Cuando se le pregunta a Iván Brito López, el cronista natural de la capital larense, qué se requiere para que ésta recobre sus mejores y merecidos atributos que tuvo hace ya bastante tiempo –ser la capital del desarrollo, la capital musical de Venezuela y la ciudad más limpia y ordenada del país—responde con tres palabras: recuperar la barquisimetanidad.
¿Y qué es la barquisimetanidad?
Es el espíritu que se generó en la gente digna, honesta y decente para trabajar por Barquisimeto y convertirla en la mejor ciudad de Venezuela, a tal punto que se hizo tan atractiva que de todas partes venían las personas a vivir aquí.
El científico Francisco Tamayo, quien investigó y estudió nuestras raíces, llegó a la conclusión más precisa de ese sentimiento cuando dijo que Lara era el punto de convergencia de Venezuela y Barquisimeto el crisol de nuestra nacionalidad.
¿Cómo ve a la ciudad ahora cuando va a celebrar un año más de existencia?
Muy abandonada. Desde hace treinta años no se le hacen aceras, ni mejoras a las que están desapareciendo. Si usted una noche recorre desde la avenida Vargas a la 20 con la 42 encontrará sólo 9 luminarias públicas, porque el resto de luces que puede ver son de particulares. Y no hablemos de servicios, porque de ellos se queja toda la población.
¿Cómo ve a los funcionarios que debieran ocuparse de la ciudad?
Solamente andan con una cuerda de adultos, con lo que se conoce como un anillo de seguridad, y no deja que se les acerque la gente y les diga la verdad de la mejor manera.
El alcalde no se da por enterado; pero, el gobernador sí ha mostrado preocupación. Sin embargo esa la ciudad tiene que ser atendida por la alcaldía.
¿Qué hacen los concejales?
La gente no los conoce. No sabe quiénes son.
¿Qué hacer?
Una campaña de rescate por lo que Raúl Azparren llamó la barquisimetanidad, que como ya le dije es el sentimiento más profundo por la ciudad.
¿Por qué todavía no se sabe la fecha de fundación de Barquisimeto?
Por no encontrarse el acta. Antes en el país no había celebración de las fundaciones de las ciudades. No fue sino hasta 1945 cuando se hizo la primera celebración con motivo de los 400 años de El Tocuyo. Más tarde se despertó el interés en conocer el origen de los pueblos. Fue así como en 1949 empezaron los preparativos para la fiesta aniversario de Barquisimeto. Se constituyó una junta que decidió enviar al hermano Nectario María a Sevilla, para revisar los archivos y tras su labor de investigación, lo único que logró encontrar fue el acta del reparto de las encomiendas con fecha del 14 de septiembre de 1552.
¿Cómo es que tuvo interés Juan de Villegas en fundar la villa de Buría?
Juan de Villegas, nacido a finales de 1509, embarcó en la Armada Alemana en una expedición encabezada por Alfonso Alfinger a Santo Domingo y desde esta ciudad a Coro. En ese entonces, la provincia de Venezuela era administrada y gobernada por los Welser, una acaudalada familia que decidió enviar a sus emisarios al territorio venezolano. Al llegar noticias de que en una de los ramales del río Turbio por los alrededores de Buría, Juan de Villegas salió con un grupo de hombres de El Tocuyo hasta ese lugar, donde montó un campamento y fundó la villa. Pero las condiciones ambientales, las plagas, las enfermedades y el constante ataque los indígenas hacían insoportable vivir en esa zona, ubicada cerca de lo que se conoce como Coco e´Mono. Murió al año siguiente.
La población fundadora de Buría se mudó a lo que se denomina El Carabalí, pero ahí apareció el Tirano Aguirre que no sólo saqueó al caserío, sino que le metió candela. La gente se trasladó a un sitio entre el río Turbio y Río Claro, sin embargo tampoco era bueno para residir porque el terreno se anegaba y vio que en el talud del altiplano había ojos de agua.
¿Dónde estaban esos nacientes?
Uno en lo que se conoce como La Concha Acústica. Sus aguas penetraron por el muto que hicieron en Uruguay hace unos años, destruyeron la vía y ocasionaron un problema que todavía no se ha resuelto.
¿Los otros?
