La mitad de Puerto Rico se encuentra sin electricidad este sábado, cinco días después del paso del huracán Fiona.
Muchos residentes del territorio estadounidense están furiosos e incrédulos. Aumentan los llamados para que se suspenda a la empresa privada de transmisión y distribución de electricidad de la isla.
La escasez de combustible está empeorando la situación, obligando al cierre de tiendas de comestibles, gasolineras y otros negocios mientras los edificios residenciales se quedan a oscuras por la falta de diésel para los generadores.
Son muchos los residentes que se cuestionan por qué se está tardando tanto en restablecer el suministro eléctrico si Fiona era un huracán de categoría 1 que no afectó a toda la isla y cuyas lluvias, no los vientos, causaron los mayores daños.
“No es normal”, expresó Marcel Castro-Sitiriche, un profesor de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. “No han dado una explicación convincente de cuál es el problema”.
Castro destacó que la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico y Luma, una empresa privada que asumió la transmisión y distribución de energía en la isla el año pasado, tampoco han hecho pública cierta información básica, como los detalles de los daños que sufrió la red eléctrica.
“No sabemos cuánto fue el daño todavía”, apuntó, añadiendo que estaba preocupado y sorprendido porque Luma no haya movilizado equipos adicionales para reforzar la mano de obra que ya disponía en la isla.
Luma ha indicado que las inundaciones causadas por Fiona anegaron varias subestaciones, cortando el acceso, y ha insistido en que no necesita más personal.
“Tenemos todos los recursos que creemos que necesitamos”, aseguró Daniel Hernández, un ingeniero de Luma.
La falta de electricidad ha hecho que al menos un alcalde ponga a trabajar a sus propios equipos de reparación. Varios líderes municipales reclaman respuestas acerca de por qué las cuadrillas de la concesionaria no han reconectado las viviendas y la infraestructura clave a la red.
“Ni siquiera han llegado aquí”, lamentó Yasmín Allende, administradora municipal de Hormigueros, una ciudad del oeste del Puerto Rico con más de 15.600 habitantes, muchos de ellos ancianos.
Los funcionarios municipales han proporcionado una lista de los transformadores y líneas eléctricas caídas, además de la localización exacta de decenas de postes eléctricos dañados, explicó. Incluso han abierto claros en torno a las zonas afectadas para garantizar que se puede restablecer la electricidad lo antes posible, añadió.
“Está todo listo para que vengan a hacer su trabajo”, manifestó Allende. “Lo que tienen que hacer es presentarse”.
Elizabeth González, que vive en Hormigueros, contó que el viernes tuvo que tirar dos bolsas de carne y que tiene problemas para comprar más gasolina para su generador a pesar de que su esposo, que padece cáncer, depende de él.
González dijo estar harta del estado actual de la red eléctrica puertorriqueña.
“No sirve, tan sencillo como eso”, denunció. “Si viene un huracán, si vienen unas lluvias, cualquier ventolerita que hace, rápido se lleva la luz”.
La red eléctrica de la isla ya atravesaba problemas debido a las medidas de austeridad, al envejecimiento de la infraestructura y a la falta de mantenimiento cuando el potente huracán María arrasó el sistema en 2017. La reconstrucción de la red apenas había comenzado cuando Fiona tocó tierra el domingo pasado.
En los primeros días después del paso del meteoro, los responsables de Luma y el gobernador, Pedro Pierluisi, prometieron que la gran mayoría de los clientes volverían a tener electricidad pronto, pero hasta el viernes en la noche, más del 40% de sus 1,47 millones de afiliados seguían a oscuras.
Además, el 27% de los 1,3 millones de clientes del servicio de aguas y alcantarillado no tenían agua corriente, en parte porque las bombas dependen de la electricidad y no todos tienen generadores de reserva.
Ni Luma ni la compañía eléctrica de Puerto Rico han dado una fecha para el restablecimiento del servicio en las zonas más afectadas. Solamente afirmaron que su prioridad son los hospitales y otras obras críticas de infraestructura.
La situación ha indignado a muchos boricuas, entre ellos a funcionarios de gobiernos locales.
“No voy a permitir excusas”, dijo Alexander Burgos, alcalde de la localidad montañosa de Ciales, en el centro de la isla. “En nuestro pueblo las líneas están arriba, no hay postes en el suelo y estamos listos para recibir el servicio”.
Edward O’Neill, alcalde de la localidad norteña de Guaynabo, tuiteó que “el mal desempeño” de Luma era “inaceptable”.
O’Neill, quien trabajó tanto para la eléctrica puertorriqueña como para Luma, explicó que su municipio ha recopilado toda la información necesaria para ayudar a los operarios a restablecer el servicio, pero no han visto ningún resultado.
En Bayamón, también en el norte, su alcalde, Ramón Luis Rivera, se cansó de esperar y contrató equipos de reparaciones independientes que comenzaron a trabajar el viernes por la tarde, aunque no estaban manejando cables con corriente. El alcalde de Aguadilla, Julio Roldán, informó que estaba haciendo lo mismo en su ciudad costera del noroeste. “Dependemos de otras personas para poder vivir… Nos cansamos”, afirmó.
El alcalde del pueblo montañoso central de Utuado aseguró que nadie en su municipio de 28.000 habitantes tenía electricidad y acusó a Luma de hacer sufrir a los residentes innecesariamente. El alcalde del pueblo occidental de Moca se hizo eco de esos comentarios, afirmando que “Luma no ha querido asumir su responsabilidad”.
Cathy Kunkel, una analista energética y financiera en Puerto Rico, mostró su sorpresa de que la electricidad no haya regresado aún a las zonas donde Fiona apenas causó estragos, incluso la capital, San Juan.
Además, cuestionó que Luma no haya contratado a cientos de técnicos experimentados que trabajaban con la Autoridad de Energía Eléctrica puertorriqueña antes de que la empresa privada se hiciera cargo de la transmisión y distribución en junio de 2021.
“Tenemos esta situación absurdamente frustrante”, lamentó. “El sistema viejo se mantiene de una forma insuficiente. Realmente quieren a gente que sabe cómo trabajar en este sistema en concreto”.
La falta de electricidad ha sido relacionada con varios decesos.
Las autoridades dicen que un hombre de 70 años murió quemado cuando trataba de llenar su generador, que estaba encendido, con gasolina. Otro de 78 años perdió la vida tras inhalar los gases tóxicos del suyo. Además, la policía reportó el viernes que un hombre de 72 años y una mujer de 93 fallecieron luego de que su casa se incendió por usar velas para iluminar su hogar.
Para Castro-Sitiriche, el profesor de Ingeniería Eléctrica, los culpables son el gobierno de Puerto Rico, Luma y la Autoridad de Energía Eléctrica.
“Es un desastre compartido”, afirmó, agregando que Fiona fue una llamada de atención y que es necesario que se conecte más gente a la energía solar. “Es una vergüenza que el gobierno no lo ha hecho para salvar vidas”.