Trabajo de: www.runrun.es
Médicos Sin Fronteras (MSF) ayudó a diagnosticar y tratar un total de 18.553 casos de malaria en Venezuela en el primer semestre de 2022, en su mayoría, en el estado Bolívar.
La cifra se desprende del Reporte de Actividades Enero-Junio 2022 de la organización. Grecia Paz, soporte a la Coordinación Médica de Médicos Sin Fronteras, explicó a Runrunes que los números han descendido pues, en el año 2017, la tasa de positividad era superior al 50%: “De cada 10 pruebas, de 6 a 7 eran positivas”, detalló.
No obstante, esa tasa bajó en 2021 a 20%. Y aunque el descenso ha sido bastante importante, hablar de la erradicación puede sonar fantasioso, ataja, pues siempre hay focos activos en países fronterizos.
“Pero sí se puede llegar a un nivel de control, que es adonde estamos mirando, que llegue a cifras en donde no represente un problema ni para el país ni para el continente”, aspira.
La situación actual es muy distinta a la de 2018, cuando las personas hasta fallecían haciendo una fila para diagnosticarse. «Se desvanecían por una anemia severa e insuficiencia cardíaca aguda a causa de un paludismo grave o mal tratado», recuerda.
Además de los casos de malaria en Venezuela que MSF ayudó a diagnosticar y tratar en los primeros seis meses de 2022, en sus 66 puntos de atención de la enfermedad en el país diagnosticaron y trataron otros 218 casos.
Leve incremento en primer trimestre de 2022
En lo que respecta al año 2022, la tasa de positividad de la malaria se mantiene prácticamente igual, con un leve incremento en el primer trimestre del año, según apunta Paz.
“Probablemente, por el factor climático, el tema de las lluvias, y también al haber mayor acceso a los puntos de diagnóstico y tratamiento, se detectan más casos. Al disminuir las restricciones de covid-19 y el confinamiento, las personas tienen más movilidad y más acceso a realizarse una prueba. En 2021, cerramos con una tasa de positividad de 19%, y en el primer trimestre, reportamos un 21%, un aumento de 2%”, especifica.
El segundo foco de malaria más importante en el país es el estado Sucre, específicamente en Carúpano, donde MSF estuvo trabajando hasta marzo de este año. Las actividades en malaria las lidera actualmente allí Médicos del Mundo. En ese estado, MSF diagnosticó y trató 203 casos y ayudó a diagnosticar y tratar otros 100 entre enero y junio de 2022.
Cabe destacar que, desde 2018, Médicos sin Fronteras donó todos los medicamentos para el tratamiento de la enfermedad en Venezuela, así como también los insumos para el diagnóstico de la malaria.
“Actualmente, el fondo global ha otorgado una subvención de 20 millones de euros para garantizar aprovisionamiento y continuidad. Ha entrado otro acto a garantizar que se mantenga el aprovisionamiento y, desde más de un año, hemos trabajado de la mano en la coordinación de este traspaso”, informó Paz.
El subreceptor de estos fondos será la Organización Panamericana de la Salud, quienes se encargarán de hacer los reportes al fondo global.
Más allá del diagnóstico y tratamiento
Las actividades de Médicos sin Fronteras contra la malaria en Venezuela van más allá de la realización de pruebas y tratamiento.
En los primeros seis meses del año, hicieron 31 capacitaciones de diagnóstico de malaria y realizaron 240 jornadas comunitarias con el Plan Malaria.
Asimismo, a través del equipo del Plan Malaria, MSF apoyó a las divisiones de salud ambiental y a los departamentos encargados del control de infecciones por vectores con la «donación y aprovisionamiento de insecticidas, pruebas de detección rápida de malaria y mosquiteros a casos positivos y población vulnerable (mujeres embarazadas y niños menores de 5 años)».
Donaciones de medicamentos críticos y específicos para cada entidad
Por otra parte, entre enero y junio de 2022, MSF donó 2.562.813 medicamentos a decenas de estructuras de salud en Venezuela.
Los medicamentos que donan se dividen en dos grandes grupos. En primer lugar, están los medicamentos críticos, que se usan en la atención primaria de salud o consulta de salud integral para atender los pacientes que consultan por distintas causas. Se incluyen en este lote los antibióticos, antipiréticos, antihipertensivos, antiparasitarios, entre otros.
También, suministran medicamentos e insumos específicos para las actividad que desarrollan en cada estado.
«En Bolívar, por ejemplo, tenemos un stock específico para malaria. En Tumeremo, apoyamos la maternidad, y tenemos entonces esos insumos y medicamentos que se requieren para sala de parto y atención al recién nacido», especifica Paz.
Además de esas donaciones, Médicos sin Fronteras prestó apoyo para atender a 115.293 pacientes y atendió exclusivamente a 33.833 personas.
De igual manera, ayudaron a 3.903 sobrevivientes de violencia sexual, atendieron 76 partos y adecuaron 8.306 circuitos para atención de COVID-19.
Ayudar en un país que abandonó el cuidado de su salud
La carrera cotidiana por sobrevivir en Venezuela hace que el ciudadano destine sus limitados ingresos a la compra de alimentos, y deje de lado otros temas que también son prioridad, como la atención de la salud.
