#EntrevistaDominical Juan Vilera: Para que haya elecciones transparentes hay que cambiar todo el CNE #20Nov

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Tajantemente, el doctor Juan Vilera, quien fue director de regiones del Consejo Nacional Electoral, plantea cambiar todo ese organismo si queremos tener unas elecciones transparentes.

“Porque tal como está funcionando actualmente y desde que se produjo la automatización de los procesos electorales, es una maquinaria roja rojita,” asegura.

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En entrevista concedida a El Impulso, el especialista en materia electoral y quien fuera diputado de la Asamblea Nacional del 2015, tiene serias observaciones sobre el CNE, donde trabajó y desempeñó cargos de responsabilidad hasta que fue jubilado por años de servicios.

¿Cuál es la diferencia que existe entre el CNE donde usted trabajó y el actual?

En aquella época había democracia, los funcionarios ciertamente eran postulados por los partidos políticos y, aunque no fuesen militantes de los mismos, trabajaban para todo el mundo. La misma diversidad política hacía que el trabajo se cumpliera con eficiencia. Ahora, no, porque este no es un gobierno democrático, sino todo lo contrario. Todos los funcionarios desde los cargos más importantes hasta los de menor rango son activistas del partido oficialista, el Psuv. Y, por lo tanto, obedecen las instrucciones emanadas del Ejecutivo Nacional, que tiene el control absoluto de todos los poderes públicos. Hay claramente una  estrecha vinculación entre el CNE y  el Tribunal Supremo de Justicia, que es público y notorio Amazonas, por ejemplo, perdió a sus tres diputados que con ellos se hacía la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional del 2015 y nunca se llevó a cabo el proceso electoral para escoger a tres parlamentarios en representación de esa entidad, ya que se cumplió la anulación determinada por el  TSJ. A éste cuerpo fue ingresada una rectora del CNE, que no reunía los requisitos mínimos para ser magistrada, pero al gobierno le interesaba tenerla en esa posición. Me limito a poner esos dos ejemplos, porque hay muchos otros, pero basta para entender lo que estoy diciendo.

¿Se violenta alegremente la Constitución?

Totalmente. Son intervenidos los partidos políticos, nombradas autoridades por parte del TSJ, asignados los símbolos de esas organizaciones a nuevas directivas y en procedimientos también arbitrarios, inhabilitados dirigentes políticos. Medidas de esta naturaleza jamás se pueden ver en países democráticos, porque los derechos se respetan; pero, lamentablemente, aquí, como no tenemos democracia, ocurren estos hechos sumamente graves.

Decía usted que el CNE es una maquinaria roja rojita porque está constituida por militantes y activistas del Psuv. ¿Entonces no se puede esperar que cambie ese organismo para un nuevo proceso electoral?

Además de haberse convertido en esa maquinaria política, también en su seno hay una cantidad, no precisada en número, de cubanos enviados precisamente por el gobierno de la isla de Cuba, quienes tienen funciones decisorias en algunas de sus dependencias. Si el gobierno conformó un enorme equipo nacional en el CNE, indudablemente, que todas las decisiones tienen que ser acatadas estrictamente. Dentro del organismo nadie disiente, todos son obedientes.

También dice usted que ese control comenzó con la automatización…

Una vez que se acordó acabar con la forma de escoger a los ciudadanos para ejercer cargos públicos mediante el uso de tarjetas, fueron despedidos todos los funcionarios que no estaban plenamente identificados con el gobierno. Éste colocó a gente de su confianza y, por supuesto, a quienes tenían que ocuparse de las máquinas de votación. Y aunque se automatizó el proceso, como ya es conocido, tardan muchas horas para conocerse los resultados. Distinto es cuando  se realizaba manualmente porque en todas las mesas había representación de todos los partidos que estaban participando en los comicios y las actas se elaboraban con los números que arrojaron las urnas. De modo, pues, que cada acta tenía que ser firmada por los representantes partidistas porque todos tenían el mismo propósito: respetar la voluntad del electorado. Recuérdese el hecho más trascendente de una elección presidencial, cuando el doctor Rafael Caldera obtuvo una victoria por encima de 30 mil votos sobre su rival, el doctor Gonzalo Barrios, quien aceptó de inmediato su derrota. Y así ocurría en todos los procesos que se realizaron en Venezuela. Pero, a partir del uso de las máquinas, siempre han quedado dudas.

