Ha comenzado un nuevo año pero en Venezuela nada ha cambiado y seguimos padeciendo toda clase de injusticias. El Bolívar no ha dejado de devaluarse, la inflación está en alza y los salarios son cada vez más bajos. Con lo que gana una persona al mes no alcanza ni para cubrir las necesidades básicas y mucho menos para gozar de calidad de vida. Nos han obligado a sobrevivir entre la miseria y batallar cada día para poder comer. El 80% de los venezolanos se encuentran sumergidos en la pobreza y nos hemos transformado en el país más desigual de toda la región (ENCOVI 2022).
Así, desde inicios de este 2023 hemos visto una ola de protestas de varios sectores productivos del país y la clase trabajadora, quienes han salido a la calle pidiendo reivindicaciones salariales. Hay protestas en todas las regiones de Venezuela. Los docentes que han dedicado toda una vida a la educación de los venezolanos no logran comprar ni un kilo de queso con su sueldo. Ingenieros, personal obrero, técnicos y especialistas del sector industrial nacional, se encuentran en la misma circunstancia, exigiendo un ingreso que les permita vivir dignamente. Médicos, enfermeros y demás personal de la salud dejan todo su esfuerzo para salvar vidas en unos hospitales que se caen a pedazos, pero miran impotentes como el dinero que ganan no les alcanza para nada.
Los trabajadores públicos, quienes dejan todo el sudor y esfuerzo para ayudar a los venezolanos a construir un mejor país, viven hoy a duras penas. La falsa memoria y cuenta del régimen no mencionó uno de los puntos que más se debe resaltar en Venezuela: el salario del venezolano no deja de desplomarse y cada día es más difícil vivir aquí.
A pesar de esto, el régimen no duda en criminalizar cualquier expresión de cambio y censurar las críticas. Quieren a los venezolanos sumisos e incapaces de alzar su voz en contra de las injusticias que cometen y, a pesar de ello, son incapaces de ocultar la realidad y callar al pueblo. Los venezolanos en las calles representan ese cansancio por este modelo fracasado, por la pobreza, por luchar para sobrevivir, por el hambre y el miedo. Queremos y necesitamos un cambio. Somos una amplia mayoría que quiere trabajar y ocupar toda clase de espacios para lograrlo. No importa cuánto lo intenten, no podrán callarnos.
Luego de esta terrible pesadilla que Venezuela atraviesa tenemos un mañana lleno de esperanzas y oportunidades que vivir. Estoy totalmente convencido de que podremos unir nuestras voces y deseo de cambio para materializar un mejor futuro. Este 2023 estará lleno de retos, pero también de oportunidades. Reconstruir el país, para que todos contemos con calidad de vida y salarios dignos es posible si nos organizamos. Nuestra voluntad no será sometida nunca.
Stalin González