Carmen Alicia Carmona de García, docente universitaria e investigadora científica, confiesa sentir tristeza y dolor cuando ha ido al Hospital Central Universitario Doctor Antonio María Pineda, donde inició sus actividades profesionales; y a la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), en la cual fue la primera autoridad electa y desarrolló su actividad de investigadora científica, porque ambas instituciones se encuentran en el abandono.
Su espíritu educativo la lleva a aferrarse a las palabras de Li Andersson, ministra de Educación de Finlandia, quien afirmara que el desarrollo de su país se debe a tres principios: educación, educación y educación.
Porque sólo la educación puede resolver los problemas de una nación y señala la doctora Carmona de García que quien carece de educación no tiene conciencia ni siquiera para saber a quién elegir.
Su pasión por la educación, y sobre todo por la química, reveló, surgió por la forma tan perfecta como impartía esa materia el profesor José Carlos Arias en el Instituto Inmaculada Concepción y luego el haber compartido trabajo con el insigne sabio brasileño Javier Moussatuche, especialmente en el descubrimiento de la enzima Lipoproteina Lipasa los llevó a ambos a diversos congresos en el mundo.
Uno de sus libros, Prácticas de Bioquímica, editado varias veces, es utilizado en la enseñanza de esa materia, lo cual la satisface enormemente, por estar contribuyendo a la preparación de nuevos profesionales, según dio a conocer al ser entrevistada por un equipo de El Impulso.
Feliz en Barquisimeto
¿Cómo se siente haber nacido en Barquisimeto y realizado una carrera universitaria aquí?
Me siento muy orgullosa de ser barquisimetana y tener origen caroreño. Mis ancestros, abuelos y padres, hicieron su vida en Carora con todo el amor del mundo y se sentían orgullosísimos de serlo, aunque estuvieran en Europa, porque lo máximo era ser caroreños. Y nos transmitieron el amor por esa tierra.
Yo nací en Barquisimeto, pero también siento ese amor hacia Carora. Barquisimeto puede tener inconvenientes, pero es una ciudad donde hay arte, música y partes académicas porque aquí están las principales instituciones de nivel superior, aunque hoy día se encuentran quebrantadas. Cualquiera puede desarrollarse en las diferentes áreas y puede vivir feliz. Yo me siento feliz de estar acá.
Me eduqué en el Instituto Inmaculada Concepción, donde se impartía una excelente formación académica y, aunada a ella, una formación espiritual muy importante, que para mi ha sido de gran ayuda, porque cuando se presentan momentos difíciles, quien tiene un escudo espiritual puede saltar todas las dificultades.
¿Usted ha vivido toda la vida en Barquisimeto, menos los cinco años que estuvo en Mérida?
Sí. Cuando estudiaba en el Instituto había un excelentísimo profesor español José Carlos Arias, doctor en química, quien enseñaba esta materia de manera perfecta. Cuando yo me gradué quería hacer una carrera que tuviera química. Y de las carreras que tienen más química es la farmacia, y me fui por esa área. Y de verdad la Universidad de los Andes también tenía una gran formación y buenos profesores, y me formé, creo, que muy bien.
Cuando volví a Barquisimeto la primera parte donde trabajé fue en el Hospital Central Antonio María Pineda, como farmacéutica.
¿Cómo era el Hospital Central en aquella época?
Era una tacita de plata. A mi me tocaba organizar todas las medicinas para los pacientes de las camas de los diferentes servicios. A las cinco de la tarde llegaban las enfermeras y se le entregaban los medicamentos. No quedaba nadie que le faltara nada. Había un control estrict0 a quien se le daba y cómo se le daba. Las enfermeras eran muy cuidadosas. Y a mi me tocaba, además, darles clases de farmacología.
Había dotación de batas para todo el personal sanitario y las camas tenían sus sábanas bien limpiecitas porque había una lavandería, que ofrecía servicio absoluto a médicos y pacientes. Las comidas eran excelentes y suministradas de acuerdo a las enfermedades que afectaban a las personas hospitalizadas. Y el mantenimiento de la limpieza era total. El hospital funcionaba de una manera perfecta.
