Las noticias recibidas a diario del mundo entero no son nada halagadoras, solo leerlas nos produce tristeza, preocupaciones, dolor y sentimiento; sobre todo cuando vienen de parte de personas como los presidentes de otros países como lo acaba de decir el presidente Bolsonaro de Brasil que la crisis y situación de Venezuela es mucho peor que la de Haití, antes de la crisis en Venezuela nadaba la abundancia, esto en lo personal y el de muchas gente de buena voluntad y sentimiento, significa un golpe en el alma oír hablar de nuestra nación de esa forma tan dura y despectiva que coartan el ánimo, la ambición y las aspiración a todos los que amamos a nuestro país y además sería muy placentero que nuestra patria tuviese una buena relación, una buena amistad con los más de sesenta países que están disgustados con nosotros y por supuesto nos miran con desconfianza y dubitativamente; pienso que por el bien de todos debemos de sumar buenos aliados, los amigos nunca están demás y de las diatribas y confrontaciones nada bueno queda y la paz deja pensar y actuar mejor y contribuye al éxito para todos; además quien es elegido como gerente o presidente de una corporación o una nación es para que en nombre de todos busquen alianzas que nos beneficie.
Después de oír esas noticias del presidente de Brasil me interesé por ver las noticias de Haití y leer un poco de su historia, para mí ha sido conmovedor ver su forma de vida y por qué tiene que ser así, un castigo tan severo, que no sé de qué parte viene, lo que si estoy seguro que de parte de Dios no y da más dolor cuando escuche y leí que nuestra rica y linda nación está en peores condiciones.
Pues yo sigo siendo optimista y con mucha fe de que nuestro país se recuperara y se refundara más temprano que tarde, quedamos muchos ciudadanos que lo desea y trabajamos porque así sea, además los problemas están plenamente identificados y por medio de la unión e inclusión no dudemos que con la ayuda de Dios serán solucionados, mientras tanto seguimos trabajando, produciendo y compartiendo, apostar al bienestar y buscar por el amor al Espíritu Santo que se pare la estampida, la diáspora de nuestros hermanos , el dolor de la desintegración familiar nunca visto y sobre todo en el país más rico y hermoso del mundo y que hace ya varios años todos queríamos vivir aquí, tengamos fe que volveremos a ser igual.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Duran