¿Cómo ha apreciado la pérdida de confianza del electorado en el CNE?

Duele, para quienes hemos trabajado en ese organismo, que éste haya perdido confianza entre la gente. Ya le citaba los casos de inhabilitaciones, de intervenciones en partidos políticos, del desconocimiento del triunfo de diputados e incluso de lo que ocurrió en Barinas, cuando se le arrebató el triunfo al que había resultado ganador en las elecciones regionales y después quedó muy mal el gobierno, el CNE y el TSJ, que es lo mismo, cuando volvieron a convocar a otro proceso electoral. Esas son, entre otras, las cosas que le restan credibilidad, confianza y respeto al árbitro electoral. Y , por supuesto, al máximo tribunal de justicia.

Es lamentable que esa serie de irregularidades ocurra, porque contribuyen decisivamente en la conducta de los electores, quienes en determinado momento piensan que no vale votar y, en consecuencia, se producen las grandes abstenciones, que indudablemente favorecen al gobierno.

Si tenemos un CNE que genera desconfianza, su personal está afiliado al gobierno y nadie se fía en los equipos de votación, no se puede esperar que haya cambios dentro del organismo por lo ya  expuesto.

Entonces, ¿una alternativa sería volver al uso de las tarjetas y hacer el escrutinio manual?

Es que definitivamente no hay confianza en la automatización porque las máquinas pueden ser manipuladas, si no existe suficiente observación imparcial. Yo creo que se debe volver a las tarjetas y, por supuesto, a la vigilancia por parte de todos los partidos que participen en la contienda electoral. Ahora, si hay un cambio total del CNE, con una observación imparcial, en la que participen observadores extranjeros, la cosa sería distinta. Pero, tal como están las cosas, no va el gobierno querer que haya cambio, si no que todo siga igual.

¿Qué nos dice de aquel refrán que se hizo repetitivo de que acta mata votos?

Ese fue un chiste del cómico Joselo Díaz. Pero eso no es verdad. Porque el acta que se levantaba estaba firmada por todos los testigos de los partidos. Y las copias que se hacían tenían idéntico contenido.

¿Cuáles son sus observaciones para que haya elecciones transparentes?

Primero que todo tiene que haber una total reestructuración del CNE o mejor dicho, un nuevo CNE, en el cual estén todos los factores políticos, sin excepción, y el organismo sea, como tiene que ser, autónomo.  No puede depender de la opinión del Ejecutivo Nacional. Ni del Poder Judicial. Debe ser absolutamente independiente porque debe garantizar la imparcialidad y la transparencia.

En segundo término, hay que modificar las leyes que tienen que ver con los procesos electorales. Porque se prestan actualmente para que no funcionen bien las cosas.

En tercer lugar, la designación de las autoridades del CNE debe ser muy estricta, escogiendo personas respetables, de conducta intachable, que garanticen pulcritud en todas sus actuaciones.

Y en cuarto lugar, normalizar todos los órganos del CNE. Al respecto debe ponerse al día el Registro Electoral, que está inactivo. Hay que depurarlo totalmente porque en el mismo aparecen personas fallecidas desde hace más de veinte años, que están votando porque  otros los hacen por ellas y, por supuesto, como el control del CNE está en manos del partido oficialista, éste se aprovecha de que no hay observación alguna para cometer ese delito. Se estima que más de un millón de fallecidos aparecen como votantes. Y eso no puede seguir sucediendo.

Usted mencionó reformas de leyes electorales. ¿Qué sugiere?

Ya dije que deben reformarse y ese es un proceso meticuloso que debe ser cumplido.  Pero, si quiere un ejemplo, le diré que aquí debe eliminarse el voto asistido. Porque no vota el que debe hacerlo, si no su acompañante que, por supuesto, es un activista del partido oficialista.

Ahora bien, ¿a quien o a quienes van dirigidos sus planteamientos?

A quienes en representación de la oposición democrática se sienten a dialogar con el gobierno si se reanudan las conversaciones, como se ha anunciado. Este es el tema más importante. Después se podrán tratar los demás temas, pero lo que se debe priorizar es que haya elecciones transparentes, verificables, competitivas y en un clima de paz. Sin colectivos, sin elementos peligrosos rondando los centros de votación, sin amenazas. Y, naturalmente, observadas minuciosamente por expertos internacionales.

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