El presidente de Indonesia, Joko Widodo, anunció que el estadio Kanjuruhan, en la isla de Java, sería reconstruido de acuerdo con los estándares de seguridad establecidos por el organismo rector del deporte, la FIFA.
Este recinto deportivo fue el escenario de una de las peores tragedias de la historia del fútbol mundial, luego de que murieron más de 130 personas durante una estampida el pasado 1 de octubre, que dejó, además, otras 460 personas que resultaron heridas tras un enfrentamiento que tuvo como principal desencadenante el lanzamiento por la Policía de gases lacrimógenos (medida de control de multitudes prohibida por la FIFA), de acuerdo a las conclusiones de un informe publicado la semana pasada por una comisión especial creada para investigar el incidente.
“El estadio Kanjuruhan en (la ciudad de) Malang… lo demoleremos y reconstruiremos de acuerdo con los estándares de la FIFA como un ejemplo de un estadio modelo con buenas instalaciones, garantizando la seguridad de los espectadores y jugadores”, señaló el mandatario en declaraciones a los periodistas.
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Widodo hizo el anuncio después de reunirse con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, el martes, donde señaló su compromiso para albergar la Copa Mundial Sub-20 de 2023, donde esperan que los fanáticos que asistan al torneo puedan contar con un ambiente seguro.
«Este es un país de fútbol, un país donde el fútbol es una pasión para más de 100 millones de personas», dijo. «Se lo debemos a ellos que cuando ven un partido están seguros y protegidos».
El 1 de octubre, los aficionados quedaron atrapados en una aglomeración mortal cuando intentaban abandonar el estadio de Kanjuruhan tras la derrota del equipo local Arema FC ante el Persebaya Surabaya.
Seis personas, incluidos policías y organizadores, enfrentan cargos penales por la aglomeración, que es uno de los peores desastres en estadios del mundo.