La gente subió al altiplano primeramente alrededor de la iglesia La Concepción, que por cierto fue la primera que se hizo en Barquisimeto. Y el asentamiento definitivo fue en Altagracia, donde también había agua. Otros ojos de agua estaban frente a la iglesia La Paz y en lo que posteriormente sería la carrera 15 con la calle 24, lo que se conoció como La Pila Lara.
Habían unos trabajadores, a los cuales llamaban los aguateros, que utilizaban burros para vender el líquido que sacaban del Turbio, colocando un barril a cada lado del animal y recorriendo las calles del poblado.
¿El agua ha sido un problema permanente en Barquisimeto?
El 14 de agosto de 1821 cuando Bolívar vino a Barquisimeto y se alojó en una casa de la carrera 19, casa que fue tumbada y donde hoy funciona un negocio de venta de carros, atendiendo a los vecinos, decretó el primer acueducto de Barquisimeto.
Un hecho sumamente impresionante ocurrió en 1853 cuando los dueños de las haciendas que circundan Macuto decidieron donar sus terrenos al municipio, para preservar el agua de Barquisimeto y pusieron como condiciones que no se cortaran bejucos, arbustos y árboles que habían en ese lugar para que hubiera suficiente líquido. Estaban adelantados a la protección del ambiente.
Y durante el régimen de Marcos Pérez Jiménez, cuando se inauguró el Centro de Ingenieros, al cual Juan María Bracamonte le había donado los pisos, este empresario pidió a sus amigos José Antonio Tamayo y Elías Saab, que lo acompañaran para hablar con el presidente del INOS que había venido al acto. Los tres tenían sus empresas Factoría El Rosario, Cordelería Occidental y Aserradero El Rubí, respectivamente, a un lado de la Trasandina, frente a donde hoy está el edificio del IpasMe. Ellos habían construido una laguna para sus empresas y de la misma se surtían los habitantes de San José y sectores aledaños. Le pidieron al funcionario que extendiera el tubo matriz para suministrarle el agua a esa gente, pero el enviado del Ejecutivo Nacional, al principio, puso objeciones diciendo que una obra de esa naturaleza tenía que ser incluida en un programa nacional, lo cual no satisfizo a los empresarios que siguieron insistiendo hasta que el directivo les dijo: yo puedo comprometerme a colocar la tubería si ustedes ponen la obra de mano. Y así fue. Desde entonces el servicio ha estado funcionando en esa zona. Y ahí está presente el espíritu de la barquisimetanidad.
¿Fue muy lento el desarrollo económico de Barquisimeto?
Al principio el crecimiento se hizo con las haciendas ganaderas cerca del Turbio y la siembra de la caña de azúcar y el café. El empuje se dio con el ferrocarril Bolívar que permitió la instalación de las grandes casas de comercio, que exportaban cueros de chivo y de res, café y otros frutos. Además, facilitaban el crédito a los agricultores para ampliar la producción.
A principios del siglo pasado, Eduardo Lindheimer reúne y organiza a los comerciantes para fundar la Cámara de Comercio. Este francés llegó a salir, en medio de un combate entre la gente del gobierno y revolucionarios, enarbolando una bandera blanca para que la contienda se hiciera fuera de la ciudad y preservar la vida de los civiles. Esa forma de solidaridad es una demostración de que aquí siempre se ha querido vivir en paz.
Ahora que se va a celebrar un día de fiesta por Barquisimeto es posible que no sea recordado su fundador, porque el régimen lo considera un vil conquistador y colonizador, que no ha debido existir. Hasta le destrozaron la estatua que tenía en su plaza y le quitaron su nombre a la parroquia más poblada de Iribarren. Y por ese motivo algunos historiadores han querido valorar su identidad por tratarse de un tatarabuelo de Simón Bolívar.
El hermano Nectario María estableció el árbol genealógico de Bolívar y, efectivamente, lo encontró como tatarabuelo de Bolívar. Juan de Villegas, nacido a finales de 1509, se casó en Coro con Ana Pacheco y ambos tuvieron 2 varones y 5 hembras. Una de ellas, Luisa de Villegas, entra en la línea ancestral de Bolívar. Y ese detalle está comprobadamente determinado en la historia genealógica de El Libertador.
Iván Brito López manifiesta a El Impuso que él seguirá siendo muy tenaz trabajando por Barquisimeto, tratando intensamente de que sea recuperado el sentimiento de barquisimetanidad y lograr sembrar conciencia en ese sentido, a través de los medios, hasta, según sus propias palabras, “que Dios me tenga con vida”.