En el ámbito político en Venezuela existen muchas perspectivas de cómo se debe transitar sobre un panorama tan difícil como el presente, pero mientras los decisores políticos planifican sus próximas acciones a seguir, ya fue dada una fecha que condiciona cualquier posible respuesta, la misma debe girar según la ruta marcada por las instituciones del país que rigen los destinos de todos. Por ello, surge como una tarea necesaria, vender un instrumento de la vida civil que denominamos “voto”, el cual tiene la capacidad de aglutinar todas las esperanzas y aspiraciones colectivas para sentenciar en favor de las mayorías.
Asimismo, queda como obligación el comenzar a organizar todo lo referente al hecho electoral, pues es la ciudadanía quien motoriza todos los aspectos propios para una elección, porque los candidatos deben coincidir con las demandas colectivas y sus propuestas serán válidas en la medida que posean reconocimiento de quienes serán sus beneficiarios. Por lo tanto, el organizar los intereses del país es parte del proceso pre-electoral y es el ciudadano quien plantea las dimensiones del cambio que aspira para su beneficio que debe aglutinar las necesidades insatisfechas y permitir un mejor futuro.
De ello que, el recambio político tan necesario para la república pueda ser posible si se logra empoderar a todos quienes pueden ejercer su voluntad y darle fin al régimen de gobierno dominante. Los venezolanos deben entender que la capacidad de producir efectos reside en todos los individuos y tal poder una vez liberado se puede delegar ante unos agentes que fungirán como portadores del poder soberano, el mismo con capacidad de transformar todo el sistema político en un nuevo encuadre funcional con posibilidad de producir estabilidad en todos los ámbitos de la vida común para que regrese la esperanza y el trabajo valga según el esfuerzo que se le imprima.
Por otra parte, es importante resaltar como el voto es la mejor expresión física del descontento ciudadano, porque aquella papeleta cuando es emitida para la defensa de lo público podrá sumar a las causas mayoritarias y quienes detestan la participación en forma de sufragio quedarán al descubierto ante un rechazo contundente, el mismo al que temen quienes no creen en los valores civiles, y trabajan en imponer un colectivismo por vía de la abstención, porque el silencio y la quietud de sus detractores a ellos les facilita su tránsito totalitario. Por tal motivo, las próximas elecciones serán una oportunidad para combatir con votos lo indigno y opresivo.
En resumen, la mayor suma de voluntades posible será un poder social que pueda ponerle freno al desastre humanitario que padece el país, porque el voto es la herramienta pacífica más poderosa que posee la humanidad, con él se constituye en poder político, lo cual pone un punto y aparte a la situación padecida en el ahora al finiquitar las demandas pospuestas de la ciudadanía que podrá reiniciar el sistema político para que la estabilidad reine y los esfuerzos por el país sean tan fértiles como las ilusiones que los motivan.
Finalmente, es pertinente sentenciar que el voto ha sido un motor del progreso humano, porque puede nivelar a todos los ciudadanos bajo un mismo valor, condición única donde la dignidad humana es puesta en evidencia, al ser los habitantes de un territorio quienes forjen su destino. Es por ello que, la idea más perfecta cuajada por la historia humana será de nuevo para los venezolanos una luz con la cual se pueda iluminar todas las ideas de perfección que la ignominia del sistema dominante quiere desaparecer con su totalitarismo delirante, pero esta probabilidad de poder será un detonante para la Venezuela que se reinventa ante la adversidad y que aspira un futuro mejor.
Eduin Adjunta
@adjunta90