Incalculables son las pérdidas económicas que traen consigo las inundaciones, cada vez mayores, que se presentan en Cabudare cuando se registran precipitaciones pluviales y se desbordan las quebradas, sobre todo las que atraviesan las áreas urbanas.
La población de Cabudare, estimada en más de setenta mil habitantes, sufre los embates de las aguas porque la ciudad fue creciendo sobre lagunas que fueron cegadas para el surgimiento de urbanizaciones.
El ingeniero Manuel Cols, expresidente de la hoy desaparecida Fundación para el Desarrollo de la Región Centroccidental (Fudeco) y exdirector general de la alcaldía de Palavecino, considera que son catastróficas las inundaciones que se han venido registrando en la capital de ese municipio en el curso de los últimos 20 años.
Al respecto manifiesta que el agravamiento del problema ha sido atribuidas a fenómenos climáticos como La Niña, El Niño y otros.
Partiendo del punto de referencia de las administraciones del entonces alcalde Antonio “Toño” Rivero y desde ahí la profesora Aura de Rivero, Richard Coroba, José Antonio Barreras Blanco, la profesora Mirna Víes y ahora Derby Guédez, todos ellos han tenido serias dificultades con las fuertes precipitaciones pluviales en la jurisdicción de Palavecino.
Sin embargo, esa situación que siempre ha originado preocupación, ha llevado a hacer evaluaciones tanto de quebradas como de bucos, pero el problema se mantiene latente.
En el 2007, refiere el ingeniero Cols, se hizo el estudio más importante: Actualización del Plan de Drenajes de Cabudare, cuyo responsable fue el ingeniero César Albahaca Mendoza, quien coordinó un equipo técnico muy calificado.
Se estudiaron muchas quebradas desde su nacimiento arriba, en Terepaima, hasta su desembocadura abajo, en el valle del Turbio.
Nosotros, durante la gestión de Barreras, hicimos un trabajo de valoración y nos dio unos números muy significativos: en Cabudare hay 23 bucos y quebradas que nacen en la montaña de Terepaima y hoy en día atraviesan la ciudad.
Cabría decir que la ciudad fue creciendo, invadiendo los lechos de las quebradas y éstas, cada vez que llueven, no pueden discurrir por sus cauces naturales como anteriormente ocurría y, en consecuencia, buscan los espacios que les han quitado. Se producen así las inundaciones en inmuebles que encuentran a su paso.
De ese abanico de 23 quebradas y raudales de agua hay cuatro que son las más caudalosas y, por tanto, las que generan mayores inconvenientes: El Tomo, Tabure, La Mata y Agua salada.
El Tomo atraviesa Agua Viva, Tabure nace en Tarabana en terrenos de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado y se extiende por un rosario de urbanizaciones de Cabudare, en las cuales se generan los mayores problemas, sobre todo en Valle Hondo, El Recreo y otras. Inclusive ocasiona un caos en el medio rural, particularmente en El Mayal.
La quebrada La Mata, desciende de Terepaima, atraviesa Los Rastrojos y llega a Cabudare.
Y Agua Salada también ocasiona dificultades en una serie de urbanismos en la zona baja de la montaña.
A lo largo de estas cuatro quebradas hay una crisis cuando se desbordan y causan terribles inundaciones
¿Cuál es la solución?
El estudio del ingeniero Albahaca Mendoza concluyó con una recomendación muy interesante y viable para evitar las inundaciones, dice el ingeniero Cols. Propuso construir represas para el control de crecientes en el piedemonte de cada una de esas quebradas, concretamente en El Tomo, Tabure, La Mata y Agua Salada.
El detalle más interesante es que no son unas grandes presas, porque cuando se habla de presa la gente se asusta y se imagina, por ejemplo, El Guri o como el tapón de Yacambú, que tiene cien metros de alto. Nada de eso.
Son unas presas que tendrían de siete a diez metros de altura y del ancho que tenga el cauce de la quebrada, que podría ser de ochenta, cien o los metros que tenga cada una de ellas.
El hecho de que sean pequeñas no quiere decir que las puede construir cualquiera, ya que se requiere, primeramente, hacer un proyecto de ingeniería con todas las leyes, y, segundo, construirla de acuerdo a las pautas contenidas en este proyecto.
Hasta ahora no ha existido interés en llevar a cabo esas recomendaciones, ya que se debe apartar en los presupuestos el monto indispensable para ejecutar obras de esa naturaleza, que requiere de especialistas en la materia.
Además, las objeciones han aparecido de parte de los dirigentes políticos, porque cuando se les ha planteado no han reaccionado en la gravedad del problema y lo que se les antoja decir es “eso cuesta mucha plata.”
El ingeniero Cols no dijo a cuáles personas con posibilidades de tomar una decisión de ese tipo se les formuló el planteamiento, pero sí comentó que todavía no han internalizado la gravedad de la situación que constituyen esas inundaciones, las pérdidas económicas que ocasionan a la población y, naturalmente, el malestar a los afectados.
La realidad es que el proyecto tiene un alto costo y hoy día todo es muy costoso, pero sugiere que por lo pronto se ordene hacer el proyecto de las cuatro presas.
Una vez que ya esté listo se pueden hacer las gestiones ante los organismos correspondientes para que se ejecuten las obras.
¿Dónde buscar los recursos?
El ingeniero Cols dice que si no existen en el país, hay que buscarlos en el exterior.
Reconoce que hoy no es tan fácil conseguir dinero en el Banco Mundial, Banco Interamericano, Corporación Andina de Fomento y otros, pero no se puede pensar en esas dificultades, porque existen organismos internacionales que sí pueden financiar ese tipo de proyecto para mejorar lo que se conoce como “resiliencia de las comunidades a los problemas ambientales.”
Estos problemas que aquí se están sufriendo también los están padeciendo en Afganistán, Sudáfrica, Pakistán, Nueva Zelanda, en Europa y hasta en Brasil.
La situación en esos países y continentes es mucho más grave que la de nosotros, pues se han producido miles de muertes a causa de las inundaciones.
Pero, aquí tenemos que tomar previsiones y por esa razón, ese proyecto al que me estoy refiriendo es sumamente importante y se puede hacer para evitar que la población de Cabudare, y en general de Palavecino, la siga padeciendo, expresó el ingeniero Cols.