Ciertamente, en Venezuela carecemos de una cultura tributaria relegada por la existencia de una próspera economía petrolera desde 1917, cuando principia una distorsión con la implantación de la monoproducción que a la vez generó un hiperestado que todo lo controla. Las expresiones de la falta de diversificación económica por más de cien años que nos impidió alcanzar el desarrollo.
El planteamiento de crear un sistema tributario en el país no es nada nuevo. Recordemos que en su segundo mandato el expresidente Rafael Caldera lo esbozó a manera de propuesta al país al igual que la reforma del Estado. Pero los actuales mandarines del régimen lo fulminaron, entre estos el difunto Hugo Chávez Frías. Es más, estos llegaron al poder apuntalados en una dura campaña contra el cobro del IVA. Entonces su aplicación de impuestos era mala para levantar la demagógica bandera de que perjudicaba a quienes devengan menos ingresos. Pero, una vez en el poder prosiguieron con el mismo más otros.
En el país se cobra impuestos a la calladita. Su pago ha ido en crecimiento pero decrece su empleo para el bienestar del pueblo. Su aplicación es una vía factible para captar riqueza que bien utilizada se puede invertir en el impulso del desarrollo como ha ocurrido en EEUU y Europa.
Pero surgen dudas razonables sobre de quién proviene el planteamiento y en las condiciones en qué se hace. Lo formula un régimen fracasado en lo económico que destruyó la industria petrolera y dejarnos sin gasolina en un país petrolero responsable de la pavorosa crisis que hoy padecemos similar a la registrada durante la Guerra de independencia y la Guerra Federal. Un sistema con unas empresas quebradas por improductivas. Ello más los escandalosos hechos de corrupción en que han estado involucrados sus cabecillas. Son 23 años de estruendoso fracaso del socialismo del siglo XXI en que las peores consecuencias las ha llevado el pueblo. Con tan nefastos antecedentes se disparan las suspicacias hasta el más neófito de los mortales. Pues es mucho el riesgo de que ese dinero caiga en manos de incapaces y el saco roto de la corrupción.
Malos gerentes y administradores embarrados de corrupción de los pies a la cabeza. Gente que no asimiló el consejo de Lenin de “atravesar el pantano sin llenarse todo el cuerpo de fango”. Elementos de esa calaña no inspira ninguna confianza cuando de recaudar impuestos se trata.
En Venezuela habría que hacer como en Kuwait donde establecieron una legislación para castigar a quienes osen apropiarse del Fondo de Pensiones. En ese país árabe públicamente amputan la mano a los que se roban los recursos del mismo.
Países como EEUU, Chile, Alemania, entre otros, tienen un eficiente sistema tributario que retribuye lo recaudado a la ciudadanía en progreso, bienestar y felicidad por medio de eficientes servicios públicos. Un sistema tributario ejemplar apuntalado en una eficaz gerencia pública.
Lamentablemente, la realidad venezolana es diferente a la de EEUU y Europa donde la riqueza por impuestos es bien usada por los gobiernos de turno, disminuyendo además el peligro de que los políticos corruptos se la apropien.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11