#OPINIÓN Río Manzanares: vida, furiosa naturaleza y libros #11Nov

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Los ríos forman parte de la historia de los pueblos y la civilización por estar asociados a la vida. En el pasado la fundación de las ciudades siempre se hacía cerca de los mismos para asegurarse el inmediato abastecimiento del agua.

 En Venezuela los conquistadores europeos lo hicieron tal como ocurre con Cumana en 1515 considerada la ciudad más antigua en tierra firme  del continente americano. Ubicada al este de Venezuela se hizo estratégica tras la llegada Cristóbal Colón a Puerto Macuro, donde pisó por primera vez tierra venezolana. 

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Originalmente los indígenas lo llamaban Cumana, pero los conquistadores lo cambiaron por Manzanares en recuerdo  del río español con ese mismo nombre.

Su río  el Manzanares atraviesa la ciudad de sur a norte. Su caudal pasa cerca de la plaza Bolívar, el mercado y la catedral al igual que las casas natales de los poetas José Antonio Ramos Sucre  y Andrés Eloy Blanco, estando más allá el Castillo San Antonio con sus vetustos cañones, desde donde se observa  la ciudad, el río y el mar Caribe. 

El primero en llevarlo a la literatura es el explorador alemán Alejandro de Humbolt, quien lo describe en su obra Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Mundo, cuando visita Cumana.

José Antonio Ramos Sucre se bañaba en sus aguas para  escribirle a la ciudad natal un nostálgico poema en prosa titulado  La ciudad. En el mismo  se refiere al río Manzanares  al que cataloga de ”tardo”, es decir lento.

“Yo vivía en una ciudad infeliz, dividida por un río tardó, encaminado al ocaso.

Sus riberas, de árboles, inmutables, vedaba la luz de un cielo dificultoso.”

En su honor José A. López también le compuso una canción  del folclor venezolano vocalizada por el carupanero Rafael Montaño y versionada en varios géneros, entre éstos el de la Sonora Matancera en la voz de Víctor Piñero.

Cada cierto tiempo los ríos suelen enfurecerse  y estallan con la crecida de su corriente a veces muda por largo tiempo.  Ello ocurrió en la década de 1970 del siglo pasado cuando se desbordó de su cauce. Uno de los afectados fue Francisco Gutiérrez, culto y talentoso trabajador  de la Dirección de Cultura de la UDO a quien le devastó su biblioteca. Por mucho tiempo lamentó el hecho producto de la arremetida de la naturaleza. Tuvo que empezar de nuevo a organizar y atesorar lo que lleva mucho tiempo: una biblioteca casera que se convierte en refugio de su dueño. Pues a los libros se les toca, subraya, ficha, ordena y usan mediante la fascinante lectura.

Han pasado más de 50 años de ese deplorable incidente volviendo el Manzanares ha ensañarse con la ciudad más antigua de Venezuela. Así el viernes 28 de octubre de 2002 se desbordó inundando unas 650 viviendas.

Una de las perjudicadas fue  una mujer amante de la lectura a quien también le arrasó su biblioteca. Conmovida y llorosa ante los medios de comunicación, la profesional deploraba su pérdida. Decía que mucho le había costado organizar la misma perdiendo un verdadero tesoro  de conocimiento, información y cultura. Si se quiere una parte de su identidad, porque los libros son como los perros que pasan a formar parte  de la vida de la especie humana cuando se les reconoce y ama. 

Resulta realmente increíble que un río aceche las bibliotecas físicas, las cuales  hoy ocupan lugar seguro en internet que ahora almacena 480 terabytes de libros y lo que le falta.

Freddy Torrealba Z.

Twitter: @freddytorreal11

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