Rumbo a su centenario. Alirio Díaz… La Candelaria recóndita y el virtuoso de las cuerdas #9Dic

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Era La Candelaria uno de aquellos apartados caseríos aledaños a la población de Carora hace un siglo, tiempos en los que a pesar de lo remoto, ya el mundo valoraba la información que viajaba desde lo más remoto en las páginas de los libros, periódicos y revistas y más en aquella prolija región larense, fecunda en hombres virtuosos de las letras, de las ciencias y de las artes.

De la Carora de hace más de 200 años y pueblos cercanos a la capital del hoy municipio Torres eran ilustres personajes como el General Jacinto Lara, el general Pedro León Torres, Don Federico Carmona, Don Chío Zubillaga y monseñor Salvador Montes de Oca, por solo nombrar algunos, ciudadanos universales que transitaron por el escarpado Siglo XIX y abrieron camino a las luces del Siglo XX.

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Era La Candelaria pues, un recóndito paraje que se ubicaba en las cercanías de la Carora que aún conservaba intacto su aspecto colonial, flanqueado por cujíes y cardonales en los que retozaban paraulatas, arrendeajos y turpiales entre otras tantas aves cantarinas que dispensaban sus conciertos matutinos a los habitantes cada mañana cuando el Sol despuntaba.

Es en este contexto que viene al mundo en ese terruño el 12 de noviembre de 1923 Alirio Martín Díaz Leal, hijo de Pompilio Díaz y de Josefa Leal, octavo vástago de aquella noble pareja dedicada a los trabajos del campo que supo bien criar a su prole con los principios fundamentales de la moral y la fe católica.

A Alirio desde niño le llamaba la atención la música e intuimos, como era la regla en esos tiempos, llegó a sus manos algún cuatro de esos que nunca faltaban en las casas de los pueblos y caseríos de hace un siglo atrás.

El aprendizaje se hacía de manera empírica y quien tenía buen oído, al poco rato le sacaba notas y melodías a las 4 cuerdas de aquel instrumento, caso estamos más que seguros fue el del niño Alirio, habilidad que se hizo notar en su modesto hogar y que le valió su traslado a una urbe más poblada a la que fue enviado a estudiar música.

Las dotes musicales de Alirio trascienden hasta la aledaña Carora, emporio de hombres cultos, entre ellos Don Chío Zubillaga Perera. El muchacho fue enviado a esa ciudad cuando tenía 16 años de edad a continuar con sus estudios primarios y allí conoce a este insigne periodista y hombre de letras, quien alienta al joven virtuoso y a sus familiares para que lo manden a la ciudad de Trujillo a formalizar estudios académicos allí.

La vida del campo quedará atrás, más su amor por La Candelaria, su querido terruño, lo acompañará hasta su último aliento tal y como lo manifestó en múltiples oportunidades desde su residencia en Italia y allí comenzó el periplo de quien es hoy considerado como el maestro de la guitarra clásica más reconocido de Venezuela, Don Alirio Díaz.

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