El óleo del General de División Pedro León Torres pintado por Tito Salas en 1922
Mal ubicado y soportando escupitajos de chimó, maltratos y empujones, se encuentra como languideciendo en la sala de sesiones del Concejo Municipal de Torres el valiosísimo óleo del Héroe de Bomboná que mandaron realizar unas damas del patriciado caroreño a Tito Salas en 1922, el pintor de la nacionalidad en el cenit de la fama entonces, en ocasión del Centenario de la Muerte del General Pedro León Torres.
¿Por qué razón fue elegido precisamente el encontronazo previo a la carnicera y salvaje Batalla de Bomboná entre los generales Simón Bolívar y Pedro León Torres como asunto del óleo del pintor caraqueño?, y más aún: ¿quién escogió el espinoso tema y qué los motiva a hacer tal elección habiendo muchos otros? ¿Se le otorgó a Tito Salas libertad para elegirlo o fueron las damas caroreñas quienes le sugirieron el episodio? Nos inclinamos a pensar que fue el orgullo caroreño lo que motiva tomar a Tito Salas tan difícil y encumbrada anécdota surgida al calor de la Guerra Emancipatoria. Bolívar se encuentra en el pináculo de su liderazgo en 1822, por lo que responderle airadamente fue un acto de suma valentía del general caroreño, soldado que venía de una brillante campaña en la Guayana venezolana al mando del desgraciado general Manuel Piar. A ello debemos agregar los terribles episodios que condujeron al fusilamiento por insubordinación del general curazoeño, en donde Torres se opone a que el general Piar sea degradado antes de ser pasado por las armas a lo que habrá que adicionar que fue un hermano suyo, Bruno, quien dirige el pelotón de fusilamiento de Piar. No se ha hecho aún, se lamenta Rafael Domingo Silva Uzcategui, un psicoanálisis del fusilamiento de Piar. Había pues lo que hogaño se llama una agenda oculta que hace explosión previos y electrizantes momentos antelatorios de la cruenta Batalla de Bomboná, acontecida al sur de Colombia, frontera con Ecuador.
El óleo del pintor Tito Salas será en este sentido epitome de un sentimiento, una sensibilidad que le da contornos de definición a la caroreñidad. ¿Puede una pintura lograr tal cosa? Sí, ya lo había hecho el cuadro Miranda en La Carraca de Arturo Michelena con la nacionalidad venezolana. Es una pintura grabada en nuestro inconsciente colectivo. El desgraciado Héroe de Bomboná será retratado para la posteridad en y durante el altercado que protagoniza con el Padre de la Patria en los días previos al 7 de abril de 1822, día de la cruenta Batalla de Bomboná, un sacrificio enorme para las tropas republicanas.
La figura del General Pedro León Torres domina de manera palmaria la superficie de la pintura, es el militar caroreño el gran protagonista de ese momento que intenta atrapar el genio del pintor caraqueño. Se le muestra de cuerpo completo, ocupando un cercano 70 por ciento del lienzo. Capta Tito Salas el instante en que el General Pedro León Torres le responde airado al Libertador quien intenta degradarlo, quitarle el mando de las tropas, y con ello casi se sale del óleo en un movimiento que lo impele hacia nosotros, los observadores.
La figura de Simón Bolívar está allí presente en esa genial pintura, pero se halla como tapada y oscurecida: ¡es apenas sombra proyectada sobre la tierra que pisan las esplendentes botas del general Pedro León Torres! Debió de haberlo meditado mucho Tito Salas para presentar al Libertador de tan degradada manera. Pero de esta forma complació la decisión de los caroreños de 1922 de presentar a su desgraciado Héroe de no mostrarse pusilánime y débil ante la soberbia y el disgusto del Padre de la Patria cuando el militar caroreño malinterpreta sus terminantes órdenes. A las pocas horas de este acontecimiento será herido mortalmente por la metralla el General Pedro León Torres durante la fatídica, cruenta Batalla de Bomboná, y morirá meses después en un hospital de campaña de los realistas, un auténtico gesto de humanidad de los monárquicos que siempre olvidamos, o no queremos recordar, el 22 de agosto de 1822, hace ya 200 largos e interminables años.
Repatriación de los restos mortales del General de División Pedro León Torres
Han transcurrido largos y prolongados 200 años desde que fallece en Yacuanquer, en la hermana República de Colombia, el Héroe de la Independencia de Suramérica, el venezolano, caroreño y arenalense General de División Pedro León Torres Arriechi. Había sido herido mortalmente por la metralla en la decisiva, pero excesivamente cruenta Batalla de Bomboná, encuentro armado de la Campaña del Sur liderada por el Libertador Simón Bolívar, y tras larga agonía perecer el día 22 de agosto de 1822.
