Miles de seguidores del presidente Jair Bolsonaro pidieron el miércoles a los militares que mantengan al mandatario ultraderechista en el poder a pesar de que este se declaró dispuesto a entregar las riendas a su rival de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.
Los defensores del presidente se concentraron bajo la lluvia frente al Comando Militar del Este en Río de Janeiro, uno de los ocho cuarteles generales regionales del ejército, alzaron los puños, ondearon banderas y corearon lemas como “Fuerzas armadas salven a Brasil” y “El pueblo, unido, jamás será vencido”.
Por su parte, los conductores de camiones, que desde hace días protestan por la derrota de Bolsonaro con bloqueos de carreteras, los mantienen a pesar de la orden de la Corte Suprema de desmantelarlos.
Mientras tanto, desde todo el mundo llegan reconocimientos de la victoria de Lula y la recomendación de la Corte Suprema a Bolsonaro de que acepte los resultados de los comicios del sábado. Ministros del gabinete, gobernadores electos y líderes evangélicos que han sido partidarios estridentes de Bolsonaro se muestran abiertos al gobierno izquierdista entrante.
Las fuerzas armadas, que tuvieron un amplio papel bajo el gobierno de Bolsonaro, han permanecido en silencio desde la primera vuelta electoral, señal de que están tomando distancia del excapitán, dijeron expertos a The Associated Press.
“En una democracia, las fuerzas armadas no tienen voz en el proceso electoral”, dijo Eduardo Munhoz Svartman, presidente de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa. “Este silencio es deseable”.
Bolsonaro perdió en una contienda estrechísima en la que obtuvo el 49,1% de los votos contra 50,9% de da Silva. Fue el resultado más ajustado desde el regreso de Brasil a la democracia en 1985 y la primera derrota electoral que sufrió Bolsonaro en 34 años de carrera.
El presidente saliente tardó dos días en hablar a la nación y existían conjeturas de que se opondría al resultado después de cuestionar reiteradamente la fiabilidad del sistema electoral antes de los comicios.
En un discurso de menos de dos minutos desde la residencia presidencial el martes, no llegó a reconocer el triunfo de da Silva, pero dijo que acataría la constitución. También alentó las protestas de sus partidarios mientras fueran pacíficas.