Para entonces la fanaticada del equipo ganador desfila hacia Miraflores para festejar en el «sarao» organizado para los triunfadores… ¿y un «nuevo» más, quizás? El transcurso del tiempo lo dirá.
Recientemente nos enteramos someramente de algunas conversaciones dizque para alcanzar acuerdos entre el régimen y la Plataforma Unitaria en México. Las llaman «negociaciones».
David A. Lax y James K. Sebenius sostienen que para negociar es necesario un paso inicial que denominan «poner la mesa» y lo exponen así: «Poner la mesa significa asegurarse que se han involucrado las partes correctas, que tratan los temas correctos, que tratan el grupo correcto de intereses, en la mesa o las mesas correctas, bajo las expectativas correctas y enfrentando las consecuencias correctas de levantarse de la negociación si no hay un acuerdo.»
Negociar implica «poner la mesa» para elaborar y acordar una «solución». Lo demás puede que sean fantasías, deseos, esperanzas, manipulaciones, tácticas dilatorias, hojas de ruta, cartas de intención, pre-acuerdos, acuerdos condicionados y todo lo que se les parezca.
«Solución» es una palabra que puede tener varios significados. A mi entender, una solución a un conflicto tiene que ser: clara (que desarrolla los términos y razones con claridad sin generar dudas), completa (que incluye todos los asuntos en debate), definitiva (que no tiene recursos ulteriores que la desvirtúen), equitativa (que atiende a los aspectos de justicia en el caso concreto) final (que remata, cierra y perfecciona todos los asuntos en debate), legal (que encuadra dentro de los parámetros de las leyes positivas vigentes), legítima (que obedece a razones de mérito), sostenible (que es capaz de sostenerse en el largo plazo) y sustentable (que es capaz de mantenerse en vigencia por el mérito de sus razones).
Me parece que estamos muy lejos de una solución entre las partes en conflicto adelantando que no sé ni siquiera cuántas son las partes en conflicto. Ojalá sean solamente dos pero el transcurso del tiempo lo dirá.
Meditaba durante el fin de semana qué era lo que había cambiado desde el punto de vista de las fortalezas de la Plataforma Unitaria que tuvieron que entregar el control de los activos y por qué el número de naciones que reconocían al Presidente Interino o han perdido interés o han retirado tal reconocimiento.
Sin entrar a juzgar o a opinar -solamente como una curiosidad personal- pensé que, desde el punto de vista del régimen usurpador, podría haber sucedido que obtuvieron más de lo que realmente aspiraban obtener o que consideraban probable que podían conseguir. Y desde el punto de vista de la Plataforma Unitaria, podría haber sucedido que su mejor alternativa era desprenderse del control total de los activos en el exterior cediéndolo a un ente que, para ese momento, era indeterminado.
Sea quien sea el ente, organismo, institución o persona que asuma el control, administración y disposición de los activos en el exterior –tarea descomunal para la cual creo que hay pocos preparados para llevarla a cabo- , lo cierto es que la Plataforma Unitaria cedió el control total de tales activos y que el régimen usurpador logró –por poder o por subterfugio- que la Plataforma Unitaria cediera el control de los mismos.
Seguramente hay una enorme cantidad de razones cuyo conocimiento y entendimiento está reservado a un grupo pequeño de personas. Aun así, y sin entrar a juzgar, puede ser –una probabilidad, tal vez- que exista una relación de causa – efecto entre los ataques a la Presidencia Interina y la pérdida de poder de negociación.
Está claro que atrás quedaron las ovaciones de pie de los miembros del Congreso de los EE. UU. cuando el Presidente Interino estuvo presente en la sesión en la cual Donald Trump pronunció su discurso «State of the Union» en febrero de 2020.
Tengo curiosidad en conocer por qué dentro de la Plataforma Unitaria consideraron preferible eliminar la Presidencia Interina en lugar de fortalecerla. Es como desestabilizante, ¿no?
Aparte de que sí desearía conocer las imputaciones, alegatos y pruebas -que hoy desconozco y que no están claras- además de las identidades de quienes se portaron inadecuadamente (respetando, por supuesto, la presunción de inocencia y su derecho a la defensa) lo cierto del caso es que, en un año y diez meses, el “equipo” se metió intencionalmente más autogoles que los goles que había logrado hacer durante el partido. Imaginen la escena: el periodista extranjero asombrado interpela al arquero del equipo perdedor: «Explícame qué fue lo que pasó si en el minuto 89 del partido estaban cero goles a cero y en posesión de la pelota.» El arquero se voltea y dice: «Uno de mis diez compañeros decidió que, para quitarme de en medio, metería un autogol en el último minuto.» Para entonces la fanaticada del equipo ganador desfila hacia Miraflores para festejar en el «sarao» organizado para los triunfadores… ¿y un «nuevo» más, quizás? El transcurso del tiempo lo dirá.
Dios guarde a V. E. muchos años,
P.D.: Me informan que el «nuevo» sí estaba en la lista de invitados al VIP del «sarao».
Luis Alejandro Aguilar Pardo
Twitter @Nash_Axelrod