1. María Corina Machado, fundadora del partido Vente Venezuela, es vertical, íntegra, y actúa sin dobleces ni medias tintas, frente al régimen usurpador, y ante las desviaciones de la política en general. Mucho más trascendente que haber reunido suficiente temperamento y autoridad para llamar ladrón a Chávez en su cara, en cadena de radio y televisión, es que todos estos años se ha mostrado dispuesta a asumir el costo de no convalidar traiciones ni negociados. Ningún escándalo de corrupción la ha salpicado.
2. Venezuela sabe perfectamente a qué atenerse con ella. Su discurso y su invariable conducta, política y personal, han prevalecido porque el tiempo se encarga de poner las cosas en su lugar. La tiranía la persigue en forma implacable puesto que no ha cedido a sus chantajes ni ha logrado acobardarla ni mucho menos destruirla.
¡Todo lo contrario!
3. La lucha de María Corina se identifica con la Venezuela decente, emprendedora, deseosa de rescatar sus más preciados valores ciudadanos. Ella promueve una patria de oportunidades, sin odios ni distingos sociales, capaz de brillar por el talento y el tesón de su gente. María Corina encarna los sentimientos que anidan en el común de la familia venezolana. Y está claro que el pueblo en su natural sabiduría lo ha intuido así. Por ello su mensaje y su imagen han prendido con fuerza incontenible en la conciencia colectiva.
4. Resalta su entrega. Es obvio que no se internó en la compleja, machista y desacreditada arena política, movida por una ambición de acomodos y prebendas. Más bien se ha expuesto, no vacila en asumir riesgos, condenar vicios, habiendo sufrido con gallardía los desgarros propios de su sacrificio. Inhabilitaciones, ensañamiento judicial, golpizas, campañas de difamación, retención arbitraria en las alcabalas, prohibición de salir del país (con sus hijos lejos) y de abordar internamente cualquier tipo de transporte aéreo, privado o público. ¿Podrían sus compatriotas, acaso, dejar de valorar eso?
5. Nació en Caracas hace 55 años. De manera que con ella volverá a despachar en Miraflores alguien de nacionalidad comprobadamente venezolana. Proviene de un hogar en cuyo seno se le inculcó una acendrada pasión por el estudio, el trabajo y la solidaridad social. Una muestra de eso es que al lado de su madre echó las bases de una fundación que se encarga del cuidado y la rehabilitación de niños huérfanos y jóvenes en situación de abandono.
6. Dotada de una despierta inteligencia, es ingeniera industrial (UCAB), ocupó el primer escaño de su promoción, ha ejercido la docencia y entre sus lauros académicos, con honores, figura un diplomado del IESA en Finanzas. Es proclive a trabajar en equipo, conoce al país de palmo a palmo y se ha preparado para responder a sus más sentidas urgencias.
7. Una vez electa candidata de las fuerzas democráticas, en Unidad, no incurrirá en la cobardía de entregar un triunfo que recoja la libérrima voluntad de los venezolanos. El país sabe bien que ella es, y será, insospechable de pactos secretos y de cohabitación con la dictadura. Una verdad tan evidente no amerita redundar en argumentos.
8. Su liderazgo, como ocurrió en algunos episodios de la era democrática, es una fuerza que no emana de acuerdos cupulares. Brota desde abajo, desde las entrañas de una nación anhelante de superar, sin más dilación, el pavoroso drama que la humilla. El dedo clamoroso del pueblo señala la figura merecedora de su confianza.
9. Su ascenso es legítimo e interpreta una verdadera intención de cambio. María Corina, electa diputada en 2010 con la más alta votación (85,28%), no sólo es ferviente defensora de la institución del sufragio (es cofundadora de la asociación civil Súmate, junto a Antonio Ledezma y Diego Arria); además es entusiasta propulsora de las primarias, de cara a las elecciones presidenciales de 2024, por considerarlas un hito movilizador para derrotar al régimen. Eso sí, ha exigido condiciones tan justas como la de que no se niegue la participación a los millones de venezolanos en el exilio. Su deseo de medirse no deja margen para la duda. Y,
10. Venezuela, con nombre y corazón de mujer, luce dispuesta a inaugurar una promisoria etapa democrática, en paz y libertad, de la mano de una digna hija suya. Y ese país que así se expresa, no está en condiciones de soportar una frustración más.
José Ángel Ocanto