¿Se enseña farmacología actualmente a las enfermeras?
Nada de eso. Cuando hoy en día he tenido que ir al hospital me da dolor. ¿Cómo es posible que en lugar de haber progresado haya ido perdiéndose vertiginosamente?
Haciendo la Universidad
Yo estaba encantada con mi trabajo, refiere al evocar sus funciones en el Antonio María Pineda. Pero me salió la oportunidad de concursa en la Universidad Experimental Centroccidental (transformada posteriormente en la UCLA de hoy), en el área que yo quería: bioquímica, y trabajar, como era mi sueño, en un laboratorio.
En ese entonces estaba como rector el doctor Argimiro Bracamonte, un académico impresionante, sumamente educado, que había trabajado en Italia y allá había encontrado a mi tío, Ramón Carmona Figueroa, quien era funcionario en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Eran grandes amigos. Ambos recordaban todos los días a Carora, y al Diablo de Carora, el río Morere y todo lo que tenía que ver con los caroreños.
Cuando entro a la Universidad no había infraestructura para veterinaria y empezamos un grupo de profesores a luchar por hacerla realidad y, finalmente, todo fue organizado muy bien. Se lograron formar excelentes profesionales.
Lamentablemente, de un tiempo para acá las Universidades ha sido castigadas.
Electa
¿Cómo llega a ser autoridad universitaria?
Fui la primera mujer que ocupó un cargo rectoral en el país. Yo tenía muy buenas relaciones en la Universidad, muy cuidadosa de estudiar y hacer investigación, y logré que un grupo de profesores me auparan cuando se iban a efectuar unas elecciones, las primeras que se hacían en la Universidad. Me propusieron para el cargo de secretaria general, el cual gané con muchos votos, y ya no recuerdo quiénes eran los otros participantes.
El tren rectoral fue conformado por el doctor Carlos Zapata Escalona, rector; el doctor Mario Baptista, vice-rector académico; y el doctor Francisco Diamond, vice-rector administrativo.
Antes de trabajar con el doctor Zapata Escalona, lo había hecho con los rectores Bracamonte y Héctor Ochoa. En todos ellos había una gran vocación de servicio. Todo el mundo se preocupaba por ejercer eficientemente su trabajo. No existía problema porque alguien tuviera un pensamiento distinto al del otro. No importaba el tipo de pensamiento que se tuviera.
Labor investigativa
Recuerda la doctora Carmona de García que en 1973 se incorporó a la Universidad Centroccidental el doctor Jaime Moussatuché, quien por razones políticas hubo de abandonar el Instituto Oswaldo Cruz, de Brasil.
Era –afirma- el quinto sabio de América Latina, y la Universidad Centroccidental lo captó porque tenía cómo pagarle y por disponer de presupuesto, que lo permitía.
Con el doctor Moussatche hice mi tesis de grado y llevamos a cabo trabajos de investigación en diferentes experimentos. Logramos descubrir una enzima que en aquel momento no se conocía: la Lipasa lipoproteica, la cual hace que se mueva la grasa en el hígado. Fue muy importante hacer conocer ese hallazgo y fuimos invitados a muchos congresos, donde el doctor Moussatuché era recibido como un rey, por cuanto conocían su importancia. Y yo logré establecer muchos contactos en esos eventos.
Además de la Práctica de Bioquímica, la doctora Carmona de García hizo un estudio de la protección del hígado graso producido por tetracloruro de carbono en animales adaptados al frío. También revistas indexadas, en inglés, le han publicado otros estudios.
Avance de la mujer
A propósito de ese logro, dice la doctora Carmona de García que una periodista de El Impulso le preguntó si ella representaba al movimiento feminista, que en ese momento se había convertido en tema informativo porque, entre otras cosas, las mujeres hacían ostentación del nudismo. Su respuesta fue más o menos en estos términos:
Yo considero que el feminismo se debe pensar como el avance de la mujer dentro de la vida profesional y científica en el mundo.
