No tenemos ninguna duda que los larenses sienten un gran aprecio por lo que consideran, con derecho propio, una muestra de su propia identidad. La Divina Pastora es, por ejemplo, una propiedad espiritual de todo aquel que ha nacido en la región crepuscular a pesar de ubicar la procedencia de la sagrada imagen en Sevilla, una de las ciudades más hermosas de Andalucía, donde también se le rinde culto a nuestra vírgen. Cada año esperamos con una gran devoción la visita de la Señora a Barquisimeto desde su trono en Santa Rosa, el poblado bendito donde comienza su procesión, acompañada de peregrinos que, entonando salves la conducen hasta la Catedral. Es rigurosamente cierto que al paso de su imagen sagrada, siente en cada paso la presencia de la Pastora en lo más profundo de cada corazón y las plegarias se elevan hasta el cielo en franca comunicación con el gran Arquitecto del Universo.
II
Tal vez con la misma emoción y diferentes sentimientos, los larenses se reúnen en comunión deportiva al trino de los Cardenales de Lara, un equipo que celebra en estos días 80 años de haber nacido en Carora, la capital del municipio Torres, gracias a los cuidados de un grupo de fanáticos encabezado por Don Antonio Herrera Gutiérrez, un hombre bueno, capaz de las más nobles emprendimientos de los seguidores de un proyecto que se encamina al centenario multiplicando el número de seguidores que se extienden a otras latitudes donde el béisbol es más que una pasión. Lo recuerdo en el viejo estadio con su impecable traje y sombrero gris disfrutando de los juegos en la primera etapa de sus Cardenales, que dicho sea de paso llegaba desde Carora en busca de nuevos y mayores triunfos en los campeonatos nacionales, una misión, que hasta ahora, ha podido coronar con éxito.
III
La pasión por el beisbol y por su naciente equipo fue infinito en Don Antonio, junto a sus más cercanos colaboradores fue creando una mística contagiosa, porque pronto los fanáticos rodearon al Cardenales compartiendo emociones y responsabilidades con los fanáticos y en cada ampliar la capacidad de respuesta de los pájaros rojos, su otra identidad como homenaje a la hermosa ave de color que surca nuestros cielos y vuela como construyendo un nido entre los crepusculos de nuestras hermosas tardes cromáticas.
La historia de los Cardenales es larga y gloriosa. Las grandes figuras del deporte han defendido desde ya muchos años esos colores pero creemos que esa misión corresponde en primer lugar al narrador Alfonso Saer, quien ha sido testigo excepcional de los momentos más importantes de un Cardenales que sigue emocionando a todos los que nacimos en esta tierra de gracia.
LRM
