
