«La humanidad aún no comprendió la profundidad de la crisis que se avecina y el costo de la resurrección”
Jacques Attali
Jacques Attali tiene siete reglas de oro para sobrevivir a las crisis.
La primera “Autoestima: es decir, querer vivir, y no solo sobrevivir. En otras palabras, amarse y ver el vaso medio lleno”.
La segunda “Intensidad: Es decir vivir intensamente el tiempo que se nos regala, proyectándose siempre en planes a largo plazo”.
La tercera “Empatía: Ante cualquier crisis tener la capacidad de ponerse en el lugar de los demás”.
La cuarta “Resistencia: Estar listo para pensar y formar planes de acción alternativos”.
La quinta “Creatividad: Si la crisis se vuelve irreversible, debemos aprender a transformarla en una oportunidad”.
La sexta “Ubicuidad: Debe estar preparado para cambiar radicalmente, aprender y ser móvil”.
La regla séptima es excepcional: atribuible a la idea del Pensamiento Revolucionario, en última instancia, uno debe finalmente debe estar listo para atreverse con el todo por el todo.
Attali proporciona una descripción concisa de los instrumentos creados en los últimos veinte años por las «finanzas innovadoras«, en particular derivados como CDO (Obligaciones de deuda garantizada), ABS (Valores basados en activos) CDS (Permutas de incumplimiento crediticio) a los que se remonta el perverso mecanismo que subyace a los desastrosos resultados de una crisis que obligó a la Reserva Federal de los Estados Unidos de América a fines de marzo de 2009 a prestar o garantizar 8,7 billones de dólares a la economía estadounidense sin que el Congreso o el público estadounidense supieran nada sobre los beneficiarios finales de esta prodigalidad finalmente retirada de las cuentas de los contribuyentes.
Definitivamente, Attali sugiere inspirarse en las técnicas de supervivencia a las que hoy recurren los más pobres, para quienes cada momento de la vida esconde una amenaza: gran voluntad de vivir, profunda conciencia de los peligros, conocimiento detallado del entorno, imaginación fértil, capacidad de adaptación, de encontrar aliados inverosímiles, de construir relaciones triviales sobre la solidaridad y la honestidad, de transformar la amenaza en enriquecimiento, de realizar diferentes tipos de trabajos, de no poner todos los huevos en la misma canasta, de gestionar varios préstamos e inversiones que implican riesgos de diversa índole. Recetas milenarias del sentido común, útiles tanto para los poderosos como para los que no alcanzan a llegar a fin de mes.
Italo Olivo
www.iolivo.com
