Su gran tamaño y colores más oscuros lo hacen fácilmente diferenciable de sus primas las hormigas comunes.
En una colonia existen distintos tipos de individuos: las obreras, ocupadas en recolectar las hojas; los soldados, con mandíbulas prominentes que defienden la colonia de los intrusos; las doncellas que se encargan de atender a la reina y esta última cuya única misión de esta es poner huevos.
Se reproduce durante la época de lluvia, se aparea en el llamado vuelo nupcial, donde la reina resulta preñada y puede originar una nueva colonia por sí sola, de la que será mientras viva la única madre.
El bachaco es un excelente excavador sus colonias son grandes y pueden extenderse a más de 100 metros cuadrados, y hasta una profundidad de más de 5 metros.
Contrario a lo que se cree, no se alimentan directamente de las hojas que recolectan. Las llevan al bachaquero para cultivar un tipo de hongo que servirá de sustento a todos miembros de la colonia.
Puede acabar un cultivo en una noche, es organizado y sus colonias tienen un gran número de individuos dirigidos por una reina. Al asaltar una planta le quitan las hojas hasta dejarlas totalmente defoliadas.
Sin embargo, ayuda a incrementar la materia orgánica, y mejoran la estructura del suelo, dispersan las semillas y otros insectos en las raíces.
En muchos países, los bachacos son apreciados gastronómicamente; tostados o cocinados de distintas formas. En Colombia, en el departamento de Santander, donde se le conocen como hormigas culonas es una tradición comerlos.
Su sabor fuerte y salado es tan importante para la gastronomía del municipio Barichara (Satander), que le han hecho dos monumentos: uno que se puede ver en la entrada y el otro, en la alcaldía municipal, junto a la plaza principal.