«El desafío del liderazgo es ser fuerte pero no grosero, amable pero no débil, reflexivo pero no perezoso, confiado pero no arrogante, humilde pero no tímido, orgulloso pero no presuntuoso, tener humor pero no parecer necio”
Jim Rohn
La velocidad, la transparencia, el impulso por la innovación y las habilidades éticas son los requisitos claves.
Interpretar las expectativas de los accionistas, poner en práctica las directrices del plan industrial y mantener una línea directa con todos sus colaboradores, todo esto en tiempos rápidos, con un enfoque táctico, dada las incertidumbres que predominan aún, sobre el mercado nacional e internacionales, es el desafió que un buen líder empresarial debe saber enfrentar, para poder sacar a su empresa del torbellino de la crisis y aprovechar nuevas oportunidades de crecimiento.
Todos estos elementos forman parte de los desafíos para los próximos líderes empresariales, según la opinión de un panel a nivel mundial de 50 líderes empresariales de grandes empresas industriales, financieras y de servicio, donde emerge con fuerza la necesidad de pasar de los casos de negocios tradicionales al social que lleva a los líderes a confrontarse siempre de mas, con el contexto y la problemática ambiental y social, en la que la actividad empresarial pudiera impactar.
Para muchos, es urgente la exigencia de resolver problemas de la imagen corporativa y por tanto lograr reconstruir la imagen es un reto muy relevante. Igualmente es importante desarrollar una sólida alianza con la Junta Directiva, además de tener muy claro las exigencias y los objetivos de los accionistas y verificar que estén en línea con aquellos de las partes interesadas. Por otro lado debe demostrar gran atención con relación a la innovación , que debe ser incentivada a todos los niveles. Y para lograr todo esto es indispensable jugar en equipo. Es por tanto muy importante no tropezarse tratando de hacer todo solos.
El buen líder empresarial, debe ser un hábil facilitador de procesos, permitiendo el diálogo entre las diversas estructuras de la empresa, delegando cuando sea oportuno y no interviniendo como un obstáculo.
Los cambios , deben ser vistos con los ojos de los propios colaboradores a todos los niveles. La atención a las condiciones de trabajo y al equilibrio trabajo-vida, es decisivo para construir un equipo de talentos que se identifiquen en los valores de la empresa y la soporten en los procesos de cambio.
El sentido de pertenencia para todos se alimenta a través de la propia conducta , que debe ser un ejemplo de lealtad y honestidad para todos los colaboradores.
Definitivamente, la verdadera fuerza de las empresas hoy en día, está en los recursos intangibles. Y en los líderes que están en grado de valorizarlas, gracias a la propia inteligencia y a la capacidad gerencial siempre más importante respecto a las meras competencias técnicas .
Italo Olivo
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