Había nacido Pedro León Torres, un día después que se celebra el Juan el Bautista, santo patrón de la ciudad del Portillo, el 25 de julio de 1787 y fue bautizado en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Carora. La fe de bautismo, firmada por su futuro maestro, el sacerdote y bachiller Félix Espinoza de Los Monteros, no nos indica dónde nace este Prócer de la Independencia Suramericana, que ofrenda su vida por la libertad del Continente americano cuando apenas cifraba los 34 años de edad. Los dioses los prefieren jóvenes.
La repatriación a la República Bolivariana de Venezuela de los restos mortales del General de División Pedro León Torres Arriechi, es una deuda histórica que debemos cumplir a cabalidad y que no debemos aplazar de manera alguna los venezolanos del tercer milenio. El presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, ha dado precisas instrucciones televisivas para que este año Bicentenario del Fallecimiento del Héroe de Bomboná, sean repatriados sus restos mortales para que reposen en el Panteón Nacional, Caracas, junto a su madre Juana Francisca Arriechi y sus numerosos Hermanos, llamados con justeza por el escritor merideño Don Tulio Febres Cordero (1860-1938) los Siete Macabeos de la Independencia o los Siete Infantes de Lara, un martirologio con resonancias en la Biblia, el libro de los libros, tal como lo llama George Steiner, que no tiene parangón en la historia patria, lo cual es digno destacar para orgullo de la caroreñidad, los larenses y venezolanos.
El General de División Pedro León Torres en un ejercicio de historia contrafactual:
¿Qué habría pasado si…?
En un ejercicio de lo que se llama historia contrafactual, una gimnasia de abstracción que linda con la ficción literaria, nos preguntamos con insistencia: ¿Cuál sería el destino del General Pedro León Torres si participa en el Paso de los Andes en 1819? ¿Lo hubiese matado el soroche o mal de páramo a sabiendas de que él era un hombre del caluroso semiárido venezolano? ¿qué hubiese pasado si obedece sumisamente al Libertador cuando el caraqueño lo degrada de su rango de General momentos antes de la cruenta Batalla de Bomboná, el 7 de abril de 1822? ¿Qué hubiese sucedido de no haber encontrado la muerte el General Torres en aquella terrible carnicería que fue la Batalla de Bomboná en 1822? ¿Cuál habría sido su papel en la liberación de Ecuador y del virreinal Perú de haber sobrevivido a la terrible y cruenta Batalla de Bomboná? Y una pregunta más insidiosa aun: ¿Cuál habría sido su posición en el espinoso asunto de la disolución de la Gran Colombia, llamada la Cosiata, inmensa aspiración abortada, salida del genio portentoso de Bolívar? ¿Hubiese retornado el General Pedro León Torres desde el Sur a su patria venezolana una vez terminada la Guerra Emancipadora, tal como lo hizo el General Jacinto Lara, su paisano caroreño? ¿A cuál de los bandos de la Guerra Federal se incorporaría Pedro León Torres ya anciano por esos años? ¿Hubiese fallecido a provecta edad y retirado apaciblemente de las armas en su Carora natal?
Quien escribe cree que el General Torres hubiese participado con gloria en la inmortal Batalla de Pichincha y Ayacucho, que seguramente asumiría posiciones de gobierno en Perú, pues había tenido experiencias de gobierno en Guayana y fue miembro del Congreso de Angostura de 1819, memorable momento en donde Bolívar pronuncia su célebre Discurso de Angostura que hecha las bases de la Gran Colombia.
Este es un ejercicio de imaginación histórica que cautiva por lo novedoso y sorprendente. Con todo, sería para los venezolanos y los larenses una gimnasia de pensamiento necesaria y vital para darle forma y consistencia al sentido crítico, en un país que, como sabemos, carece cruelmente de memoria y de imaginación histórica, tal como se lamentaba nuestro insigne Maestro trujillano Mario Briceño Iragorry (Mensaje sin destino, Ensayo sobre nuestra crisis de pueblo, 1951).
