La inquietud del joven músico Alirio Díaz por desarrollarse cada vez más en el ámbito musical no se ocultaba, más aún, su pasión por la guitarra era el estímulo que lo llevaría cada vez más lejos, primero dentro de la geografía nacional y luego más allá de nuestras fronteras.
En septiembre de 1945 emprende viaje hasta Caracas en uno de aquellos viajes menguados por polvorientas carreteras devoradas por enjutos y traqueteantes autobuses, cuyo trayecto podía demorar varios días. Trujillo, su banda y su emisora de radio quedaban atrás al igual que los buenos recuerdos de aquellos primeros años pernoctados en los amables andes venezolanos.
Alirio inicia clases en la Escuela Superior de Música de Caracas e inicia estudios formales de guitarra de la mano del profesor Raúl Borjes. En paralelo recibe clases de solfeo que complementan sus estudios con los maestros Laudelino Mejías, Pedro Antonio Ramos y de Armonía con Primo Moschini y el insigne profesor Vicente Emilio Sojo.
Fructíferos son aquellos primeros años del joven guitarrista en la gran capital y allí se codea con lo más granado del ámbito musical venezolano. Cada vez se perfecciona más en las cuerdas a traves de sus estudios de guitarra, sin dejar de cultivarse en otros ámbitos.
No se le hace difícil al buen y talentoso Alirio ingresar a la Banda Marcial de Caracas y allí los conocimientos adquiridos en Trujillo lo llevan a desempeñarse como el quinto claritene en aquella prestigiosa agrupación.
Además y como se dijo anteriormente, estuvo el guitarrista larense en su oportunidad bajo la enseñanza del maestro Vicente Emilio Sojo, una de las glorias de la música en nuestro país y quien ha trascendido en el tiempo por sus obras, legado que compartió con el joven Alirio Díaz en sus días de estudiante.
En estos tiempos también ejecutaba piezas para lo que se denominaba como Los Músicos Populares de la esquina de La Torre, así como de la orquesta de César Viera en la emisora Radio Tropical. El joven estudiante contaba por aquellos días con una modesta beca que le proveía el Ministerio de Educación.
Insignes instituciones y grandes maestros forjan el carácter del joven Alirio, quien desde sus inicios demostró su aptitudes en la música y sus habilidades como guitarrista. El camino estaba hecho, solo quedaba recorrerlo.
