Un humilde e inquieto profesor en Ciencias Sociales, recién egresado del Pedagógico barquisimetano, Reinaldo Rojas, creará la Casa de la Cultura de El Eneal y la reconocida y respetada Fundación Buría, en compañía del reconocido y laureado historiador Dr. Federico Brito Figueroa, la única comunidad de discurso en la ciencia de la historia en Venezuela, alrededor de las posibilidades de objeto y método de la Escuela de los Anales francesa, fundada por los grandes historiadores Marc Bloch y Lucien Febvre en 1929. El éxito y proyección de esta comunidad de discurso venezolana, que nace bajo el abrigo de la sombra de una pomarrosa, en El Eneal, en 1984, Municipio Crespo, es verdaderamente indiscutible.
En 2004, en la sede del diario El Impulso, quien escribe oye decir de labios del Dr. Guillermo Morón que la Fundación Buría es, sin duda alguna, una auténtica escuela de historia en el interior del país. Criterio semejante oímos decir al Dr. Orlando Albornoz. “Hacer en pequeño, pensar en grande”, repetía de manera constante nuestro Maestro Federico Brito Figueroa, quien nos acompañó hasta el año 2000. Fue un magisterio verdaderamente excepcional y cálido que aprovechamos hasta el retiro terrenal del Maestro. fue un gran acierto de Reinaldo traer al Dr. Brito Figueroa a Barquisimeto. «Yo lo conocí tarde» solía decir Brito Figueroa a Reinaldo.
Resumir es arriesgado: bajo su cálido y entusiasta abrigo, el buen ejemplo que nos ha brindado la Fundación Buría, se han formado en convenios con la UPEL, UCV, USR, UC, ULA, UCLA, USM, UCAB, más de un centenar y medio de magísteres, unos 30 doctores, aparece una inteligente y juiciosa Revista de Ciencias Sociales de la Región Centro Occidental, se realiza un bianual Congreso Internacional de Ciencias Históricas, bajo su sello editorial conocen la luz centenares de publicaciones historiograficas, ha establecido relaciones con el mundo académico francés, colombiano, mexicano, español, cubano, se crea la Sociedad Venezolana de Historia de la Educación.
Gracias a Reinaldo y a la Fundación Buría, así llamada por el primer asiento de la ciudad de Barquisimeto, hemos conocido la inmensa obra de Marc Bloch, Lucien Febvre, el sociólogo de la memoria Maurice Halbwach, Fernand Braudel y su «larga duración», Marc Ferro, el historiador de la religión Jacques Le Goff, el marxista Pierre Vilar, Lefebvre, Michel Foucault, Eric Hobsbawm, J. P. Thompson, Reinhardt Koselleck, el mexicano Octavio Paz, Silvio Zavala, Gilberto Freyre, Darcy Ribeiro, el filósofo español Ortega y Gasset, Don Miguel Unamuno, Francoise Chevalier, así como la de los venezolanos José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado, Laureano Vallenilla Lanz, Mariano Picón Salas, el revisionista Mario Briceño Iragorri, la crítica literaria desde la psiquiatría de Rafael Domingo Silva Uzcátegui, la geografía humanística de Pedro Cunill Grau, Rafael Fernández Heres y la historia de la educación, Federico Brito Figueroa, Guillermo Morón, Ramón Tovar, Eduardo Arcila Farías, Kaldone Nweid.
En fechas recientes el Dr. Reinaldo Rojas es Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, ilustre institución que reconoce así su fecundo magisterio, el ánimo inteligente que proporciona a los nuevos investigadores, sus numerosos galardones obtenidos, la creación de una historia conceptual que se transparenta magistralmente con su categoría de análisis Región Barquisimeto, la que será reconocida como su más ambiciosa y firme contribución a la historiografía venezolana. Buen esposo, buen amigo, dotado de un chispeante humorismo, a él debo buena parte de mi formación, criterio que sin duda pueden repetir muchas personas. Lo conocí en las aulas de la Universidad Central de Venezuela en 1978 y puedo decir que después de tantos años transcurridos que sigo aprendiendo de su lúcido magisterio y calidad humana.
Luis Eduardo Cortés Riera