Temas de preocupación nacional –que son incluso más preocupantes en las regiones como la falta de combustible y la imposibilidad de cubrir la canasta básica hacen que la salud pase a ser un factor no prioritario para los ciudadanos.
La doctora Paz comentó que algunas necesidades que encuentran en los estados en los que hacen vida son inherentes al propio sistema de salud como tal, y otras, a las comunidades que asisten.
Indicó que los venezolanos han desatendido sus chequeos periódicos por lo que, cuando llegan a los puntos de atención, sus enfermedades estén bastante avanzadas.
lo que, cuando llegan a los puntos de atención, sus enfermedades estén bastante avanzadas.
“Lamentablemente, el tema de la salud desde la evaluación periódica se deja de lado. Hay otras prioridades, como conseguir día a día el alimento. Ya cuando el paciente llega al hospital, está en una situación bastante crítica”, expresó.
Acotó también que las estructuras de salud del país aún son “débiles” y que persisten las fallas por falta de mantenimiento de infraestructura y provisión de medicamentos e insumos.
A lo anterior se suma la ausencia de personal calificado, “que esté motivado a brindar atención de calidad, humana y permanente”.
El inesperado impulso de la pandemia
Médicos Sin Fronteras inició operaciones en el año 2015, justo uno de los más difíciles de la crisis económica en el país.
Hasta finales de 2018, comenta la doctora Paz, la situación fue “crítica” porque no había importación de medicamentos e insumos, y el 90% del material que usa la organización para sus actividades es importado.
Pero, a mediados de 2020, la pandemia presionó la reactivación de la industria farmacéutica.
“Fue una necesidad a la que hubo que responder, se flexibilizaron algunas sanciones y eso ayudó a que hubiese un crecimiento en el área farmacéutica. Esos dos factores, el aumento de las importaciones y el crecimiento de la industria farmacéutica a nivel nacional, han hecho una gran diferencia”, argumenta.
Así definen sus proyectos
MSF trabaja de la mano con las autoridades del Ministerio de Salud y con institutos de salud pública en los diferentes sitios del país en los que tienen o han tenido presencia, como Caracas, Anzoátegui, Táchira, Bolívar y Amazonas.
En conjunto con las autoridades locales, definen cuáles son las necesidades de salud y cuáles son las comunidades con más fallas, por ser poblaciones de difícil acceso a las que no llegan insumos ni atenciones.
“Buena parte de nuestras actividades van hacia la población indígena, a poblaciones de difícil acceso, a las que el mismo sistema de salud nos pide que le prestemos apoyo (…) En términos generales, esa es la visión de Médicos Sin Fronteras, llegar adonde la salud no llega”, remarca.
A la par de las actividades programadas, se desarrollan y ejecutan proyectos de vigilancia epidemiológica. En septiembre, se dio inicio a un proyecto de vigilancia nutricional en cuatro entidades del país (Bolívar, Anzoátegui, Amazonas y Delta Amacuro).
“Eso, por ejemplo, nos dará una proyección de cuál es la situación en cuanto a seguridad alimentaria de la población en ese estado (…) tenemos cuatro estados en donde se está instaurando la vigilancia nutricional y, dependiendo de los resultados de la vigilancia después de seis meses, se determina la pertinencia de un proyecto de apoyo nutricional”, explicó.
Posteriormente, estos datos se presentan ante el Ministerio de Salud, así como también ante organizaciones que coordinan el financiamiento para así tener luz verde y ejecutar los proyectos.
La mejor ayuda es evitar la enfermedad
Paz no puede limitar a una sola anécdota lo que ha representado trabajar con Médicos sin Fronteras en Venezuela: «Son muchas las experiencias gratificantes y testimonios, en muchas áreas».
Sin embargo, cree que lo crucial ha sido aplicar el principio de la organización de no enfocarse solo en el medicamento o curación del paciente, sino en ver a la persona como un ente que vive dentro de una sociedad.
“La curación de la enfermedad no depende solamente de un medicamento, pastilla o inyección. La persona necesita agua potable, o el desmalezamiento de la vivienda, porque sino el vector no se va a ir de allí y va a seguir reincidiendo la malaria en alguna zona, por ejemplo. Es necesario potabilizar agua y entregar kits de higiene, es prioritario enseñarles muchas cosas desde el punto de vista preventivo, para evitar que se enfermen», explica.
El enfoque de atención a la salud mental también ha sido el norte de sus abordajes, tanto a nivel de centros asistenciales como comunitarios.
La médico no duda en concluir que cualquier intervención en salud no puede limitarse exclusivamente a atender la enfermedad, sino a «evitar que la persona se enferme y regrese», para lo que se debe garantizar un entorno biopsicosocial sea saludable.
«Me enorgullece formar parte de este movimiento por sanar las brechas que llevan a que las personas se enfermen. No es solo vencer la bacteria, o el parásito. Es entender por qué llegó ese parásito o llegó esa infección. Es enseñarles cómo potabilizar el agua, qué ropa usar y en qué horario no debes exponerte al mosquito. Es educar a la población y darle poder con ese conocimiento”, cierra.
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