Centenario del Natalicio del General Pedro León Torres en 1887 y la Exposición Regional de Carora en 1922
Como hemos dicho en otras ocasiones, las Ferias de San Juan Bautista de Carora nacieron en 1922, durante la larga dictadura del general Juan Vicente Gómez, pero no con el nombre del santo patrono de la ciudad, Juan el Bautista. Se llamaron tales eventos de principios del siglo XX Exposición Regional de 1922, en Homenaje al Primer Centenario de la Muerte del General Pedro León Torres. Como se notará, el nombre de San Juan no aparece aun en este momento, pero será esta Exposición Regional de 1922 el germen e inicio de lo que se constituiría en las Ferias de San Juan Bautista de Carora en lo sucesivo, hasta llegar con tal denominación al siglo XXI.1
Veamos de qué manera la Exposición Regional de 1922, organizada por el Concejo Municipal, la Jefatura Civil, Diario de Carora, Club Torres y algunas casas comerciales, se transforma en lo sucesivo en Ferias de San Juan Bautista de Carora, un interesante y curioso proceso digno de enfatizar. Lo primero que debemos destacar es que estamos asistiendo a la conformación de la Idea de Nación, la construcción de héroes, de patriotas y de ciudadanos, como nos dice el historiador Reinaldo Rojas 2. Sucede que el más querido y sensible Héroe de la Patria de los caroreños es el desgraciado General de División Pedro León Torres, fallecido muy lejos de su terruño natal en 22 de agosto de 1822 en la población de Yacuanquer, Nuevo Reino de Granada, Colombia, tras recibir terribles heridas mortales en la dificilísima y cruenta Batalla de Bomboná, 7 de abril de 1822. Este patriota participa en la Campaña del Sur, liderada por el Libertador Simón Bolívar. En ella participa otro notable patriota caroreño, el General de División Jacinto Lara (1777-1859), pero es el General Pedro León Torres quien atrapa una sensibilidad, un sentimiento muy marcado del pueblo que lo vio nacer en 1787. Ello se deberá a su sinigual coraje y audacia de soldado, que hizo exclamar al General José Antonio Páez “el valor de Torres da miedo”, así como a su trágica muerte acontecida tras larga agonía de 137 días, cuando apenas contaba con 34 años de existencia, y debemos agregar el hecho de que sus restos mortales aún no han sido repatriados a Venezuela y su Panteón Nacional 3.
Pero hay una coincidencia cronológica que es preciso destacar: el nacimiento del General Torres, el 25 de junio, coincide con la realización de las fiestas patronales de san Juan Bautista de Carora. Ello quiere decir que allí se produce, como dice el cronista Alejandro Barrios Piña, un sincretismo cultural 4 que une la tradición religiosa católica a la tradición de la Patria en vías de conformación en los días del solsticio de verano boreal venezolano.
Es necesario e ineludible destacar una curiosa e interesante situación del bronce del héroe de Bomboná. Sucedió que el busto del General Pedro León Torres ocupó hasta 1930 el sitio que le correspondía al Padre de la Patria Simón Bolívar, esto es la Plaza Bolívar de Carora, pero cuando se conmemora con gran entusiasmo y boato el Primer Centenario de la muerte del Libertador en 1930, el busto del General Torres que estuvo allí desde 1887, Centenario de su Natalicio, tendrá otro destino, pues se le construirá una plaza en su memoria a dos cuadras al Este de la Plaza Bolívar, en la calle principal de la ciudad de Carora, la calle Bolívar.
De modo pues que las Ferias de San Juan Bautista de Carora tendrán como inicio el evento patriótico y nacionalista que se vincula estrechamente a la tradición del catolicismo en la antigua ciudad de san Juan Bautista el Portillo de Carora. Se trata de lo que llama Reinaldo Rojas un universo simbólico de mitos y representaciones sociales en construcción.5, es el nacimiento de la “religión de la Patria” imbricada indisolublemente a la religión católica que implantó el español desde el siglo XVI en estas remotas geografías del semiárido occidental venezolano.
Queda de tal manera abierto el camino para realizar las segundas jornadas expositivas caroreñas en 1943. Se les llamó Primera Feria Exposición Ganadera del Distrito Torres, y se realizan en tiempos del gobierno del civilista general Isaías Medina Angarita y de la horrorosa Segunda Guerra Mundial. Realizadas durante el solsticio de verano y próximas a los festejos del santo patrón, comenzaron a ser llamadas Ferias de San Juan Bautista de Carora hasta los días de hoy. Hace su aparición en estas segundas ferias de Carora su majestad el ganado bovino, renglón agropecuario que distingue nacional e internacionalmente al Municipio Torres con su insignia y bandera: el Ganado Raza Carora, único en el trópico y que además muestra un doble propósito excepcional: la producción de carne y leche. Una maravilla genética lograda por cruce del antiguo “ganado amarillo de Quebrada Arriba” y la noble raza Pardo Suizo, iniciada por Teodoro Herrera Zubillaga y sus hasta ahora anónimos ayudantes campesinos, en este empeño que le ha dado fama universal a esta ciudad del semiárido larense venezolano.
Luego de siete años de suspenso, las 41° Ferias de San Juan Bautista de Carora, que coinciden con el Bicentenario del Fallecimiento del General de División Pedro León Torres, se realizan con brillo y entusiasmo este mes de junio de 2022, un logro del Alcalde Javier Oropeza y los sectores económicos agropecuarios, la industria y el comercio que lo respaldaron. Estas Ferias son, en este sentido, un capital simbólico (Pierre Bourdieu) de los “patricios caroreños” y otros representantes de la boyante economía agropecuaria de nuestro Municipio Torres.
Luis Eduardo Cortés Riera