El papa Francisco arremetió el domingo contra la indiferencia de Europa hacia los migrantes que arriesgan sus vidas para cruzar el mar Mediterráneo, al canonizar a un obispo y un misionero italianos cuyo trabajo y trayectorias de vida ilustran las dificultades a las que se enfrentaron los migrantes italianos del siglo XIX.
Francisco hizo a un lado el discurso previamente preparado para arremeter contra el trato hacia los migrantes por parte de Europa, señalando que su exclusión es “repugnante, pecaminosa y criminal”. Dijo que a menudo se deja morir a las personas de fuera del continente durante las peligrosas travesías marítimas o son enviados de regreso a Libia, donde terminan en campos a los que se refirió como “lager”, una palabra alemana que hace referencia a los campos de concentración nazis.
También habló sobre la situación de los ucranianos que huyen de la guerra y pidió que no se olvide a la atormentada Ucrania.
“La exclusión de los migrantes es escandalosa”, dijo Francisco, generando aplausos entre los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para las canonizaciones de Don Giovanni Battista Scalabrini, un obispo italiano que fundó una orden para ayudar a los migrantes italianos en 1887, y de Artedime Zatti, un italiano que emigró en 1897 a Argentina y dedicó su vida como trabajador laico a ayudar a los enfermos.
“La exclusión de los migrantes es criminal, los hace morir ante nosotros. Y así, hoy tenemos el Mediterráneo que es el mayor cementerio del mundo. La exclusión de los inmigrantes es repugnante, es pecaminosa, es criminal. No abrir las puertas a los necesitados… ‘No, no los excluimos: los enviamos lejos’, a los lagers, donde son explotados y vendidos como esclavos”, aseveró Francisco.