Pocas cosas tan extrañas de la realidad cotidiana como estar algo a la vista de todo el mundo y esconder lo más importante de lo que muestra. La vida orgánica terrestre, la llamada “naturaleza” es experta en estas paradojas. Podemos observarlas en una serie de procesos visibles en la vida de cualquier especie, particularmente en el reino animal. Son manifestaciones claves de la cadena viviente mostrando su dinámica evolutiva en proyectos cuyo resultado físico –relativamente acabado– es un ente vivo único y particular; una hebra más de la trama destinada a tejer el futuro. No obstante es bastante común y normal, un proceso más en la vida del planeta que sin importar el reino donde se ubicará: Mineral, vegetal o animal, ofrece valiosas respuestas respecto a la evolución de la vida, tarea casi obligada a toda especie viviente y sin término a la vista.
Intentaremos ilustrar algunas aristas que revelen la indetenible marcha de la vida en búsqueda de nuevos panoramas de expresión y manifestación; alternativas colmadas de micro variantes diferenciadas, enmarcadas en matices creativos de conducta por insatisfacción, frustración o negaciones circunstanciales o imprevistas. Micro variantes que en el correr de los años (muchos algunas veces, otras menos) convierten una uña en garra, una escama en pluma, acortan un pico…o lo alargan; pintan unas rayas más en la piel de una especie etc y dependiendo en qué lugar de la escala se encuentren, pueden ser el eslabón de transición de un orden a otro, de una familia a una especie nueva, o de un reino a otro, casos de los que conocemos decenas de ejemplos, veamos algunos.
El Coral es un buen ejemplo. Qué es el coral… Es mineral, vegetal …animal. Es sin duda una transición. Es muy mineral y al mismo tiempo intenta ser algo distinto; acaso un vegetal, reino viviente hacia el que marca tendencia marcada, pero podría dirigirse a lo animal, cual lo desea una Actinia, casi un vegetal completo, pero se dirige también al otro reino, pues come y digiere tomando presas del entorno. Es acaso una planta caníbal o un proto-animal.?
Son claros ejemplos de especies eslabones, modelos en etapa de transición. Hay otros ejemplos en diversos órdenes. Un caso clásico es el Celacanto, especie única del orden de los crosopterigios que se creía extinguido hace por lo menos 200 millones de años (algo como la semana pasada…) Este pez es sin duda una transición clave entre los peces y los anfibios y cómo su caso habrá muchas especies en transición hacia otras formas, o en procura de una mejor especialización debido a cambios en su hábitat, disminución de recursos alimentarios, catástrofes naturales transformando un ambiente y quien sabe cuántas causas más, hasta las que pudiesen parecernos insignificantes, sirven de asidero o palanca que impulsa una variante de conducta, intentar un nuevo tipo de sustento, migrar a otros parajes, desprenderse de una parte o forma de pelaje, especializar a extremos alguna facultad en ciernes o ya establecida. En fin, el dinamismo vital no cesa de manifestarse en intrincada madeja de posibilidades expansivas, de crecimiento y variabilidad en la realización de la vida orgánica del planeta.
Hay hitos establecidos y delimitados gracias a miles de estudios, experimentos, observaciones y comprobaciones prácticas realizadas por investigadores de todas las épocas. Entre tantos descubrimientos existen diversos grados de interés por su significado para comprender las leyes que rigen la formación de la vida y sus escalas de organización, desarrollo y evolución. Ejemplar fue encontrar que en el ascenso y complejidad de la evolución ningún elemento previo de asentamiento o base de trabajo de un cuerpo orgánico, sin importar el reino vivo al que pertenezca, desaparece o se esfuma en los cambios evolutivos. Cada etapa, escalón o forma de organización superada, se integra siempre al nuevo plano vital alcanzado, regularmente como substrato de un componente o como un factor más en la fase inicial de un proceso.
Otro aspecto a considerar son los saltos cualitativos que hacen de piedras basales en la casi infinita cadena viviente. Pertenecen al grado de lo absoluto. Su aparición determina saltos dimensionales irreversibles para avanzar a nuevas vías de expresión y manifestación. Un ejemplo esclarecedor es la aparición de los circuitos circulatorios. Recolectan insumos alimenticios que elaboran o recomponen los nutrientes necesarios a distribuir por todo el cuerpo orgánico y sostener el hálito vital. Se trata de la red circulatoria cuya aparición surge en el reino vegetal. Es el más importante sostén de las unidades de un cuerpo viviente y así pasa al reino animal donde se subdivide en dos sistemas básicos y se especializa formando los distintos subcircuitos de circulación linfática y sanguínea.
Otro ejemplo significativo se da al aparecer los peces, integrando a la vida orgánica un elemento de seguridad y solidez a la estructura: El esqueleto, cuya importancia se incrementa brindando protección especial mediante la caja craneana a la primera unidad de control central de la vida orgánica animal: El cerebro.
La prodigalidad de la vida y el constante experimentar de la naturaleza con el desarrollo y evolución de sus formas se observa en centenares de ejemplos, algunos más acabados que otros pero siempre expresando cambios, variantes, diferencias que al paso del tiempo generan nuevas habilidades, adaptaciones, subtipos y alguna o varias culminaciones diferenciadas al grado de constituir nuevas especies. Estos procesos pudieran parecer de orden y carácter mecánico. Algunas fases resultan de una cadena repetitiva de pasos y “pruebas” en otra especie o en un sub-tipo cercano debido a una necesidad operativa similar o análoga. Sin embargo hay evidencia de modalidades de acción o de cambios constitutivos que expresan intencionalidad. Casos típicos los vemos en familias de especies depredadoras, como hienas, felinos o perros salvajes. Se organizan socialmente en manadas encabezadas siempre por una hembra. Mantienen un orden jerárquico rígido donde cada miembro del grupo tiene un lugar que hace respetar a dentelladas, enviones corporales de fuerza o hasta batallas si el atrevimiento de alguno lo exige.
Al nacer las crías, uno o dos en felinos (excepción de tres); cinco, seis o siete en hienas y perros salvajes, solo hay cachorros. Ser leones, tigres, hienas o perros salvajes no es algo automático y tampoco en propiedad “una vía instintiva”. Convertirse en un depredador adulto es labor de trabajo y aprendizaje que toma años a la madre y sus colaboradores, miembros de la manada, incluso con muestras de ensayo-error, tal como se deduce y lo advierten observaciones y estudiosos de la vida salvaje y la conducta animal ayudados por rastreadores electrónicos y sensibles cámaras automáticas e infrarrojas ocultas o muy bien camufladas.
Se sabe que en los monos: Chimpances, orangutanes, gibones y gorilas, el proceso de “aprender a ser” dura años, hasta seis o siete en los gorilas.
Los últimos estudios de la conducta animal llevados a cabo en parques nacionales de países africanos y en zoológicos modernos para la conservación de especies en peligro de extinción en instituciones como orfanatos para rinocerontes o para elefantes; como también las conclusiones obtenidas al observar el comportamiento de mamíferos marinos (ballenas, orcas, delfines) y muchas otras investigaciones previas en torno a la conducta animal, como los del Dr Konrad Lorenz, Etólogo suizo Premio Nobel de Medicina/1973, permiten dilucidar por analogía pero con gran claridad, la vieja discusión de si “la condición humana es innata, o se hace”.
Continuará ….
Pedro J. Lozada