Se especula en el ambiente político que el ingeniero Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez tiene los días contados.
Sin el apoyo de los otros opositores y con Washington cada vez más distante, el gobierno interino se aboca a su final.
Estados Unidos le retirará reconocimiento como “Presidente interino” de Venezuela, decisión que se haría efectiva a partir de enero del 2023 cuando comience el nuevo período legislativo en Estados Unidos, según la agencia de noticias CNN, algo que también corroboró en Londres la publicación británica Financial Times.
En paralelo, el gobierno interino se ha quebrado por sus disputas internas y en su seno se ha instalado la crítica. Su obsolescencia parece programada para comienzos de año.
Dice el folklore que hay tres cosas en la vida que no se pueden esconder: la plata, la tos y la voz.
Y es voz popular que los principales partidos de la oposición venezolana no quieren seguir participando en el gobierno paralelo con el que desde hace tres años se pretende aislar a Nicolás Maduro y provocar su caída.
Desde hace varias semanas, la mayoría de los Diputados de la Asamblea Nacional, electa en 2015 y ratificada en enero de 2022, presidida igualmente por Juan Guaidó, tiene reuniones extraordinarias para tratar el tema. Otros han dicho que es para prepararle la salida del país, de la cual habría manifestado no se produciría jamás porque a cualquier costo continuará luchando por la democracia venezolana.
Pero todo parece indicar que hoy políticamente está más sólo que nunca.
El entusiasmo que generó aquellos primeros meses de su gestión se ha esfumado. Asumió la Presidencia Interina de Venezuela el miércoles 23 de enero de 2019 al considerar fraudulentos los resultados electorales de 2018 en los cuales Maduro se proclamó ganador.
Su nombramiento en el exterior era una forma de evidenciar al mundo que el chavismo carecía de legitimidad.
Las deserciones también han sido internas. Hace poco, al renunciar a Voluntad Popular, la organización fundada por Leopoldo López, a la cual pertenece Guaidó, el dirigente Roberto Marrero, quién ocupará cargos fundamentales dentro de esta estructura, afirmó que los partidos opositores discuten la manera de terminar esta experiencia sin que la circunstancia se traduzca en costos políticos demasiado onerosos.
El asedio no ha provocado el repliegue de Guaidó, quien se niega a perder su fuero y sigue recorriendo el país cuestionando la legitimidad política de Maduro y pidiendo la convocatoria a unas elecciones limpias y verificables.
Mantiene un piso importante de apoyo y sobresale con claridad entre la mayoría de sus competidores para las elecciones del 2024.
Es evidente que comience a moverle el piso. Incluso, especulan que unidades del SEBIN monitorean constantemente su residencia.
Eso parece cierto. De concretarse su salida como Presidente Interino y de la Asamblea Nacional, es indudable que el gobierno de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello le coloque los “ganchos”, asignándole los similares cargos que a otros considerados enemigos del régimen: conspiración, legitimación de capitales, tráfico ilícito de armas de guerra y asociación para delinquir», entre muchos.
Según cifras extraoficiales, en Venezuela hay unos 250 presos políticos.
Fuentes cercanas al gobierno interino reconocen que una de las estrategias de Guaidó, sería participar como candidato en las primarias renunciado formalmente a seguir frente a la presidencia temporal, la cual quedaría disuelta y la Asamblea Nacional electa en 2015 relegada en sus funciones, con lo cual, por lo dicho anteriormente estaría entre las rejas.
Aunque de ser así, la disposición del régimen podría convertirlo en víctima, como ocurrió con Hugo Chávez Frías, quien estuvo detenido en la cárcel de Yare entre 1992 y 1994 junto con diez oficiales por la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992 durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Un 26 de marzo de 1994, luego de estar dos años en prisión, el Presidente Rafael Caldera le canceló la pena que lo dejó en libertad. El pueblo lo aguardaba para agradecerle su gesta heroica. Una multitud se congregó espontáneamente en los alrededores del Panteón Nacional y le hicieron un cordón humano un día después.
Más tarde, ya saben que pasó.
¿Y si ocurre esto con Guaidó?
Aunque sin un sobreseimiento, sería un detonante para el gobierno de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, porque a pesar de las circunstancias, el líder de Voluntad Popular no deja de representar un símbolo de esperanza para los históricamente olvidados. Entonces, las ilusiones de mantenerse en el poder podrían ser distintas.
Hace unos días, el dirigente opositor hizo un recorrido en Caracas reuniendo una aceptable cantidad de manifestantes para volver a exigir una fecha electoral al chavismo.
Dice ser el Presidente legítimo de Venezuela disputándose a Maduro el cargo que considera usurpado. “Sabemos que esto es una dictadura, sabemos que nada va a ser concedido. Tenemos que salir a la calle a luchar por esa fecha”.
Está entonces atrapado entre varias lealtades.
Su situación abre el escenario para subrayar sobre lo que ha sido. Unos dirán cosas buenas, otras malas, entre ambas saldrán ciertas peores.
Si se produce su caída se desvelarán fragmentos personales, familiares, fusionados y de Estado. Cuando se termine la pasión prenderá el ventilador para vaciar cosas de acechos y terror. Se escribirá de sus recelos y angustias.
Su vida
Un joven de 39 años que se inició en la política como Diputado casi desconocido, se adueñó de los titulares de los principales medios del mundo.
Y es que no sólo se autoproclamó «Presidente Encargado» de Venezuela sino que además recibió la «bendición» de la Casa Blanca y numerosos gobiernos de América Latina.
La carrera de Guaidó para convertirse en el líder más prominente de la últimamente adormecida oposición a Nicolás Maduro fue fulgurante.
Asumió el 5 de enero de 2019 como presidente de la Asamblea Nacional (AN) casi por accidente, porque le tocaba a su partido Voluntad Popular, y los principales líderes de su formación andaban con problemas legales.
Comenzó a hacer ruido tan solo una semana después, con su breve detención por parte de un grupo de agentes del Sebin que, según el gobierno, actuaron de manera unilateral.
Nacido en La Guaira el 28 de julio de 1983, es un político e ingeniero civil venezolano. Fue Diputado nacional por el Estado Vargas y dirigente del partido Voluntad Popular.
Alrededor de casi 60 países expresaron su reconocimiento como Presidente Encargado, mientras que cerca de otra media docena manifestaron su respaldo a la Asamblea Nacional como “único poder legítimo en Venezuela”.
Juan Guaidó está casado con Fabiana Rosales, licenciada en Comunicación Social de 28 años, quien viene desarrollando su propia trayectoria de activista política al lado de su marido. En mayo de 2017 la pareja tuvo su primer retoño, una niña, Miranda. La segunda, Mérida Antonieta nació en septiembre del 2021. Quizás la tercera la llamen Venezuela.
Orlando Peñaloza