Nadie mejor que el célebre y homenajeado poeta Rafael Cadenas, ha explicado de manera tan precisa la caracterización de los venezolanos en la actual circunstancia. “Venezuela está desperdigada por todas partes del mundo”, ha dicho con su admirable prosa ese ilustre trovador salido de las tierras larenses.
Ciertamente es así, el gentilicio venezolano repercute en cualquier continente del planeta a cuyos espacios más recónditos se han desplazado los millones de ciudadanos nacidos en la Tierra de Gracia, tal como fueron piropeadas aquellas playas, sabanas, montañas y llanuras descubiertas por Cristóbal Colón. Al momento de escribir estas líneas estamos saliendo de una gira por República Dominicana, donde viajamos con Antonio Ledezma, con la idea de presentar sus libros escritos en los últimos años, uno de ellos, el más reciente, el texto dedicado a resumir la vida y obra del expresidente Carlos Andrés Pérez. En medio del cumplimiento de una apretada agenda ha sido posible conversar con Presidentes, Ministros, parlamentarios, líderes políticos de diferentes tendencias, visitar medios de comunicación y desde luego conversar con los compatriotas que integran la diáspora que corre por todo el mundo a raíz de la catástrofe que se viene agravando en Venezuela.
Lo que hemos escuchado de los integrantes del gabinete del gobierno del presidente Luis Abinader, de la alcaldesa de Santo Domingo, Carolina Mejías, de los expresidentes Hipólito Mejías y Leonel Fernández y de destacados parlamentarios dominicanos, ¡nos ha llenado de orgullo! Todos han coincidido en que los venezolanos son gente decente, trabajadora y respetuosa. Personalmente pudimos cerciorarnos de la presencia de trabajadores venezolanos en estaciones de radio y televisión, en grupos musicales, en fábricas, hospitales y centros educacionales. A República Dominicana han llegado más de 130 mil venezolanos; más del 73% de esa diáspora la integran profesionales que pudieron coronar carreras universitarias que los califican como profesores de alto nivel; también administradores, contadores, ingenieros, y un sinnúmero de técnicos que, por sus conocimientos y habilidades, son competitivos a la hora de incorporarse al mercado de trabajo local.
Esa realidad constatada en Santo Domingo, ha sido la tendencia que se impone en otras naciones, como Argentina, en donde destacados líderes de ese país hermano subrayan el valor de los venezolanos desterrados, tal como nos lo dijo el pasado 12 de diciembre, la exministra Patricia Bullrich, quien comentó con sobrada generosidad , la capacidad creadora de los emprendedores de origen venezolano para establecer fondos de comercios, inaugurar pequeños negocios o demostrando que son buenos y eficientes a la hora de asumir cualquier trabajo decente para ganarse la vida.
No se limitan los venezolanos a ocupar puestos de trabajo en refinerías, empresas petroleras, centros de salud, cátedras universitarias, periódicos, portales, en plantas televisivas o radiales etc., también han encontrado otras ocasiones para imponer los platos típicos que identifican a través del paladar a nuestro gentilicio. Ya es común encontrar en Luxemburgo las criollas arepas, lo mismo es posible ver en cualquier establecimiento de Madrid o París, o ver y degustar de excelentes cachitos o un delicioso pan de jamón en Santo Domingo, elaborados por venezolanos que se reinventan en el exilio, como es el caso del diputado barinés, Wilmer Azuaje, quien junto a su esposa, hijos y madre, han instalado a fuerza de mucho trabajo unas extraordinarias panaderías en la capital dominicana. Tal como lo ha dicho Antonio Ledezma, ese es el Plan de Becas Ayacucho, pero autofinanciado, que está haciendo posible que millones de venezolanos estemos adquiriendo conocimientos, hábitos y diversidad de habilidades. ¡Todo ello, será posible aplicarlo en Venezuela, una vez que se produzca el esperado retorno a la patria amada!
Mitzy Capriles de Ledezma