La creación del Hombre Nuevo es un tema abordado en la Biblia, Vladimir Lenin, Simón Rodríguez, y el guerrillero comunista Ernesto Che Guevara. El mismo tiene en lo filosófico profundas implicaciones ético-morales más el papel desempeñado por el desarrollo económico-social, la tecnología, arte y cultura y el trabajo humano en la transformación del mundo.
Este tópico creemos no se puede despachar ligeramente ofuscado por el sectarismo político e ideológico. Por sus superiores características son pocos los interesados en el mismo máxime que choca con la concepción de quienes conciben la existencia del hombre desde el enfoque eminentemente materialista, en que se filtran desviaciones y errores de la dirigencia política. El materialismo vulgar y mecanicista que niega los potenciales espirituales en el desarrollo del hombre contrario al neoliberalismo salvaje y el socialismo salvaje. Los extremos oprobiosos del capitalismo y el socialismo.
Guevara planteaba la creación de un Hombre Nuevo alejado de la corrupción, lucro, Individualismo y egoísmo. Un practicante de la justicia social y la solidaridad. Un propósito similar al buscado por el cristianismo que en Guevara tal vez tenga su inspiración en sus años juveniles cuando primero fue un militante socialcristiano para luego abrazar el marxismo. En las primeras de cambio podría pensarse que se trata de una visión filosófica idealista apartada de la realidad concreta y del papel transformador del hombre en la historia.
La enajenación del hombre por el trabajo y su superación por la cultura y el arte fue uno de los problemas que preocupó a Ernesto Che Guevara en su quehacer de pensador y escritor. Rechazaba ese reducirse el hombre a la condición de mera mercancía para poder sobrevivir. El tema lo analiza minuciosamente en su ensayo El socialismo, el hombre y el arte. En ese sentido apuntaba que “desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte”. Un proceso dirigido a la poderosa conciencia del hombre en pugna con el ser social o realidad material que el hombre transmuta con su inteligencia.
El Che creía en el valor transformador del trabajo por el hombre impulsando las jornadas voluntarias para estimular la compenetración de la dirigencia con el pueblo. De ello existen testimonios ejemplares de su condición como dirigente que predicaba y daba el ejemplo con la práctica. Un hecho que lo parangona con el padre Camilo Torres quien lo hacía desde la instancia del cristianismo. En ese propósito asignaba un papel decisivo al poder de la conciencia del hombre para alcanzarlo. En tal sentido creía en el valor transformador del trabajo por lo que era un promotor decidido del trabajo. Vale decir, ir de la teoría a la práctica.
Una revolución no está exenta de desviaciones, errores y retroceso, pero el peor es el de la corrupción contra el cual siempre fue implacable. Guevara advirtió sobre los riesgos de la corrupción en un proceso revolucionario diciendo tajantemente: ” Revolución que nace corrupta, muere corruptas”. En ese sentido establece un duro combate en contra de la corrupción levantando la sanción y castigo ejemplar. Al respecto pregonaba: “El que mete la pata se la sacamos” Lo contrario con el ladrón cuando dice “El que mete la mano se la cortamos”.
Fue muy severo con el vicio de la burocracia que privilegia a la dirigencia del partido dominante, las castas militares y el aparato estatal público. Gente que se aleja y separa de la mayoría del pueblo sin escucharla para tomar en cuenta sus reclamos. Se trata de los que todo lo tiene sin padecer las sufrientes carencias de la mayoría como ocurre actualmente en Venezuela con el destructivo socialismo del siglo XXI, obra de elementos irresponsables que exigen los mayores sacrificios a la masa sin asumirlos ellos.
Estos tópicos reflexionados por Guevara nos traen a colación la situación de alienación padecida por los trabajadores en países de corte estalinista y totalitario como Corea del Norte, Cuba y Venezuela con salarios miserables. Los de Venezuela son los más bajos del mundo por debajo de Cuba donde devengan 87 dólares. Esto más la subordinación de la población al Estado con su paternalismo o subsidios que impiden el crecimiento del hombre sumiéndose en la miseria y el parasitismo. Salarios de 130 bolívares anulan la dignidad y pleno desarrollo humano. En ese dantesco contexto es una quimera el Hombre Nuevo convertido en un Jesucristo crucificado por los demoledores poderes de regímenes estalinistas. La nueva escolástica que ofrece el cielo una vez muerto el hombre, pero no en la Tierra.
Por ende, estamos ante la sobreexplotación y opresión del hombre por el socialismo salvaje de una minoría de burócratas y plutócratas sin noción alguna de la justicia social y una eficiente gerencia pública. El rechazo a la liberación del hombre por medio del trabajo y el arte planteado por Guevara.
Ello más la conversión del poder en un sistema represivo por la ausencia de democracia real y los controles de la base sustituidos por la burocracia y el aparato coercitivo del partido. En esas condiciones pasa a ser una ilusión el planteamiento de Marx y Lenin sobre la dictadura del proletariado.
Estas meditaciones son oportunas al cumplirse este 9 de octubre 55 años de su muerte en Bolivia. En consonancia con su espíritu siempre aventurero hasta la temeridad de los que exponen el pellejo en defensa de lo que consideran sus verdades, entre éstas la violencia como forma de lucha.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11
