La rigurosidad del color oscuro y la fe, en «Unidos por el Arte» #31Oct

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Castor González y Tanya Trujillo han hecho una dupla artística para ofrecernos la exposición Unidos por el arte con los auspicios de  la Dirección de Cultura de la UCLA en la galería Rafael Monasterios

Dos pintores en la corriente de lo figurativo con propensión a otras expresiones plásticas, con el rasgo común del uso de los tonos oscuros en sus obras, Castor en pintura y Trujillo en escultura. 

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Castor González presenta entre sus obras trece retratos. Para ello se vale del silueteado del rostro con elementos geométricos como líneas y mini cuadrados. Es como trastrocar la imagen original para versionarla tipo dibujo. 

Estamos ante un artista que conoce a fondo y practica las técnicas del dibujo y  la fotografía usadas versatilmente en la plástica. Así sobresalen tomas en gran primer plano, plano medio y plano general. Y eso es prueba de arte manejado con talento creativo. Son unas obras que técnicamente clasifican como impecables. 

El Jesucristo solitario  y meditativo ante un altar y cúpula de iglesia, como trasfondo,  es realmente impresionante con la suficiente fuerza visual para envolver al espectador. Un Jesús lejano del tradicional sufriente en la cruz. Es la comunicación que porta una obra elaborada por alguien poseído por una inmensa vida  espiritual. 

En Mujer con vestido de flores se vale de un soberbio plano general para acercarse al fenómeno de la levitación. Quien posa tiene características de una modelo profesional.

El dedicado a Carlos González es quizás el mejor concebido por la captación oportuna de la sonrisa que lo hace muy expresivo pictóricamente. 

En el cuadro Pueblo gira hacia el cubismo mediante unas estilizadas líneas y un armonioso conjunto arquitectónico para dejarnos una resaltante belleza plástica que linda en la sublimación de las imágenes por lo ordenado más su belleza.  

Las dos jirafas,  por separado, se reconcilian con la fauna por el esmerado tratamiento y posición atípica de descanso y apacibilidad que despierta ternura.

Contrariamente, los cielos de sus paisajes  los tiñe de marrón y beig y no de azul o blanco, testimonio de expresionismo en que se impone la imaginación subjetiva del pintor. Nos rememora el tenso principio de la novela El Castillo del checo Franz Kafka, cuando ya anochecía y K. llega a la aldea envuelta en las tinieblas impedido de ver la monumental edificación que le espera, pero vetada de antemano. 

Por su parte Tanya Trujillo muestra unas bien logradas esculturas de formato pequeño que realmente  seducen al observador más indiferente o neófito. 

Sus temas predominantes son el religioso mediante la fe en esa energía  suprema que rige el Universo y las raíces indígenas culturales de nuestro pueblo. A estas fuerzas se aferra con ahínco la autora canalizando así su caudal creador.

Algunas de estas piezas se soportan en material  metálico como para elevarse hacia el espacio con una sorprendente levedad, suavidad  y coherencia. Las series de tres y cuatro piezas en círculo así lo demuestran. Sin duda, Trujillo domina esta vertiente de las artes visuales con ese poder de seducción con lo creado.

La exposición suscita inevitables reflexiones críticas por la presencia de colores cálidos oscuros de comienzo a fin constituyendo un hecho muy peculiar por la reiteración. Estamos ante la concreción de una monocromía por armonía que se erige en el común denominador del conjunto de obras. 

Por ende, la atmósfera que emana de estas obras es desde una absorbente e imponente metafísica hasta la estática que generan esos colores. No hay atisbos de luminosidad.  Por lo que la reiteración de los mismos torna las producciones lineales y planas dando la sensación de la inalterabilidad y el avasallamiento visual.  No es que esté mal, se trata más bien de las sensaciones que transmite el arte pictórico levantado de esa manera.

Los tonos oscuros,  según el propósito del creador, pueden transmitir formalidad, seriedad y elegancia pero también: miedo, misterio, opresión, dolor y control.

No obstante, logra el objetivo principal de provocar reacciones en el espectador como la meditación y la fe. Es uno de sus méritos mayores por sobre la forma y el contenido de las obras. 

Más allá de la consideración estética sobre el  principio del color estamos  ante un excelente evento plástico. Ello visto que todo color tiene la propiedad de suscitar respuestas en el observadorLos de Unidos por el arte no escapan de ese influjo. 

Una muestra con una fracción de los cálidos colores no necesariamente laberínticos sino, si se quiere,  una salida al encuentro con Dios y los máximos deseos por ser mejores personas en la vida. Esa creemos es  la sana intención de ambos artistas del pincel. 

Freddy Torrealba Z.

Twitter: @freddytorreal11

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