«La prueba de una innovación no es su novedad, ni su contenido científico, ni el ingenio de la idea… es su éxito en el mercado”.
Peter Drucker
Innovar es una filosofía de la transformación a través de la creatividad que cada vez amplía más su aplicación: desde la ciencia hasta los negocios, desde la alta costura hasta la forma de vivir cotidianamente.
No hay una sola fórmula para innovar e introducir una innovación no garantiza que siempre se logre el éxito, sin embargo, tampoco se necesitan capacidades sobrehumanas ni acontecimientos milagrosos para ser un gran innovador: tener hábitos que fomenten la creatividad, no ser conformista, estar atento a las oportunidades y atreverse a correr riesgos son requisitos mínimos para lograrlo.
Cuando hablamos de la burocracia, la misma se presenta en los organismos públicos e incluso en las mismas empresas.
Cuando se viaja a China y Corea, tenemos la impresión que todo se hace de forma rápida y sencilla: Puertos, aeropuertos, autopistas, universidades, ciudades completas y modernisimas.
En cambio en Europa, se tiene la impresión de que todo es lento, agotador e incluso las instituciones existentes están polvorientas y luchan por sobrevivir.
Se dice que sucede así porque en un territorio vacío, donde hay necesidad de cada cosa, no se puede construir como quieres y donde quieras sin ningún vínculo histórico, social y paisajístico. Pero no es verdad, porque en Europa, incluso cuando no deberían existir vínculos e impedimentos, surgen siempre dificultades increíbles.
La causa de los retrasos realmente es otra.
En los países asiáticos, el desarrollo se ha convertido en impetuoso solo después que fue barrida la antigua estructura política , administrativa y feudal que, por siglos , ha mantenido el sistema detenido.
La modernización en Japón ocurrió después de la revolución Meiji, en China después de la revolución cultural, cuando Teng Hsiao Ping, ha hecho nacer el mercado. Como en Europa después de la guerra con el milagro económico. Pero enseguida se formaron potentisimas estructuras políticas, financieras, industriales, sindicales, culturales y judiciales, que piensan primero que nada a conservar y a crecer el propio poder.
El que desea realizar cualquier cosa, una universidad, una empresa e incluso tan solo un negocio, encuentra después un mar de permisos y vistos ( Acto por el cual una autoridad administrativa ejerce una función de control en relación con otro acto de la administración, estampando su firma en el acto sometido a examen), la articulación de varios ministerios, estados, entes locales, comisiones, concejos municipales, que conforman obstáculos personales de burócratas y políticos conflictivos.
Lo nuevo en los países Europeos, unos más y otros menos, nace solo si una persona decide dedicar a esa tarea su vida. Deberá trabajar sin parar y no podrá nunca distraerse de abandonar. Buscará el financiamiento, lo encuentra, obtiene los permisos pero después descubre que le falta siempre alguno, que existe siempre un acuerdo sin la cobertura en el balance. Entonces encuentra nuevos caminos, inventa, crea, pero después llega un nuevo político que deshace aquello que había decidido su antecesor.
Puede lograrlo solo si siempre tiene en mente las metas, a veces arrastrando a sus colaboradores, dispuesto a recomenzar desde el principio y sabiendo que cuando ha terminado, llegarán además merodeadores para saquearlo.
Escribiendo mi artículo me acordé de un personaje de la Radio Rochela que todas las semanas intentaba sacar un permiso simple para sembrar un árbol frente a su casa, el asunto es que cada vez que iba a una oficina publica o le decían que allí no era lo que llegó fuera de horario o que al tener el permiso que daba esa oficina tendría que ir a otra para terminar, el asunto es que lleno un maletín completo de permisos y el árbol ya tenía que arrastrarlo con un camión porque habría crecido muchísimo.
Definitivamente, este es el motivo por el que nosotros en Centro y Latino america no tenemos un fuerte desarrollo económico y cultural, porque los verdaderos innovadores, los verdaderos emprendedores, los verdaderos constructores, los verdaderos artistas, tienen que conducir una lucha desagradable. Por eso si ustedes los conocen, traten ustedes de comprenderlos, ayudarlos y defenderlos.
Italo Olivo
www.iolivo.com