Continuar exponiendo la realidad del llamado Arco Minero, sin ocultar e ignorar la complejidad de los crímenes que allí ocurren, además de las graves violaciones de derechos humanos y los daños ambientales que trascienden fronteras, es uno de los objetivos que se propone la Organización Panamericana y Caribeña por los Derechos Humanos (PACUHR) a través ciclo de encuentros que se vienen realizando sobre «Alcance y Dimensiones del Arco Minero«.
Cristina Vollmer de Burelli, representante de la ONG SOSOrinoco, denunció que la minería en el estado Amazonas se está expandiendo dentro de las áreas protegidas. “Van 1.500 hectáreas de zonas protegidas donde se explotan minerales”, informó.
Manifestó la existencia de minas ilegales en el Parque Nacional Yapacana. «Hay minas ilegales incluso encima del tepuy, esto se ha vuelto como un bastión de la guerrilla colombiana, con el acuerdo del régimen (de Nicolás Maduro) y la Fuerza Armada, porque para practicar la minería encima del tepuy se requiere el apoyo logístico de helicópteros y el permiso de la Fuerza Armada», señaló. Asimismo, alertó sobre la presencia de garimpeiros que avanzan en el Alto Orinoco.
La panelista, María Eugenia Guillet, profesora de la Universidad Central de Venezuela, explicó cómo impacta la minería a través de tres grandes áreas. “La primera es la deforestación, la minería que se muestra a cielo abierto implica deforestar, eliminar la capa de vegetación y luego dragar el suelo para obtener el oro; además del uso del mercurio y del cianuro para obtener el oro, y todo ese impacto social es mucho más complejo, a través de estas grandes áreas se genera una cadena de eventos, y nosotros, a través de nuestro laboratorio en la universidad, lo que hemos estado estudiando los últimos años es el impacto que tiene la deforestación sobre la emergencia de las enfermedades infecciosas, en particular la malaria”, dijo.
Destacó que, de acuerdo con estudios realizados en los últimos 25 años, el incremento de la minería en el estado Bolívar, específicamente en el municipio Sifontes fue promoviendo el aumento de la malaria hasta llegar a un pico máximo que se obtuvo en el año 2019, donde se produjeron hasta casi 500 mil casos de malaria, “lo que significa que somos el país en la región de Latinoamérica que hasta ese año produjo más malaria”, apuntó.
Durante la pandemia debido a la complejidad económica que se vivió en el país muchas personas iban a las áreas de explotación minera y luego se retiraban hacia otras regiones del país y esto ha contribuido al resurgimiento de la malaria, agregó Guillet.
Señaló que “en todo el país tenemos malaria, y más del 50% de la población está en riesgo; pero el problema sigue estando focalizado al sur del río Orinoco, en especial en las áreas mineras de Bolívar y el área amazónica en el Alto Orinoco. Existe un programa de eliminación de la malaria y Venezuela está poniendo en peligro ese programa, debido a la migración, porque nosotros estamos impactando la zona fronteriza de Brasil y de Colombia con casos que estamos exportando a esos países”, destacó.
El oro, mercancía para negocios internacionales
Asimismo, Antonio D’Lisio, presidente del Instituto Venezolano de Estudios y Sociales y Políticos, sostuvo que los últimos años el Arco Minero del Orinoco se ha convertido en un catalizador de lo que genera una pérdida de vegetación y una intervención minera que se ha devenido evidenciando en las últimas cuatro décadas de manera sustancial en el país, lo que también afecta de manera importante a los ríos Paragua, Caura, Caroní, Cuyuní y Ventuari.
Indicó que para el 2018 Canaima era el parque nacional con la superficie en km2 más afectada. Por otra parte, sostuvo que el ELN ha venido intensificando su presencia en zonas de extractivismo.
«El oro se convierte en una de las mercancías que más se presta para el negocio internacional, por supuesto tiene que tener al ELN potenciado después de que las FARC deciden ajustarse a las políticas de pacificación del expresidente Juan Manuel Santos en Colombia, digo esto porque preocupa mucho cuál va a ser la situación de las posiciones de paz del ELN con el gobierno de Gustavo Petro, y que se van a realizar en Caracas; y cómo eso va a tener alguna incidencia en la deposición una magnificación de lo que pudiese ser la política territorial de control territorial que el ELN va a seguir manteniendo», manifestó.
Señaló que el negocio del oro, según la firma Analítica, produce hasta 4 mil 500 millones de dólares anuales. Y denunció que Turquía vende el oro venezolano a través de la bolsa del oro en Estambul, dónde participan compañías europeas.
En esta misma línea, el exdiputado Américo de Grazia, denunció que “gente del oficialismo viene a invertir su dinero en materia de oro, y que nada de esto suele ingresar al fisco a través del Banco Central de Venezuela (BCV), porque no logramos ni superar el 1% del PIB registrado en el BCV, menos en materia de diamantes ni en materia de coltán”.
Resaltó además que “se habla de la presencia del cártel de Sinaloa con las prácticas de desmembramiento y mutilaciones de personas que son dejadas en las plazas públicas de El Dorado y El Callao, prácticas que según los conocedores de la materia es propia del cártel de Sinaloa”.
“Esta es la realidad que lamentablemente vivimos y que estamos padeciendo y que nos interesa mucho que se conozca, no solamente en el país, también a nivel mundial, y para eso va a servir de mucho el documental Oro de Sangre”, enfatizó.
Por su parte, Malena Roncayolo, productora del film «Oro de Sangre», señaló que “hemos querido unificar las voces de denuncia, y nuestra intención es hacer un largometraje acerca de la situación terrible que se vive en el Arco Minero del Orinoco. Estamos actualmente en una etapa investigativa y tendremos la oportunidad de comunicarnos con esas personas para unificar voces, porque así el sonido será más fuerte, así países que pudieran estar con nosotros podrán estar de alguna manera acercándose a lo que sucede en nuestra tierra, a través de este audiovisual. No es solo mostrar lo que ocurre en el Arco Minero del Orinoco, también mostrar lo que ocurre en el Esequibo, la situación de Canaima, la contaminación con el mercurio y el cianuro en las poblaciones indígenas, hay que mostrar esa realidad», puntualizó.