Algunas personas, con razón, me han observado que mis escritos son muy largos. Trata de hacerlos más cortos, me han dicho, porque la gente, mucha o poca, puede dejar de leerlos en razón de la extensión de los mismos. Trataré de recortarlos. Elimpulso.com tiene unos muy sofisticados y modernos sistemas de medición. Estamos de nuevo, frente a unas dudosas elecciones presidenciales en Venezuela. Esas elecciones estarían, teóricamente, señaladas para dentro de dos años. Maduro se supone haber sido reelecto en el año 2018, pero en unas elecciones con olor a poca transparencia democrática. Esas elecciones, por ejemplo, debieron ser en diciembre de 2018 y por un juego extraño del oficialismo, ese año se realizaron en el mes de abril. Lo primero que debería exigirse entonces al CNE, es la
realización de las nuevas elecciones presidenciales, en el mes que corresponde, diciembre del año 2024, que es el mes habitual de nuestras elecciones.
Está claro, además, que la gran mayoría de los venezolanos deseamos unas elecciones limpias, libres y democráticas, como, desde hace tiempo, lo ha pedido la oposición democrática del país.
Unas elecciones estilo 2018, serían inaceptables y así debe quedar absolutamente establecido y tenerlo en cuenta el CNE. Por su parte, la oposición debe tomar decisiones muy serias y muy bien pensadas, sobre todo en lo que se refiere a la forma de escoger el
candidato presidencial. En este momento de debate si es mejor el consenso o unas primarias. Yo, personalmente, prefiero el consenso, pero también, si la mayoría lo prefiere, puede aplicarse el sistema de las primarias y yo iría a votar, pero no olvidemos que las primarias generan conflictos internos innecesarios y costos muy altos. Hace pocos días, un distinguido dirigente político de la oposición, señaló que en Venezuela nunca había habido primarias, lo cual no es cierto. Todavía recuerdo la primaria que dividió a AD en 1968; la convención de Copei en el Radio City en 1973 y otras más. Hace poco tiempo el exsecretario de Estado Mike Pompeo, cuando algún periodista le preguntó sobre la anhelada solución del problema venezolano, respondió: “es que allí todo el mundo quiere
ser candidato presidencial”. Es hora del desprendimiento personal.
Venezuela entera lo pide. No podemos continuar con un régimen que nos ha conducido a la ruina moral y material. Es necesario que prevalezca la sensatez y la seriedad, a eso nos obliga el destino de nuestros hijos y nietos.
Joel Rodríguez Ramos
