La prosperidad es una de las demostraciones de la existencia de Dios y todos basados en estos principios debemos estar en una permanente búsqueda de ser prósperos y atentos a los acontecimientos y en permanente vigilia por el bienestar de la patria y su ciudadanía; unidos en pensamientos, acción con fe, esperanza y energía, para dejar de ser débil y renunciar de ser trompo servidor de unos cuantos vivarachos que nacieron para vivir practicando la ley del menor esfuerzo y superar con creces a quienes trabajan, se esfuerzan sin escatimar en nada sus sacrificios y producir y compartir de una forma pacífica con ética y con una conciencia limpia, frente en alto, mirada al frente y erguida.
Se dice que el que tiene deuda vive durmiendo; las deudas son las ausencia del perdón en el pasado y presente; cabe muy bien este dicho a quienes están de turno al bate y toman la decisión por todos los habitantes de la nación que deciden por todos no en la forma más aceptada , aparte que creemos que tienen síndrome del “Tormento” porque tienen deuda como el amor o quizás son tan insensibles que no tienen capacidad ni para atormentarse sufren de aquello que es preferible un poco de preocupación a mucho de remordimiento.
Debe haber una buena alianza que conduzca a una solvencia económica con los deudores morosos que según dicen los números y noticias es el gobierno con más deudas, hasta la coronilla con las universidades, educación, servicios generales, jubilados, pensionados, apoyo a los agricultores, ganaderos, industriales y facilidades o alianzas con el que desea producir, generar riquezas, puestos de trabajos y ser un aliado a la prosperidad y no se les tome como adversarios; aspiramos y seguimos creyendo que el país se arregló o se está arreglando; le pedimos a los mandatarios que se den cuenta por el bien de todos que tienen en sus manos el país más rico del planeta como está técnicamente comprobado.
Por todas estas razones no debería haber motivos para que una nación haya aumentado la desnutrición infantil, la salud, el éxodo de migrantes aumentando, la desintegración familiar en pleno desarrollo y la pobreza galopando y pare de contar las tantas carencias que nos agobian, les pido a todos hagamos un ruego al Espíritu Santo para que les envié del cielo un rayo de su luz que ilumine los caminos del bien a estos mandatarios. “Te lo pedimos señor”.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Duran