En ese sentido declara que hoy las mujeres se distinguen en todos los ámbitos: artes, música, ciencia y escritora de libros. Ya la mujer está a la par del hombre. Eso no quiere decir que haya una guerra para aplastar al hombre, no. Vamos hombro a hombro, aprendiendo, solucionando y echando adelante, no olvidando el hogar que tenemos y la vida de los hijos, que es lo más importante que todo.
Los padres son insustituibles
Ahora que habla de hijos, en Venezuela se ha venido produciendo una diáspora muy grande que afecta a más de un millón de niños venezolanos, cuyos padres se han ido al exterior y los han dejado al cuidado de sus abuelos, tíos y otros parientes. ¿Cuál es su opinión acerca de esta situación?
Eso es gravísimo. Porque el papel de los padres no se puede sustituir. Es insustituible. Los padres que han dejado a sus hijos, desde mi manera de pensar, han sido una grave irresponsabilidad. Porque cuando se trae un hijo al mundo, sus progenitores tienen que luchar por la responsabilidad de que ese hijo eche adelante, que ese hijo logre metas, que ese hijo se eleve. Es un papel que no puede ser sustituido. Un padre no se puede ir si no puede llevar a sus hijos.
En ese mismo aspecto, con esos niños se está registrando una gran deserción escolar y desde luego, no hay formación.
Es gravísimo todo eso. Yo veo en los mercados, porque a mi me gusta ir a los mercados, a niños vendiendo, ya a las ocho de la mañana. Les pregunto:¿niño, tú no vas a la escuela? Y me dicen que no, porque la escuela se cayó. Pero, la persona, que es su representante, no por maldad, sino por ignorancia, tendría que preocuparse por buscarle solución a ese problema para que ese niño se eduque.
Educación y conciencia
Recientemente , comenta la doctora Carmona de García, en una entrevista que le hicieron a la ministra de Educación de Finlandia, le preguntaron la razón para que su país tuviera un avance económico tan importante, y ella contestó: eso se debe a tres cosas: educación, educación y educación.
Eso quiere decir que un pueblo educado puede ayudar a que su país progrese. Si nuestra gente no está educada no tiene siquiera conciencia de por quién puede votar. No puede discernir. Eso en lo más mínimo. Porque si todos los ciudadanos tienen conocimiento entre todos pueden echar adelante al país.
Pero, si tenemos las escuelas destruidas, las maestras ganando una miseria, los liceos al igual y las universidades nacionales, que eran las más importante, totalmente descuidadas, sin dinero, ¿Cómo van a tener presupuesto para educar? Se acaba de determinar que los sueldos de los profesores universitarios son los más míseros de toda América Latina.
Las universidades se hicieron con el esfuerzo de todos los profesores. ¿Cómo se hace investigación si no se tiene presupuesto? Esas investigaciones que hicimos nosotros fueron importantes y fuimos a diferentes congresos con tanta autoridad, pero no se pueden hacer ahorita.
¿Cómo ve el país?
Yo veo el país totalmente destruido, pero también veo que hay personas que han tomado conciencia. Tengo esperanza de que el país avanzará después de que haya cambios. Hay muchos movimientos de gente seria dispuesta a echar adelante al país. A mi me da dolor ir a la universidad hoy en día.
¿Por qué?
En veterinaria, donde yo trabajé siempre junto con agronomía, se han robado todo…hasta los vidrios de las ventanas.
¿Están las universidades caóticas?
En situación difícil, pero hay profesores con una mística tan grande, que a pesar de ganar unos sueldos tan míseros, siguen ahí. Y siguen luchando. Por eso es que yo tengo esperanza.
¿Cuál es su mensaje a los jóvenes?
Estudien. Prepárense. Y luchen por una vida mejor. No importa que las condiciones sean difíciles. Los jóvenes están llamados a conducir al país, pero si no están preparados, este país se va a derrumbar.
La doctora Carmen Alicia Carmona de García está casada con el doctor Ibrahím García Añez, expresidente del Concejo de Iribarren y quien ejerce el Derecho; y de quién tiene dos hijos Beatriz Elena e Ibrahim Antonio. Además, de sus cinco nietos: Claudia Carolina, Diego Antonio, Andreina Victoria, Ibrahim Andrés y Andrés Alejandro.