«Entendemos que una definición de Protocolo Familiar acertada podría ser la de un proceso de comunicación familiar por el cual, una familia empresaria consensúa las normas que han de regir las relaciones entre la empresa, su propiedad y la familia, siendo el documento sólo la materialización de los acuerdos alcanzados en el proceso”.
Marco Antonio Manzano y Juan Andrés de la Fuente
Primero que nada quería señalar algunos significados de consensuar que serían muy significativos.
Los mismos serían: Acordar, Pactar, Concertar, Convenir y Negociar, etc.
Así que podemos quedar claros que ninguna decisión que se tome en la composición del Protocolo Familiar, debe ser por votación, jamás de los jamases.
Según Manzano y de la Fuente, un Protocolo Familiar es una forma de encarar las necesidades de la familia y la empresa para prever sobre las cuestiones relevantes que atañen a la misma. Un proceso que posibilita la comunicación familiar, la planificación y la toma de decisiones y se centra en clarificar las expectativas que los distintos interesados puedan tener en temas que en muchas ocasiones son difíciles de afrontar en las empresas familiares.
Más allá de las implicaciones jurídicas del documento (que es la conclusión del proceso), en el Protocolo Familiar intervienen multitud de aspectos emocionales, patrimoniales, estratégicos y empresariales, que exigen un enfoque amplio y multidisciplinario.
Por otra parte indican, claramente, que uno de los objetivos de una Empresa Familiar es la continuidad, y más allá de los distintos elementos que puedan aportar las definiciones que de ellas existen, la continuidad generacional y el mantenimiento de la propiedad, gobierno y gestión en manos de la familia es el objetivo estratégico deseado en conjunto por los fundadores y sucesores.
El objetivo del Protocolo Familiar no es otro que el de facilitar las condiciones para que se cumpla el objetivo de la empresa familiar. En vista de ello, es fácil determinar para qué sirve un Protocolo Familiar.
En las Empresas Familiares continúan diciendo que, a diferencia de las que no lo son, entran en contacto dos sistemas muy diferentes, que se manejan con valores y principios distintos. De ese hecho surgen las
particularidades de las Empresas Familiares.
Mientras en la familia encontramos valores que se basan en las relaciones personales como la seguridad, igualdad, afecto o apoyo, en el sistema empresarial las relaciones son de origen contractual y los valores se alinean al interés económico o la obtención de resultados.
Para que se cumpla el objetivo de la empresa familiar hay que gestionar eficazmente los dos ámbitos, el familiar y el empresarial, fijando sistemas y estructuras que aseguren la continuidad del proyecto familiar empresarial, a la vez que se mantiene a la familia unida y comprometida con el mismo, siendo el Protocolo Familiar la herramienta ideal para conseguir estos objetivos
Definitivamente, implicarse en un Proceso de Protocolo Familiar es una importante decisión que debe tomarse muy en serio y para la que hay que estar bien informado. En la etapa de trabajo conjunto, los consejos participan de manera decisiva en la solución de los conflictos que surgen en la red de la familia en crecimiento.
Italo Olivo
www.iolivo.com