Pregunta Rosario Anzola a los jóvenes: ¿Quién es Rafael Cadenas? #21Ene

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A la escritora barquisimetana Rosario Anzola, autora de 33 libros, la mayoría de ellos dirigidos a los niños, le correspondió pronunciar el discursivo alusivo al inicio del Año Cadenas, en la plaza Lara, este sábado 21 de enero, quien enfatizó su empeño de acercar a la juventud a los movimientos ciudadanos.

Comenzó sus palabras con una pregunta: A los jóvenes:¿Quién es Rafael Cadenas? Muchos no saben cuál ha sido su trayectoria. Nació en Barquisimeto el 8 de abril de 1930. Vivió en una ciudad provinciana, casi rural, donde las plazas eran los lugares de encuentro para conversar, muy especialmente esta Plaza Lara, muy cerca de la que fue su casa.

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Ahí mismito. Permítame confiarles una fantasía, alimentada por el entusiasmo que ha despertado en nosotros, los larenses, el Premio Cervantes. Visualizo esa casa como el Centro Rafael Cadenas, donde estarán sus libros, donde se leerán sus poemas, donde la literatura tendrá un refugio para conversar, crear y cantar al mejor estilo de los trovadores.

Allí se reverenciará la palabra, que es a fin de cuentas el verbo primigenio que dotó de alma y sensibilidad a los seres humanos. A ustedes, los jóvenes, les corresponde llevar a cabo estos sueños para dignidad de la palabra, de la poesía y de los poetas, y para honrar a un hombre que se ha hecho acreedor de los más importantes reconocimientos en lengua hispana.

Cuenten con nosotros, pero la batuta es de ustedes sigo contándoles. Por estas calles y plazas, Rafael compartió sueños e inquietudes con algunos de sus coetáneos , con quienes siempre mantuvo una hermandad a prueba de años, entre ellos Salvador Garmendia, Manuel Caballero, Rubén Monasterios, Alberto Anzola y Rafael Cordero.

Cuando Rafael tenía apenas 16 años, Casta J. Riera le publicó “Cantos iniciales,” un poemario que anuncia su vocación, vida y poesía. Siendo todavía un liceísta conoció la cárcel acá en Barquisimeto. Entonces pasó unos días acusado de agitador. (Imagino a Rafael agitador, pero, bueno, así fue).

Más tarde, en 1950 se va a Caracas a estudiar en la Universidad Central de Venezuela y lo atrapa la fogosidad juvenil en contra de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Y como muchos de sus fogosos compañeros vuelve a prisión.

En 1952 es expulsado del país. Vive expatriado en Trinidad y regresa a Venezuela cuatro años después y presencia la caída del dictador. Retoma, entonces, sus estudios de Letras en la UCV y se muda a Mérida, donde ejerció la docencia y escribió muchísimo.

A través de los años se va evidenciando su alejamiento de la actividad política para centrarse cada vez más en su cosmo interior, más allá de la política y de lo estético. A Rafael lo marcó la utopía compartida con los comunistas soñadores de los años sesenta, de aquellos que creyeron posible un mundo de igualdad y libertad.

En esa época de comeflores, de hippies, de canciones de protestas y de aperturas sociales, el idealismo por la verdadera equidad era un compromiso obligatorio para quienes tenían sangre en las venas, en el pensamiento y la palabra.

Como la gran mayoría de esos jóvenes militantes padeció, años después, el desencanto y la decepción de un ideario convertido en represión, mentiras y persecuciones.

A Rafael Cadenas le sigue doliendo la pobreza, las injusticias y las dictaduras, asi como le duele la palabra mal dicha, mal leida y mal escrita.

¿Y quién es Rafael Cadenas para los barquisimetanos?

Cadenas me resulta cercano por la poesía, por los amigos compartidos y por nuestro común gentilicio. He seguido su huella, siempre encandilada y embrujada por la fuerza de su poética.

He leído cada uno de sus libros, revisado sus textos con mis alumnos y amigos, y celebrado sus reconocimientos como si fueran propios. Porque la palabra de Cadenas nos pertenece, es inherente a quienes vivimos con devoción por la literatura. Para los barquisimetanos se concibe a Rafael como propio por la gracia de la admiración y el afecto.

¿Y quién es Rafael Cadenas para el mundo?

Cadenas es considerado un poeta excepcional en todos los rincones del mundo, donde su poesía se lee, se degusta, se saborea y se introspecciona. Me consta. Cuando me he reunido con escritores de otras latitudes, una de las referencias más destacadas es, precisamente, la obra de Rafael Cadenas.

Qué orgullo, ¿verdad? Rafael es un poeta enigmático y difícil de catalogar. Si bien en unas épocas de su vida se vinculó a algunos movimientos y grupos de intelectuales que han hecho de la literatura su quehacer tanto cotidiano como trascendente, Cadenas ha ido construyendo un universo cuántico, que yo, atrevidamente, he venido definiendo como la poética de la soledad, de la brevedad y de los silencios.

El tiene fama de distraído, sin embargo, sólo se trata de su permanente y acostumbrado ensimismamiento. El silencio arropa su personalidad.

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