Hace 81 años, cuando surgió a la palestra pública Acción Democrática, en Venezuela no había producción suficiente para alimentar a su población, la tierra estaba en pocas manos y aún no se había pensado en la industrialización; pero, sí era enorme el analfabetismo, las enfermedades endémicas destruyen a los seres humanos más vulnerables y escaseaban los más elementales servicios públicos.
Al hacer tal descripción, Filiberto (Fili) Peña Canelón, exsecretario general del gobierno regional y exsecretario general seccional de Acción Democrática, añade que estábamos en una situación de mucha pobreza, atraso y ruralidad.
Esas circunstancias hicieron que el lema de Pan, Tierra y Trabajo fueran las tres palabras indican lo que el partido se empeña en lograr, añadió. Pero, hoy el país está peor que cuando se fundó Acción Democrática, porque no sólo existen los mismos problemas de ese entonces, sino que la gente se sigue yendo de Venezuela, arriesgando su vida por las trochas de la frontera y por la selva de Darién, para citar dos pasos peligrosos, ya que no existen las mínimas condiciones de vida para millones de personas.
Evidentemente, el país ha retrocedido más de ocho décadas y por ello ahora se le presenta a Acción Democrática un nuevo reto: recuperar la democracia, las libertades de los ciudadanos, el Estado de Derecho y la ejecución de un programa de gobierno realizable en el menor tiempo posible.
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Acción Democrática, como su nombre lo precisa, fue el partido que accionó los derechos de los habitantes de Venezuela, prosiguió. Logró el voto para que los analfabetos pudieran ejercer el sufragio, ya que hasta entonces no tenían ese derecho. De igual modo, el voto para que las mujeres participaran y se incorporarán a la vida económica. Combatió las enfermedades, acabó con el paludismo y otros males que diezmaban a nuestros pueblos. Y llevó la educación a todos los rincones del territorio venezolano.
Se preocupó por la industrialización de Venezuela, por hacer nuestro el petróleo que estaba siendo explotado por empresas extranjeras y eran las que fijaban el precio, por la separación de los poderes porque antes el jefe del gobierno también lo era de los poderes Legislativo y Judicial, porque era el régimen dictatorial, el mismito que han vuelto a implantar los supuestos revolucionarios del siglo 21.
Los presidentes de la República que tuvo el partido blanco siempre contaron con el apoyo popular: Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Raúl Leoni, Jaime Lusinchi y Carlos Andrés Pérez, expresó. Todos ellos son bien recordados porque se empeñaron en hacer las obras y servicios que son, precisamente, las que quedaron y han venido destruyendo los del régimen chavista-madurista.